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» El Ancasti
Fecha: 23/12/2025 01:38
El Primer Encuentro Provincial de Masculinidades en Clave de Cuidado representó un aporte significativo en el modo de abordar una problemática compleja y persistente como la violencia de género. Organizado por la Dirección Provincial de Mujeres, Género y Diversidad junto al Poder Judicial, la Facultad de Derecho y Punto Violeta, el encuentro propuso un enfoque poco habitual, como es poner el acento en la responsabilidad del propio varón como sujeto activo de cambio y no solo como destinatario de sanciones. La actividad contó con la exposición central del Dr. Pablo Cumini, director del Centro de Varones de la Secretaría de la Mujer de Córdoba, una experiencia que viene consolidándose como referencia en el diseño de políticas públicas orientadas a la prevención de la violencia de género. Desde ese espacio se trabaja específicamente con varones que ejercen violencia, entendiendo que el fenómeno requiere abordajes integrales y sostenidos en el tiempo. Cumini explicó que la mayoría de los hombres que llegan al Centro lo hacen por disposición judicial, en el marco de medidas obligatorias destinadas a proteger a quienes están atravesando situaciones de violencia. Sin embargo, el eje del trabajo no está puesto en el cumplimiento formal de una orden, sino en generar procesos de reflexión y concientización que permitan a los agresores asumir la responsabilidad por sus actos, abandonar las conductas violentas y comprender que esas prácticas no pueden ser relativizadas ni justificadas bajo ningún argumento. La violencia no es un rasgo natural sino una conducta aprendida, sostenida por mandatos culturales que pueden y deben ser cuestionados. La violencia no es un rasgo natural sino una conducta aprendida, sostenida por mandatos culturales que pueden y deben ser cuestionados. Uno de los conceptos centrales desarrollados durante la exposición fue la necesidad de evitar la estigmatización. No se trata de etiquetar a “varones violentos” como si se tratara de una condición inmodificable, sino de hablar de “varones que ejercen violencia”, una distinción que reconoce la gravedad de los hechos pero, al mismo tiempo, habilita la posibilidad de cambio. La violencia, sostuvo Cumini, no es un rasgo natural sino una conducta aprendida, sostenida por mandatos culturales que pueden y deben ser cuestionados. Esta experiencia se inscribe en una tendencia más amplia que, bajo la denominación de nuevas masculinidades, viene ganando espacio en el debate público. Se trata de una mirada que se enfrenta a la masculinidad hegemónica tradicional y que no se limita al rechazo de las prácticas machistas propias de una sociedad patriarcal, sino que propone una revisión profunda de los roles históricamente asignados a los varones. Abandonar la dureza emocional como mandato, el distanciamiento afectivo en la vida familiar y el ejercicio del autoritarismo como forma de afirmación personal, para dar lugar a valores como la empatía, la sensibilidad y el cuidado, no solo mejora los vínculos individuales, sino que contribuye a construir una sociedad más equilibrada y justa en términos de género. Es un camino complejo poner el foco en la transformación de quienes ejercen violencia, interpelar los modelos culturales que la sostienen y promover nuevas formas de ser varón, pero es indispensable si se pretende avanzar hacia una convivencia más sana e igualitaria.
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