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» Agencia Nova
Fecha: 27/12/2025 15:02
Por Daniel Omar Montiel (*), especial para NOVA Dos modelos, dos moralidades, dos destinos I. Cuando los resultados hablan, la verdad se impone Las políticas públicas no se evalúan por slogans ni por teorías importadas, sino por sus consecuencias concretas en la vida del pueblo. Y los resultados del modelo neoliberal libertario aplicado por Javier Milei ya son objetivamente visibles, especialmente sobre quienes menos tienen. No se trata de opinión. Se trata de daño social verificable. II. Resultados nefastos del modelo neoliberal libertario El modelo aplicado a nivel nacional parte de una premisa extrema: el mercado por encima de la sociedad, el ajuste por encima de la vida. Consecuencias directas sobre los más vulnerables Niños enfermos sin acceso garantizado a medicamentos, tratamientos o atención especializada por recortes y desfinanciamiento.* Personas con discapacidad abandonadas por la quita de programas, pensiones, apoyos y cobertura. Adultos mayores empujados a la indigencia por el deterioro de jubilaciones, el aumento de medicamentos y la pérdida del poder adquisitivo. Familias enteras afectadas por la paralización del Estado como garante mínimo de dignidad. Esto no es una falla colateral. Es la consecuencia lógica de un modelo que considera al ser humano un costo. Un Estado ausente. Paralización de la obra pública. Desmantelamiento de políticas de cuidado. Ajuste fiscal como único horizonte. Reducción del Estado incluso en áreas donde su presencia es vital. Hecho irrefutable: cuando el Estado se retira, los pobres no son reemplazados por el mercado, son descartados por él. III. La diferencia moral: dos concepciones de la política Aquí no hay solo una disputa económica. Hay una diferencia ética profunda. El modelo neoliberal libertario: Prioriza el interés financiero sobre la vida humana. Convierte derechos en mercancías. Reduce la política a contabilidad. Justifica el sufrimiento como sacrificio necesario. El Nuevo Modelo Formoseño parte de otra verdad: la política es un acto moral antes que técnico. IV. Los principios rectores del Nuevo Modelo Formoseño Desde 1995, en *Formosa* rigen principios claros, sostenidos en hechos: La ética sobre la técnica. No todo lo técnicamente posible es moralmente aceptable. El bien moral sobre el interés financiero. La economía debe servir a la vida, no al revés. El bien común sobre el interés individual. Nadie se salva solo en una comunidad organizada. Las personas sobre las cosas. El ser humano no es una variable de ajuste. El espíritu sobre la materia. Sin valores, no hay desarrollo verdadero. Estos principios no son discurso: se materializan en escuelas, hospitales, viviendas, caminos, conectividad y presencia estatal en cada rincón de la provincia. V. Formosa como prueba concreta El Nuevo Modelo Formoseño no promete, demuestra. Más de 1.500 obras educativas. Sistema de salud fortalecido y de alta complejidad. Vivienda, infraestructura social y conectividad. Inclusión territorial real. Estado presente aun en contextos nacionales adversos. Formosa no creció a pesar del Estado. Creció gracias a un Estado organizado, ético y humano. VI. Lo que este modelo le haría bien a la Argentina La ampliación de estos principios al plano nacional significaría: Un país que no abandona a sus niños, discapacitados y adultos mayores. Una economía subordinada al bien común. Un federalismo real, no declamativo. Un desarrollo que incluya, no que expulse. Una política que vuelva a ser servicio y no negocio. No se trata de copiar una provincia. Se trata de recuperar una moral pública. VII. Conclusión: una nueva ideología nacional Desde Formosa emerge una ideología nueva, profundamente argentina, humanista y cristiana: Anticolonial. Anti-exclusión. Anti-mercantilización de la vida. Pro-dignidad humana. Pro-justicia social Una ideología que demuestra que: el progreso verdadero no se construye con crueldad, sino con justicia. Decir esto no es atacar. Es defender a quienes no tienen voz. Porque cuando un modelo condena a los más vulnerables, callar no es prudencia: es complicidad. Y la verdad, aunque incomode, sigue siendo el primer acto de justicia. (*) Militante del Nuevo Modelo Formoseño.
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