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Gualeguaychu » Infoner
Fecha: 25/12/2025 03:15
Aristoteles decia lo siguiente: El objetivo del arte es representar no la apariencia externa de las cosas, sino su significado interior, pues bien, en la esplendida imagen que capturo Fernando Piciana que gentilmente cedio para este articulo observo que en ella se esconden muchos significados no explicitados acerca de los cuales es sumamente necesario reflexionar, sobre todo en tiempos de pandemia. De alli la genialidad de Fernando en la toma de su imagen, y de la inestimable ayuda de la polisemia del arte que obra como disparador de estas lineas. La pregunta ante esta crisis inaudita del COVID-19 nos lleva a preguntarnos acerca del papel que puede jugar la filosofia en un momento en que la humanidad ha alcanzado la posibilidad tecnica de una destruccion total del planeta. Cual es la tarea propia del pensar en la era atomica? Como liberarnos de la opresion tecnologica y restablecer los lazos perdidos con la naturaleza? Muchas de las respuestas se revelan si ejercitamos un poco de introspeccion observando esa foto! Alli se ve una rama, vulnerable, fragil pero aun viva! Que a pesar de todo se erige incolume frente a un futuro incierto, borroso. Pindaro aquel excelso poeta griego que hablo de la excelencia humana decia que todas las personas eran como una planta joven, (como la de la foto) que crece en el mundo debil y quebradiza, en necesidad constante de alimento exterior. En esta frase se trasluce parte de nuestra humanidad. Somos capaces de construir, edificar, destruir con nuestras propias manos; pero hay un componente de fortuna que nos es externa y ajena. Hay algo (aunque lo desearamos) que no podemos manejar o siquiera controlar. Esta pandemia con sus perfiles mundiales ha desnudado nuestra finitud, ya que a pesar de las ensonaciones que produjo la razon, somos fragiles y vulnerables. Somos seres en constante despedida (Reiner Maria Rilke), nos dimos cuenta que no tenemos soluciones para todo lo que nos ocurre en la vida, porque llegamos demasiado tarde y nos vamos demasiado pronto. De alli el desafio del pensamiento de hacer filosofia en un mundo en crisis y en constante advenimiento. Cuentan que Heidegger, habia hecho inscribir en la puerta de su casa en Selva Negra una frase de Heraclito (para muchos el obscuro) que decia: El relampago lo dirige todo. Pensemos en la experiencia del relampago y su relacion con esta pandemia, especialmente cuando aparece en todo su poder en la noche. En un momento todo es visible gracias a la luz mas deslumbrante, y en el momento siguiente todo se hunde en la noche mas profunda. Esto es lo interesante de la crisis de la humanidad reciente, su fuerza iluminadora repentina, que devela nuestra dependencia y fragilidad. Ahora bien, si asumimos nuestra condicion de seres contingentes, como modifica esto nuestro mundo, nuestras preferencias, nuestras acciones? En primer lugar, sabiendo que inevitablemente somos seres hacia la muerte, y siendo esta experiencia intransferible dado que nadie puede morir por nosotros debemos preocuparnos en base a que estandares vivimos. De alli el surgimiento de la etica. Y segundo, repensar nuestra fragilidad y dependencia. Sabernos que somos como la rama de la foto de Fernando. Somos seres racionales, pero dependientes. Dependemos del ambiente, del agua, de nuestra casa comun, y de todos los seres que habitan en ella. En este marco valga aqui la pregunta retorica veterotestamentaria (del Antiguo Testamento): Acaso yo soy el responsable de mi hermano? (Gen 4.-9), respondemos indudablemente si. Pero, quien es mi hermano? O quien es mi projimo? (Lucas 10,25-37) la humanidad toda. Aun muchisimo antes de aquellos episodios biblicos Diogenes Laercio respondio en el mismo sentido cuando le preguntaron por su origen y sus deberes para con sus hermanos: Soy ciudadano del mundo; denotando que sus obligaciones se extendian mas alla de su familia y de su patria, y tenia como beneficiarios a todos los hombres de buena voluntad. Esta es la clave epistemica ante este nuevo mundo que se inicia con avance del virus COVID-19. Capacidad de pensar para tratar los problemas globales. Un pensar globalizado debe estar alejado de los nacionalismos, y mas cerca de los problemas universales. Y debe prepararnos para recibir una educacion mas centrada en problemas que nos aquejan a todos, sin distincion de sexo, nacionalidad o religion. Acaso al aire y al agua le importan las fronteras nacionales? Este hecho tan simple puede servir para que los ninos aprendan a reconocer que, nos guste o no, vivimos en un mundo en el que los destinos de las naciones estan estrechamente relacionados entre si, en cuanto se refiere a las materias primas basicas y a la supervivencia misma. La contaminacion de las naciones del tercer mundo como la nuestra, que intentan alcanzar un elevado nivel de vida, acabara en algunos casos, depositandose en el aire de las mas avanzadas contaminaciones. Sea cual fuere la explicacion que finalmente adoptemos sobre estas cuestiones, cualquier deliberacion que se precie de inteligente sobre la ecologia (como, tambien, sobre el abastecimiento de alimentos, salud global y la poblacion), requiere una planificacion global, un conocimiento global y del reconocimiento de un futuro compartido. Pero convertirse en ciudadano del mundo resulta a menudo una empresa solitaria. Es, como sostuvo Diogenes, una especie de exilio: un exiliarse de la comodidad de las verdades locales; del calido y acogedor sentimiento patriotico; del absorbente dramatismo del sentirse orgulloso de uno mismo y de lo que es propio. El fracaso de la globalidad hasta ahora se dio porque el patriotismo esta lleno de colorido, intensidad y pasion; mientras que el cosmopolitismo parece tener que enfrentarse a la ardua tarea de excitar la imaginacion. Hasta que una pandemia originada en China toca nuestras puertas. No en vano Ulrich Beck en su famoso libro La sociedad del riesgo: hacia una nueva modernidad escrito en 1986, manifesto que los problemas seran tan grandes, tan enormes, que no podran ser resueltos en la esfera nacional, Fukushima, el terrorismo, son prueba de esto. Hasta ahora, todo el sufrimiento, toda la miseria, toda la violencia que unos seres humanos causaban a otros se resumia bajo la categoria de los otros. Ha llegado el final de los otros, el final de todas nuestras posibilidades de distanciamiento, tan sofisticadas; un final que se ha vuelto palpable con esta pandemia. Se puede dejar fuera la miseria, pero no los peligros que engendra este virus. Ahi reside la novedosa fuerza cultural y politica de esta era. Su poder es el poder del peligro que suprime todas las zonas protegidas y todas las diferenciaciones de la modernidad. Su caracteristica es el miedo y no las diferencias estamentales que pudieran existir. El miedo construye muros como los que vimos ultimamente tapando el acceso de nuestra ciudad y genera la ruptura de la solidaridad entendida en el mejor sentido. No podemos ni debemos tratar de encontrar soluciones solipsistas (solamente yo existo), sino colectivas. De ahi que seria una verdadera tragedia para nosotros que el aislamiento social y preventivo, deviniera en un aislamiento emocional e intelectual en busca de soluciones individuales; en vez de pensar salidas que incluyan a toda la humanidad. Juan Ignacio Weimberg Abogado y Filosofo del Derecho
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