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    » La opinion

    Fecha: 23/12/2025 13:55

    En este significativo tiempo para los cristianos compartimos el Mensaje de la Comisión de Desarrollo Humano Integral de la Diócesis de Rafaela. Queridos hermanos en Cristo y a todas las personas de buena voluntad: Culminando este año jubilar como Iglesia que peregrina en la Diócesis de Rafaela, queremos seguir haciéndonos eco de los «gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren»1. Queremos abrazar la vida como llega, particularmente la más frágil, para reconocerla y acogerla, para acompañarla, sostenerla y hacerla crecer; pero también para dejarnos abrazar por el que más sufre. De este modo, nos recuerda el Papa León, descubrimos el abrazo del propio Cristo que nos habla y convierte nuestras estructuras y paradigmas, nuestros criterios y prioridades; nuestra vida2. ¿Cómo llega la vida de los hermanos de la Diócesis? A partir de un proceso de escucha relevado en los últimos meses*3 podemos alcanzar algunas conclusiones. La preocupación en cuestiones de seguridad, salud y educación aparece transversalmente tanto en los centros urbanos, los pequeños pueblos y colonias, como en la zona rural. Si bien se reconoce el refuerzo en recursos, vehículos, y equipamiento para la policía y el sistema sanitario; los robos y asaltos se multiplican y los profesionales de la salud escasean. Hay dificultad para el acceso a algunos medicamentos y retardos en la atención por la sobreexigencia del sistema público (realidad que golpea a los más humildes y, entre ellos, a los adultos mayores). Para las comunidades más pequeñas sigue siendo dificultoso el acceso a algunos servicios básicos (en algunos lugares, incluso, el agua). El problema de adicciones atraviesa todas las geografías y estratos sociales. Dentro de un contexto cultural con tendencia creciente al individualismo hedonista y al excesivo bombardeo de estímulos exclusivamente placenteros; se reconoce como causa, en el fondo, una profunda crisis vincular, que en muchos casos se remonta a la infancia y que emerge en modo crítico en la adolescencia. Hay también un registro preocupante de problemáticas relacionadas a la salud mental y de jóvenes y adultos mayores varones que se aíslan (con alarmantes cifras de suicidio). Los vínculos rotos (el quiebre del aprecio hacia uno mismo, hacia el entorno familiar, hacia la propia historia y las proyecciones futuras) alimentan el consumo problemático que, a su vez, origina nuevas rupturas. En este tiempo se ha crecido en la conciencia de este peligro y de la necesidad de abordarlo en modo integral, teniendo en cuenta las diversas dimensiones de la persona y confluyendo en acciones cooperativas entre instituciones públicas, privadas y ongs. En parroquias, escuelas, clubes y otros ámbitos comunitarios se desarrollan charlas y encuentros que permiten abordar con mayor apertura temas que antes eran silenciados. Además del consumo problemático de sustancias (drogas y alcohol), el juego compulsivo y las emociones gestionadas inadecuadamente como la tristeza, el miedo o la depresión; aparecen con mayor visibilidad problemáticas como la violencia intrafamiliar, el abandono escolar, la soledad en adultos mayores, y el sufrimiento emocional de adolescentes que no encuentran sentido o rumbo para su vida. El solo hecho de poder nombrar lo que duele, compartir experiencias y generar redes de contención es un paso fundamental para construir comunidades más sanas y fraternas. El contexto socio-económico (que remite a una historia de gobiernos de distinto signo político) no queda al margen de estas realidades. Si bien se están recuperando variables básicas de estabilidad macroeconómica, con mayores probabilidades de proyección a mediano y largo plazo y de crecimiento de algunos sectores de la economía; otros están en estancamiento o contracción. Entre las causas: el menor volumen exportado; las mayores importaciones de bienes; la mínima actividad de la construcción, y la débil demanda interna4. La incertidumbre sobre el futuro de quienes no tienen empleo, de quienes trabajan en la informalidad (con la precarización que implica que cerca de la mitad del mercado laboral esté en estas condiciones) e incluso de quienes están dentro del sistema, tensan los vínculos sociales y familiares. Como dato positivo vemos que se ha mantenido la paz