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  • La idea incomoda de la Navidad | Analisis

    Parana » AnalisisDigital

    Fecha: 26/12/2025 10:40

    Emiliano Gomez Tutau Gracias por estos cuatro minutos, hoy 24, un dia que nos recuerda que la Navidad, en su sentido mas literal y mas profundo, significa nacimiento. A quienes nos gusta buscar el origen de las palabras, casi logicamente proviene del latin nativitas, y nombra eso que comienza, eso que irrumpe, eso que nace. Con el paso del tiempo, la Navidad se transformo en un acontecimiento global, religioso y cultural, compartido incluso por quienes no profesan la fe cristiana. Pero su sentido profundo sigue siendo el mismo: celebrar un nacimiento. Los primeros cristianos no celebraban el nacimiento de Jesus, sino su resurreccion: la Pascua. Recien en el siglo IV, bajo el Imperio de Constantino, la Iglesia fijo el 25 de diciembre como fecha para conmemorar la Natividad. No por una exactitud historica, sino por el valor simbolico de ese acontecimiento: recordar que algo nuevo puede nacer incluso en medio de la noche. Y es ahi donde aparece, con toda su fuerza, un concepto con el que durante mucho tiempo me choque sin terminar de comprenderlo del todo: la Natividad. Los Evangelios de Mateo y Lucas narran ese nacimiento de un modo deliberado y profundamente politico en terminos simbolicos. No hablan del nacimiento de un rey poderoso, ni de un nino rodeado de privilegios. Hablan de un nino envuelto en panales y recostado en un pesebre, porque no habia lugar para el. Un nino nacido fuera del centro de poder, en la periferia, en un contexto de fragilidad absoluta. No hay gestos de poder en esa escena. Hay sencillez, silencio y fragilidad. El contraste es intencional. Como ha senalado el papa Francisco, el palacio de Herodes queda al fondo, cerrado, frio, sordo al anuncio de la alegria, mientras que la vida nueva irrumpe en lo pequeno, en lo sencillo, en lo comun. Los primeros testigos de ese acontecimiento no fueron los poderosos, sino los pastores: los que vivian en lo simple, los que todavia tenian tiempo para lo esencial. La Natividad nos propone una idea potente y profundamente humana: lo verdaderamente valioso no nace del poder, sino de lo sencillo del cuidado. Habla de fragilidad, de ser recibido por otro, de saber que dependemos de una comunidad, de comenzar desde lo pequeno. Afirma algo esencial: toda vida importa, toda comunidad se funda en el encuentro y en el cuidado mutuo, y nadie se realiza solo. No hay realizacion individual posible si no hay comunidad que abrace, contemple y acompane. Por eso la Navidad se convirtio, con el tiempo, en un rito colectivo. Una pausa en el tiempo. Un reencuentro. Una mesa compartida. Un abrazo. Un perdon. Un volver a mirarnos. Cada noche del 24, ese mensaje se actualiza. No es nostalgia, no es un mecanismo de consumo, y no celebramos solo un hecho del pasado. Celebramos la posibilidad de que el mundo pueda empezar de nuevo. La Navidad nos recuerda que la esperanza no viene de arriba ni del dominio, sino de abajo, de los vinculos cotidianos, de la persona que esta a nuestro lado, si somos capaces de mirarla con atencion. En un tiempo atravesado por la crisis, el cansancio, el aturdimiento y la fragmentacion cuando pareciera que no estamos en ningun lado porque queremos estar en todos la Navidad no sirve para negar la realidad. Sirve, justamente, para detenernos, para bajar el ruido, para no quedar sordos como en el palacio de Herodes. Sirve para recordar que el tiempo no nos pertenece: nosotros transcurrimos en el, y que cada encuentro es unico e irrepetible. Tal vez el desafio de esta Navidad sea ese: detenernos, mirarnos, escucharnos, recuperar la cercania. Bajar el ruido. Bajar por un momento el telefono. Volver a la mesa. Estar presentes. Como me decian hace unos dias: tenemos que celebrar que estamos vivos. Y mientras estamos vivos, hay esperanza. Jesus nacio en una fragilidad extrema, entre los humildes, mostrando que la transformacion del mundo empieza desde abajo, desde lo sencillo, desde el cuidado. Nada ligado al dominio ni a la prepotencia de los que tiran posta; todo ligado a la cercania y al reencuentro con lo real. Que esta Natividad nos encuentre juntos, mirandonos con ternura, y con la conviccion de que, incluso en la fragilidad, siempre puede volver a nacer algo nuevo. Con mucho afecto y compromiso. (*) Concejal de Parana.

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