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» El Eco Tandil
Fecha: 27/12/2025 15:07
El secreto está en animarse, dar el salto y no mirar atrás Marta Pereyra comenzó a correr a los 60 años y, después de una década, ha participado en múltiples carreras. En su taller, rodeada de hilos y telas, pero también de fotos y medallas, relató su recorrido como atleta y persona. Por Gisele Noeli Zapata (*) Recibí las noticias en tu email Accedé a las últimas noticias desde tu emailSe crió en Juan E. Barra, un pueblo de calles de tierra y pocas casas, donde pasaba las tardes jugando, pero desde los 8 años, vive en Tandil. Marta Pereyra hizo la primaria en la Escuela 1 y luego estudió en la Técnica 3, donde aprendió el oficio de modista. Abrió el taller de costura en su casa, dedicó su vida al trabajo y a la crianza de sus tres hijos, hasta que después de enviudar, decidió empezar a correr. Hoy mantiene su taller de costura y en sus ratos libres, se dedica a entrenar. Su historia recuerda que nunca es tarde para descubrir nuevos hobbies y que, con constancia y ganas, la edad no es un límite. Sus inicios Desde joven, Marta Pereyra fue al gimnasio regularmente, pero el atletismo surgió en un momento difícil de su vida: había enviudado. Se sumó a un grupo de entrenamiento que tenía como fin caminar, pero el profesor le pidió que diera una vuelta al Dique al trote, que hizo sin saber que era capaz de lograrlo. A partir de ahí, comenzó la experiencia de disfrutar correr, mirarse, sentir que tenía mucho potencial y que el profesor confiaba en ella. El mundo del deporte la tomó desprevenida a los 60 años, como algo que no sabía que la apasionaba y en lo que no sabía que podía ser buena. Sus razones Correr es todo en su vida, aunque a veces no tenga ganas. Una vez que sale, su visión cambia por completo al estar al aire libre. Cuando vuelve del entrenamiento, siente que es otra persona. Correr es todo para ella. Entrena durante toda la semana, repartiendo los días entre gimnasio, donde hace trabajo de fuerza, y los otros donde sale a trotar, dependiendo de lo le que diga su profesor. Sabe que el entrenamiento es la base, no solo para rendir mejor, sino para evitar lesiones y poder seguir disfrutando de lo que más le gusta. Correr no es solo llegar, sino prepararse para hacerlo bien. Cuando se le pregunta por su equipamiento, responde sin dudar: Calzas, remeras deportivas, lo básico, y unas buenas zapatillas, por supuesto. El calzado es fundamental. Y también las medias, no cualquiera sirven para correr. A veces sale sola, otras con una compañera que la espera para entrenar. En ese aspecto, remarcó la importancia de tener alguien que la motive, un corredor o un grupo que la acompañe en esa aventura y la vaya guiando. Tener un grupo te ayuda, reconoció. Las competencias Entre sus carreras preferidas está la tradicional Tandilia, de 11.111 metros sobre asfalto, que ya recorrió ocho veces. Solo se ausentó en 2024 por una lesión, pero mantiene la firme convicción de participar cada año: Hacerla es la cuestión. Hay dos carreras que le dejaron una huella especial: la primera fue en Villa La Angostura, un recorrido de 15 kilómetros entre montañas, lluvia y barro. Era su primera vez ahí, y fue toda una aventura: el terreno resbaladizo, los bastones para mantener el equilibrio, el paisaje imponente. La voy a recordar siempre, aseguró, porque fue una experiencia inolvidable. En Villa General Belgrano, corrió la Valhöll Trail Race, también de 15 kilómetros, con un desafío distinto: la altimetría. Las sierras de Córdoba la obligaron a avanzar casi a paso de hombre. No creo que vuelva a hacer otra carrera de montaña, pero esas dos fueron espectaculares, destacó. En ambas salió primera en su categoría. También tuvo experiencias en medias maratones. Me preparé, porque si no te preparás, no llegás. La primera fue dura, exigente, compartida con dos corredoras que la acompañaron hasta el final. La segunda, en cambio, la hizo sola, y fue ahí cuando descubrió otra forma de disfrutar: el ritmo propio, el silencio, la libertad. En la tercera volvió a salir con amigos y, aunque la experiencia fue buena, admitió -con una sonrisa- que, quizás, le gusta más cuando el camino la encuentra sola. No tiene contados los premios que lleva ganados, pero sí los nervios que sufre antes de cada carrera, y la satisfacción de cuando llega al final, o el orgullo de estar en el podio: Es maravilloso subir, sea tercera, sea segunda y, si es primera, mejor. Aprendizaje Hoy, después de diez años en actividad, todavía no puede creer todo lo que logró, todo lo que hizo en los entrenamientos, porque al fin y al cabo, los resultados de cada competencia dependen de la disciplina y constancia que puso en esos entrenamientos. Con una mezcla de orgullo y naturalidad, afirmó que ha salido incluso cuando llovía. Ahora, si ve que se larga fuerte antes de salir, lo piensa dos veces: Si está lloviendo, olvídate, no salgo. Pero si la lluvia la sorprende en medio del camino, no se detiene: Si me agarra una lluviecita, sigo haciendo lo que tengo que hacer y punto. Correr no solo cambió su mentalidad, sino también su salud. Quizá puede sufrir molestias propias de la edad, pero se siente mucho mejor, ya que su cuerpo cambió para bien. A veces se pregunta: ¿Marta, te das cuenta de todo lo que hiciste?, y recuerda los entrenamientos, las horas de esfuerzo, los días en que no tenía ganas y, aun así, iba. Más que correr, aprendió a mantenerse en movimiento, y eso es lo que la hace sentirse viva. Marta sigue entrenando, sin buscar récords ni medallas. Corre porque le hace bien, y recuerda que todavía puede, que el cuerpo y la voluntad siguen en movimiento. Este deporte le dio mucho más que fuerza: amigos, salud y una alegría que no cambia con el tiempo. Con sus 70 años, demuestra que no hay edad para enfrentar nuevos retos, que los límites no están en el cuerpo, sino en la mente, que si uno se propone algo, puede lograrlo, sólo hace falta la decisión y el coraje de dar el primer paso. A veces, el secreto está en animarse, dar el salto y no mirar atrás. (*) Esta entrevista fue realizada en el marco de la materia Práctica Profesional 1 de la Tecnicatura en Comunicación Social del ISFDYT 10 de Tandil, bajo la tutela de la profesora Carolina Cordi. Más de 143 años escribiendo la historia de Tandil
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