social y la continuidad del funcionamiento político-institucional; pero debemos estar atentos a un fenómeno extendido de situaciones de implosión personal (sobre todo por la presión que padecen quienes tienen familia a cargo o los muchos que hoy no logran acceder a la vivienda propia; una expresión de este fenómeno es la continuidad del éxodo de jóvenes al extranjero). Aún así, en el relevamiento se subraya la capacidad de muchas personas y familias de resiliencia, de reinventarse y buscar alternativas para salir adelante con esfuerzo y creatividad. Jóvenes que se comprometen con su realidad, participan activamente, estudian y proyectan su futuro con esperanza. A pesar del contexto secularista, se verifican expresiones crecientes de apertura a la búsqueda religiosa y espiritual. También la continuidad de un entramado social que aún sostiene la participación y la ayuda entre instituciones (Estado, organizaciones sociales, iglesias) que ofrecen programas y talleres de formación en oficios, promoción humana y contención para personas que atraviesan situaciones de vulnerabilidad. Estos espacios brindan herramientas concretas para fortalecer procesos de inclusión y dignidad. Se va creciendo también en la valoración de la escucha (tanto en el ámbito eclesial como secular). Esta valoración no sólo se mide por los nuevos espacios que se abren para tal fin, sino también por la interiorización de un nuevo estilo dentro del servicio social y de la acción pastoral. Por otra parte, crece también la conciencia (y las iniciativas concretas) en favor del cuidado del medio ambiente como casa común. Así como persisten rémoras de actitudes asistencialistas y clientelares, también en varias regiones y amplios segmentos sociales perdura la cultura del trabajo y la aspiración de alcanzar las metas con el esfuerzo propio. Cabe destacar también el protagonismo de muchas mujeres que se organizan en la economía social a través de emprendimientos productivos, siendo sostén de la economía familiar. La esperanza cristiana se sostiene en la fidelidad de Dios que ha hecho alianza de amor con su pueblo en una historia concreta y para toda la eternidad. No habitó un tiempo ideal, sino que abrazó nuestra humanidad con toda su realidad y así como la encontró. Como Iglesia estamos llamados a recorrer el mismo camino. El amor restaurador, sanante y recreador de Dios transforma cada tiempo que vivimos en kairos, en oportunidad para reconocer y hacer crecer lo bueno y bello que ya está en germen; y para que en las dificultades, en las heridas y amenazas «el desierto se vuelva un Edén y la estepa un jardín»5. En vísperas de la Navidad contemplamos a María y a José abrazando condiciones frágiles, límites e incertidumbres. En esa realidad supieron acompañarse el uno al otro, encontrando ambos su punto de apoyo y la fuente de su alegría y de su paz en el niño; y en el Dios que lo habita. Que este tiempo nos encuentre caminando juntos como Iglesia y como sociedad abrazando la vida como llega y dejándonos abrazar también por quien nos regala la «esperanza que no defrauda»6; por Aquel que es capaz de hacer nuevas todas las cosas7. 1 Const. past. Gaudium et spes, n. 1. 2 Cf. León, Exhortación Apostólica Dilexit te (4 octubre 2025), n. 5 y 6. 3 Fuente: relevamiento entre junio y noviembre de 2025; además del valioso aporte de Cáritas Diocesana, se recibieron respuestas de sacerdotes, diáconos, religiosas y referentes laicos de Rafaela, Sunchales, Suardi, San Guillermo, Ceres, Clucellas, Villa Minetti, Gregoria Perez de Denis, Bauer y Sigel, Santa Margarita, Zenón Pereyra, María Juana 4 Cf. Informe Actualidad Industrial del Instituto de Investigaciones Económicas; FISFE (Federación Industrial de Santa Fe), octubre de 2025: el 60% del total de ramas industriales analizadas enfrentó un retroceso interanual de su nivel de producción: la industria siderúrgica, vehículos automotores, productos de metal y servicios de trabajo de metales, y maquinaria de uso general fueron las actividades de mayor incidencia negativa. Maquinaria agropecuaria, productos lácteos, molienda de oleaginosas, y carrocerías y remolques mostraron la mayor contribución positiva. Según este mismo informe del mes de noviembre, la actividad industrial de la provincia registró una caída interanual del 3,2%. 5Cf. Is 51,3 6 Rm 5,5 7 Cf. Apoc. 21,5

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