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» Nota 22
Fecha: 26/12/2025 10:54
Educacion socioemocional: una nueva forma de domesticacion escolar? Por: Carolina Dome - Carolina Dome es psicologa. Magister en psicologia educacional. Docente e investigadora en UBA. Viernes 26 de Diciembre 2025 En los ultimos anos, la educacion socioemocional o bienestar socioemocional se fue instalando con fuerza en las agendas educativas argentinas. La Ciudad de Buenos Aires la incorporo como eje prioritario en el plan Buenos Aires Aprende 2025; la Provincia de Buenos Aires esta a punto de convertirla en ley con media sancion casi unanime. Misiones, Jujuy, Corrientes y Chaco ya cuentan con normativas similares. Todas las propuestas coinciden en un diagnostico alarmante: altos niveles de ansiedad, depresion y perdida de sentido entre estudiantes y docentes. Y todas las propuestas acuerdan en entrenar habilidades como autorregulacion emocional, resiliencia, empatia y trabajo en equipo mediante talleres, recurseros y cajas de herramientas que los docentes deberan aplicar en contextos disimiles. La importancia de la dimension emocional en los procesos de aprendizaje es indudable, el asunto es debatir que se entiende por ello, dado que en la mayor parte de propuestas sobre educacion socioemocional, estas quedan reducidas a la biologia de un individuo. La dimension afectiva de los vinculos y las tramas escolares, tan reparadoras como subjetivantes en muchos casos, son fundamentales en cualquier horizonte politico con sentido comunitario, pero parecen quedar por fuera de los nuevos enfoques. Al respecto, los textos del Ministerio de Educacion porteno son elocuentes: El bienestar socioemocional aparece como condicion fundamental para el aprendizaje, por encima incluso de los contenidos disciplinares y de la propuesta pedagogica. El material porteno se organiza en tres dimensiones soy, somos, actuamos que incorporan el uso de la primera persona del plural, pero que rapidamente se revelan como una suma de individuos que, en el mejor de los casos, cooperan. Lo grupal no trasciende la interaccion interpersonal y no incluye la institucion escolar: sus normas, sus desigualdades de poder, sus codigos disciplinarios quedan fuera de escena. Los problemas diagnosticados soledad, ansiedad, depresion, polarizacion se presentan como fallas en la gestion emocional de cada uno/a, nunca como efectos de condiciones materiales, de pobreza estructural, de precarizacion laboral docente o de un curriculum que expulsa sentido. La propuesta es profundamente instrumental: se ofrecen herramientas (semaforo de los conflictos, mapa interno, circuito del yo) que supuestamente cualquier docente puede aplicar para modificar la biologia emocional de sus estudiantes. Se cita, con ligereza, que la plasticidad cerebral permitira mejorar competencias como la empatia o la resiliencia mediante mindfulness o entrenamiento en inteligencia emocional. Asi, el cerebro pasa a ser el protagonista del aprendizaje, reducido a un organo que se reconfigura con recetas didacticas, ignorando que incluso la neuroplasticidad esta mediada cultural e historicamente desde el nacimiento. El sujeto que emerge de esta matriz es un sujeto adaptable, flexible, capaz de regular sus emociones negativas (ira, frustracion, tristeza) para mantener la productividad en contextos de amenaza permanente. Un sujeto que no cuestiona las condiciones que generan su malestar, sino que aprende a gestionarlo individualmente. Un sujeto resiliente ante la precariedad, empatico pero no solidario en el sentido politico, colaborativo pero no colectivo. En definitiva, un sujeto funcional al mercado laboral actual y a la naturalizacion de la desigualdad. Comparado con la Educacion Sexual Integral (ESI), la diferencia es abismal. La ESI parte de una unidad de analisis relacional y sistemica: los cuerpos, los generos, las sexualidades se constituyen en tramas de poder atravesadas por dinamicas de clase, raza y patriarcado. Propone una subjetividad que se construye reconociendo al/a otro/a como sujeto de derecho, habilitando legalidades que promueven el cuidado colectivo y la critica a las desigualdades. La escuela aparece como lugar de ampliacion simbolica, donde la sexualidad deja de ser tabu familiar para inscribirse en una red mas democratica de saber y reconocimiento. La educacion socioemocional, en cambio, parte de una unidad de analisis individual-cerebral. El malestar no es efecto de relaciones asimetricas de poder, sino de una mala gestion emocional. No interpela la institucion escolar ni sus practicas cotidianas; al contrario, refuerza el disciplinamiento al convertir al docente en un aplicador de tecnicas y al alumno en un auto-entrenador de su propia docilidad. Mientras la ESI habilita la politizacion del sufrimiento, la educacion socioemocional lo despolitiza y cae en la ilusion de que se puede auto-regular. En un pais donde mas del 66% de ninos y adolescentes viven en la pobreza, donde el suicidio juvenil es la segunda causa de muerte y donde la Ley de Salud Mental sigue sin presupuesto suficiente, la respuesta estatal no puede ser ensenar a respirar profundo o dibujar un mapa interno. Necesitamos mas equipos de orientacion escolar, mas trabajadores sociales, implementacion plena de la ESI y de la Ley de Salud