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» La voz de San Justo
Fecha: 27/12/2025 15:20
Con apenas 18 años, la armadora surgida de El Tala combina estudios universitarios en Córdoba, competencia de alto nivel en Instituto y un regreso cargado de sentido al club que la formó para disputar la Liga. Con apenas 18 años, Sofía Toriano ya transitó un recorrido que combina formación deportiva, decisiones profundas y un proceso acelerado de maduración personal. Armadora surgida de El Tala, la joven volvió a ponerse la camiseta del club para disputar la Liga, en medio de un año intenso que la tuvo jugando en Instituto de Córdoba mientras iniciaba su carrera universitaria. El regreso, aunque sea por un tramo del calendario, tiene un valor emocional fuerte y una carga simbólica difícil de disimular. Empecé a jugar al vóley en El Tala cuando tenía nueve años. Arranqué en el mini y después hice todas las formativas, recuerda. Su historia está estrechamente ligada al club, al que define como un espacio de pertenencia. Siempre jugué acá, con mis amigas, en mi casa, resume, dejando en claro que su vínculo va mucho más allá de lo deportivo. El 2025 marcó un punto de quiebre. Sofía se mudó a Córdoba para estudiar Nutrición en la universidad y, en paralelo, se incorporó a Instituto, una institución de referencia en el vóley provincial. Fue un cambio grande. No solo el vóley: una ciudad nueva, una carrera nueva, todo distinto. Fue fuerte, admite, al repasar un proceso que la sacó por completo de su zona de confort y la obligó a adaptarse rápidamente a nuevas rutinas. En lo deportivo, la exigencia fue inmediata. En Instituto disputó la liga local durante todo el año, con competencia constante y partidos cada fin de semana. Se juega muchísimo. Primero es un torneo todos contra todos y después los ocho primeros entran a Copa de Oro. En Sub 18 salimos campeonas del Súper Cuatro y en Sub 21 fuimos subcampeonas, enumera, con naturalidad, como quien logró sostener el rendimiento en un contexto de alta exigencia. El proceso de adaptación no fue sencillo. Me costó bastante al principio. Acá siempre había jugado con mis amigas y allá era todo nuevo. También no me esperaba jugar tanto. Fui medio encaprichada con la idea de seguir jugando al vóley y fue mucho todo junto, confiesa. Con el correr de los meses, el cuerpo y la cabeza empezaron a acomodarse. A medida que pasó el año, me fui acostumbrando un poco más, agrega. En Córdoba entrena tres veces por semana y combina la actividad deportiva con una carrera universitaria exigente. Cualquier carrera en la universidad ya es pesada. Combinarla con el vóley cuesta, pero lo voy llevando al día, explica. El equilibrio entre estudio y deporte se volvió parte de su rutina cotidiana, con horarios ajustados y una planificación constante. El regreso a El Tala, en el marco de la Liga Federal, fue vivido con entusiasmo. Volver fue re lindo. Jugamos siempre juntas y está bueno reencontrarse. También se están sumando chicas más chicas, y eso le da algo especial al grupo. Es como estar en casa, describe, resaltando el clima humano del plantel y el valor de compartir nuevamente la cancha con amigas de toda la vida. Sofía se desempeña como armadora, una posición clave dentro del equipo. Siempre jugué ahí, afirma. Desde ese rol, asume responsabilidades dentro de la cancha y aporta lectura de juego, conducción y orden. En el banco volvió a encontrarse con un cuerpo técnico conocido. A Maxi (Montenegro) ya lo había tenido el año pasado. Él estuvo antes en el club, se fue y volvió, así que ya nos conocemos, señala. Además del crecimiento deportivo, la experiencia en Córdoba le permitió ampliar su mirada sobre el juego y sobre su propio rol dentro del equipo. Allá todo es más intenso, desde los entrenamientos hasta la competencia. Te exige estar concentrada todo el tiempo y aprender a tomar decisiones más rápido, explica. Ese aprendizaje hoy se refleja en su regreso al club, donde aporta calma, comunicación y una lectura de juego más madura. En ese contexto, su vuelta también cumple un rol importante dentro del grupo desde lo simbólico. Su paso por una estructura más exigente le permite sumar orden y otra mirada dentro de la cancha. En un plantel joven, su presencia aporta liderazgo silencioso, toma de decisiones y confianza, aspectos que se vuelven claves en competencias largas y de alto desgaste físico y emocional. De cara a lo que viene, prefiere mantener los pies sobre la tierra. Es una oportunidad muy linda. Todas somos del club, entonces está bueno vivirlo juntas. La idea es ir partido a partido y dejar a El Tala en lo más alto posible, sostiene, sin grandilocuencias ni promesas desmedidas. Cuando habla del club, no duda. El Tala es todo. Me enseñó un montón de cosas, mis mejores amigas están ahí. Me costó mucho irme, pero no había muchas opciones. Siempre va a ser mi casa, afirma, con convicción. Por eso, volver, aunque sea por un tiempo, tiene un valor especial. Está buenísimo poder volver un ratito y después seguir con mi rutina en Córdoba. Volver a vivirlo, cierra Sofía, con la madurez de quien creció rápido, sin perder el sentido de pertenencia.
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