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La Paz » Politica con vos
Fecha: 20/12/2025 11:58
En los barrios, el ajuste no se discute en términos macroeconómicos, se vive en la ventanilla municipal, en el hospital local y en el Concejo Deliberante. Allí donde la demanda crece y los recursos se achican, la política enfrenta su prueba más concreto. Por Roberto García En los municipios, el ajuste no llega como una estadística. Llega como reclamo. Como vecino que espera una respuesta, como trabajador que no sabe si su contrato continuará, como comerciante que ve caer el consumo. El Estado más cercano se convierte, así, en la primera trinchera de una crisis que no se decide en el ámbito local. Las intendencias administran hoy un escenario cada vez más estrecho. Menos fondos, programas suspendidos, obras paralizadas y una demanda social que no disminuye. Sin embargo, el reclamo nunca se traslada hacia arriba, sino que se concentra en la puerta del municipio. Es allí donde el ajuste muestra su rostro más crudo y, también, su mayor desigualdad territorial. Los Concejos Deliberantes, llamados a ser espacios de debate y control, muchas veces quedan reducidos a la formalidad. Se discute poco y se explica menos. El ajuste se cuela en el orden del día sin nombre propio y en forma de prórrogas, recortes, reordenamientos administrativos. Decisiones que impactan en la vida cotidiana, pero que rara vez se traducen en un debate público real. En este contexto, la gestión local enfrenta una tensión permanente entre contener y decidir. Contener a quienes reclaman y decidir qué se sostiene y qué se posterga. Pero esa tensión no puede resolverse solo con silencio o administración burocrática. Gobernar, incluso en crisis, exige asumir posiciones y comunicarlas. Hay intendentes que entienden que el ajuste los excede y, en parte, tienen razón. Pero exceder no significa eximir. La ciudadanía no votó para que se administre la resignación, sino para que se ejerza representación. Explicar límites, defender recursos y priorizar con criterios claros también es una forma de hacer política. El ajuste visto desde abajo, en clave local, deja como enseñanza incómoda que cuando el Estado nacional se retira, el municipio no puede desaparecer. Puede tener menos herramientas, pero no menos responsabilidad. Porque es en el territorio donde la democracia se vuelve tangible o se vuelve ausente. Y es allí, en la escala más cercana, donde se define algo más profundo que una partida presupuestaria, se expresa de manera genuina la relación entre la política y la vida cotidiana. Cuando esa relación se rompe, el ajuste deja de ser solo económico y se convierte en una experiencia de abandono. (Obra elegida para esta Columna: Parábola de los ciegos de Peter Brueghel el Viejo, 1568. Museo de Capodimonte. Nápoles). Aseguran que el autor se basó en el dicho de Jesuscristo (Mateo 15, versículo 14): «Dejadlos, son ciegos que guían a ciegos. Y si un ciego guía a otro ciego los dos caerán en el hoyo» NOTA RELACIONADA
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