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Parana » AIM Digital
Fecha: 20/12/2025 10:37
Una familia argentina necesitó ingresos mensuales superiores a 3.624.000 pesos para integrar el 10 por ciento de los hogares con mayores recursos del país durante el tercer trimestre de 2025. El dato surge de la distribución del ingreso relevada en los principales aglomerados urbanos y expone la magnitud de la brecha económica que atraviesa a la sociedad. Ese decil superior concentra ingresos familiares que parten desde ese umbral y se extienden hasta cifras que alcanzan los 150 millones de pesos mensuales. El ingreso promedio dentro del segmento fue de 5.597.559 pesos, muy por encima del resto de la escala, y abarca a poco más de un millón de hogares, que reúnen cerca del 12 por ciento de la población relevada. Una pirámide con diferencias marcadas La distancia entre los distintos niveles de ingresos resulta significativa. El noveno decil agrupa a hogares con ingresos de entre 2.650.000 y 3.620.000 pesos, mientras que el octavo se ubica entre 2.100.000 y 2.650.000 pesos mensuales. En el otro extremo, el primer decil concentra a los hogares con menores recursos, con ingresos que van desde 10.000 hasta 500.000 pesos y un promedio mensual de 349.654 pesos. La mediana de ingresos familiares se ubicó en 800.000 pesos, lo que implica que la mitad de los hogares argentinos percibió ingresos iguales o inferiores a ese monto. Este dato refuerza la amplitud de la brecha entre los sectores de mayores y menores recursos. Desigualdad persistente, con leve mejora La comparación entre los extremos de la escala muestra que la mediana del décimo decil fue trece veces superior a la del primero. Si bien la diferencia continúa siendo elevada, representa una leve reducción frente al año anterior, cuando la brecha era de catorce veces. En la misma línea, el coeficiente de Gini se ubicó en 0,431, por debajo del registrado en igual período de 2024, lo que señala una disminución interanual moderada de la desigualdad. Trabajo, género y composición del ingreso La mayor parte de los ingresos de los hogares provino del trabajo, con un 78,2 por ciento del total, mientras que el 21,8 por ciento correspondió a ingresos no laborales. Este componente tuvo un peso mucho mayor en los deciles más bajos, donde representó más de la mitad del ingreso total. También se evidenciaron diferencias en la estructura de los hogares y en los ingresos individuales. En los sectores de menores recursos, la cantidad de personas no ocupadas superó ampliamente a la de ocupadas, mientras que en el decil superior esa relación fue considerablemente más equilibrada. A su vez, los varones registraron ingresos promedio más altos que las mujeres, una brecha que persiste en todos los niveles de la escala. Un mapa social desigual Los datos muestran una leve mejora en los indicadores de desigualdad, pero confirman que la distribución del ingreso continúa siendo uno de los principales desafíos estructurales del país. La distancia entre quienes integran el 10 por ciento con mayores recursos y la mayoría de los hogares argentinos sigue marcando con fuerza la pirámide social.
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