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  • Putin amenaza de nuevo a Europa con un “conflicto armado a gran escala” si no se trata a Rusia “con respeto”

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 20/12/2025 10:53

    Vladimir Putin en su rueda de prensa de fin de año (Sputnik/Gavriil Grigorov/Pool via REUTERS) Vladimir Vladímirovich Putin lleva siendo presidente de Rusia desde el año 2000. Graduado en Derecho por la Universidad Estatal de Leningrado y exagente del KGB (Comité para la Seguridad del Estado de Rusia), comenzó su carrera política como presidente del Comité de Relaciones Exteriores de San Petersburgo y es hoy el presidente de la Federación Rusa que más tiempo ha mantenido el cargo. En 1999, Putin era todavía director del Servicio Federal de Seguridad (sucesor del KGB) y secretario del Consejo de Seguridad. El 16 de agosto de ese año asumió la jefatura de Gobierno como titular y, Cuando Boris Yeltsin - presidente de Rusia desde la caída de la URRS en el 91 - renunció a su cargo, Putin dio un paso al frente y se convirtió en presidente interino de la Federación Rusa. En el año 2000 fue elegido presidente de manera oficial y (salvo un periodo en el que Dmitri Medvédev hizo las veces de presidente oficialmente aunque Putin, se dice, era quien controlaba el país desde un cargo de primer ministro debido a la limitación constitucional rusa de dos términos presidenciales), lo ha sido desde entonces. Guste más o guste menos, está claro: Vladimir Putin tiene una trayectoria imponente que le convierte en un aliado al que cuidar - o en un enemigo al que temer. Discurso de Mark Rutte, secretario general de la OTAN Putin asegura estar preparado para un “conflicto armado a gran escala” con Europa si no se trata a Rusia “con respeto” La última comparecencia anual de Vladímir Putin se extendió más de cuatro horas y dejó numerosos titulares. Durante su intervención, el presidente ruso se dirigió a quienes consideran real la amenaza de una invasión del Kremlin sobre Europa o la OTAN en menos de cinco años, tachándoles de “locos”. Coincide esto con un comentario reciente en el que aseguraba que, aunque Rusia no tiene entre sus planes lanzar ninguna nueva ofensiva, el país está listo “ahora mismo” si es lo que tiene que hacer en respuesta a cualquier acto europeo percibido como hostil. Trasladaba en su discurso una advertencia a Europa y la Alianza Atlántica de una escalada militar si su gobierno no percibe “respeto” o si sale adelante la idea de aislar Kaliningrado, enclave ruso situado entre Lituania y Polonia, y si “(la OTAN y los europeos) no nos engañan como nos engañaron con la expansión hacia el este de la OTAN”. En palabras de Putin: “Si se formulan amenazas de este tipo contra nosotros, las destruiremos. Acciones de este tipo conducirán simplemente a una escalada sin precedentes del conflicto, lo llevarán a un nivel completamente distinto y lo ampliarán hasta un conflicto armado a gran escala”. La preocupación por el tono empleado se suma a las advertencias de figuras políticas como Mark Rutte, secretario general de la OTAN, quien llamó a prepararse para “una gran guerra, como la que lucharon nuestros abuelos y nuestros bisabuelos”. Putin ya había insinuado previamente que Rusia está lista para afrontar un conflicto con Europa. El vocero de Putin dijo que Rusia aceptó “algunos” de los puntos de la propuesta de Estados Unidos sobre Ucrania Unos días antes, vestido en uniforme militar, el presidente ruso celebró la toma de Pokrovsk, ciudad en el este de Ucrania. “Quiero darles las gracias. Esta es una dirección importante. Todos entendemos lo importante que es”, expresó Putin ante la cúpula militar en un vídeo difundido por el Kremlin. Destacó que la ocupación de la ciudad “garantizará soluciones en el futuro a las tareas que inicialmente fijamos al comienzo de la operación militar especial”. Esta conquista, pendiente de confirmación final, brinda a Moscú una base para avanzar hacia el norte, en dirección a Kramatorsk y Sloviansk, las dos ciudades más relevantes bajo control ucraniano en la región de Donetsk. En los países bálticos, la tensión se vive de forma más intensa. Gobiernos de la zona llevan tiempo preparándose ante la posibilidad de una ofensiva rusa y confían en que una respuesta acorde al Artículo 5 de la OTAN - la cláusula de defensa mutua -sea inmediata en caso de un ataque. Putin volvió a referirse a la situación en Kupiansk, ciudad que, según dijo hace un mes, ya habría caído. Ahora habla de que la ciudad está “a punto de caer”, aunque el balance militar sigue abierto. El avance ruso en esa zona no ha conseguido, aparentemente, romper la resistencia ucraniana. La reciente entrada de Finlandia en la OTAN no ha pasado desapercibida en Moscú. El ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, reclamó su salida de la Alianza y en los últimos meses han reaparecido mensajes sobre antiguas reivindicaciones en territorios cercanos a la República de Carelia, una de las 24 repúblicas de Rusia que se encuentra en la frontera finlandesa. (Diseño Infobae) Las tensiones también se sienten en Estonia, donde el gobierno denunció esta semana una incursión ilegal de tres soldados rusos a orillas del río Narva, zona fronteriza. Los militares rusos permanecieron veinte minutos en territorio estonio antes de volver a cruzar la frontera, un hecho interpretado como una provocación en el contexto de alta tensión actual. Desde el oeste europeo, la atención mira hacia las posibles vías de diálogo. El presidente francés Emmanuel Macron sorprendió abogando por un regreso de las conversaciones directas entre Europa y Moscú, con el argumento de que si solo Washington habla con Rusia, el continente quedará fuera de la toma de decisiones. Macron recordó que intentó hablar personalmente con Putin en julio, pero aquella llamada generó polémica y no tuvo resultado tangible. El debate sobre fórmulas de paz plantea muchas incógnitas. Mientras algunos en Occidente mencionan la posibilidad de una solución de “paz por territorios”, desde el Kremlin nunca se ha ofrecido una aceptación total de ese modelo. Putin insiste en que el fin del conflicto pasa por abordar todas las causas, más allá del control de provincias concretas, y cumplir con las exigencias rusas. Así quedó reflejado también en sus palabras de fin de año, aludiendo a que, hasta que no se dé respuesta a las demandas de Rusia, la guerra no terminará.

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