Mental, presupuesto educativo real y, sobre todo, un debate colectivo con docentes, estudiantes y familias sobre que sujetos se forjan en nuestras aulas. Porque la escuela sigue siendo un organizador simbolico de gran centralidad en nuestras sociedades, aun con sus dinamicas conflictivas y su crisis historica. La cuestion es si esta es capaz de producir sujetos criticos, solidarios y con derecho a la indignacion, o sujetos resilientes que aprendan a sonreir en un mundo en crisis. La importancia de la dimension emocional en los procesos de aprendizaje es indudable, el asunto es debatir que se entiende por ello, dado que en la mayor parte de propuestas sobre educacion socioemocional, estas quedan reducidas a la biologia de un individuo. La dimension afectiva de los vinculos y las tramas escolares, tan reparadoras como subjetivantes en muchos casos, son fundamentales en cualquier horizonte politico con sentido comunitario, pero parecen quedar por fuera de los nuevos enfoques. Al respecto, los textos del Ministerio de Educacion porteno son elocuentes: El bienestar socioemocional aparece como condicion fundamental para el aprendizaje, por encima incluso de los contenidos disciplinares y de la propuesta pedagogica. El material porteno se organiza en tres dimensiones soy, somos, actuamos que incorporan el uso de la primera persona del plural, pero que rapidamente se revelan como una suma de individuos que, en el mejor de los casos, cooperan. Lo grupal no trasciende la interaccion interpersonal y no incluye la institucion escolar: sus normas, sus desigualdades de poder, sus codigos disciplinarios quedan fuera de escena. Los problemas diagnosticados soledad, ansiedad, depresion, polarizacion se presentan como fallas en la gestion emocional de cada uno/a, nunca como efectos de condiciones materiales, de pobreza estructural, de precarizacion laboral docente o de un curriculum que expulsa sentido. La propuesta es profundamente instrumental: se ofrecen herramientas (semaforo de los conflictos, mapa interno, circuito del yo) que supuestamente cualquier docente puede aplicar para modificar la biologia emocional de sus estudiantes. Se cita, con ligereza, que la plasticidad cerebral permitira mejorar competencias como la empatia o la resiliencia mediante mindfulness o entrenamiento en inteligencia emocional. Asi, el cerebro pasa a ser el protagonista del aprendizaje, reducido a un organo que se reconfigura con recetas didacticas, ignorando que incluso la neuroplasticidad esta mediada cultural e historicamente desde el nacimiento. El sujeto que emerge de esta matriz es un sujeto adaptable, flexible, capaz de regular sus emociones negativas (ira, frustracion, tristeza) para mantener la productividad en contextos de amenaza permanente. Un sujeto que no cuestiona las condiciones que generan su malestar, sino que aprende a gestionarlo individualmente. Un sujeto resiliente ante la precariedad, empatico pero no solidario en el sentido politico, colaborativo pero no colectivo. En definitiva, un sujeto funcional al mercado laboral actual y a la naturalizacion de la desigualdad. Comparado con la Educacion Sexual Integral (ESI), la diferencia es abismal. La ESI parte de una unidad de analisis relacional y sistemica: los cuerpos, los generos, las sexualidades se constituyen en tramas de poder atravesadas por dinamicas de clase, raza y patriarcado. Propone una subjetividad que se construye reconociendo al/a otro/a como sujeto de derecho, habilitando legalidades que promueven el cuidado colectivo y la critica a las desigualdades. La escuela aparece como lugar de ampliacion simbolica, donde la sexualidad deja de ser tabu familiar para inscribirse en una red mas democratica de saber y reconocimiento. La educacion socioemocional, en cambio, parte de una unidad de analisis individual-cerebral. El malestar no es efecto de relaciones asimetricas de poder, sino de una mala gestion emocional. No interpela la institucion escolar ni sus practicas cotidianas; al contrario, refuerza el disciplinamiento al convertir al docente en un aplicador de tecnicas y al alumno en un auto-entrenador de su propia docilidad. Mientras la ESI habilita la politizacion del sufrimiento, la educacion socioemocional lo despolitiza y cae en la ilusion de que se puede auto-regular. En un pais donde mas del 66% de ninos y adolescentes viven en la pobreza, donde el suicidio juvenil es la segunda causa de muerte y donde la Ley de Salud Mental sigue sin presupuesto suficiente, la respuesta estatal no puede ser ensenar a respirar profundo o dibujar un mapa interno. Necesitamos mas equipos de orientacion escolar, mas trabajadores sociales, implementacion plena de la ESI y de la Ley de Salud Mental, presupuesto educativo real y, sobre todo, un debate colectivo con docentes, estudiantes y familias sobre que sujetos se forjan en nuestras aulas. Porque la escuela sigue siendo un organizador simbolico de gran centralidad en nuestras sociedades, aun con sus dinamicas conflictivas y su crisis historica. La cuestion es si esta es capaz de producir sujetos criticos, solidarios y con derecho a la indignacion, o sujetos resilientes que aprendan a sonreir en un mundo en crisis. Suscribite! Y recibi las noticias mas importantes! Y recibi las noticias mas importantes!
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