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Parana » InfoParana
Fecha: 20/12/2025 10:30
Mientras el Senado se encamina a sancionar el proyecto oficialista el 26 de diciembre, un informe de la BCR revela que el campo aporta el 92,5% de las divisas netas. El superávit financiero del Gobierno depende críticamente de la estabilidad de las cadenas agroindustriales. La política y la economía convergen este mes en el Congreso con una premisa clara: el equilibrio fiscal no es negociable. La obtención del dictamen de mayoría para el Presupuesto 2026 en el Senado, lograda este viernes por La Libertad Avanza, dejó al descubierto los cimientos sobre los cuales el gobierno de Javier Milei planea edificar su gestión el próximo año. Sin embargo, detrás de la rigidez de los números fiscales presentados por Hacienda, asoma una realidad insoslayable: el rol estructural de las cadenas agroindustriales. Un presupuesto sin margen y bajo «sinceramiento» El oficialismo logró el dictamen tras aceptar la exclusión del polémico Capítulo XI, que buscaba derogar las leyes de Universidades y Discapacidad. Ante la falta de respaldo de las bancadas dialoguistas, el Gobierno prefirió ceder en las formas para garantizar el fondo: un presupuesto que proyecta un superávit financiero del 0,3% del PBI. El secretario de Hacienda, Carlos Guberman, fue tajante ante la comisión presidida por Ezequiel Atauche: «El 92% del presupuesto prácticamente no tiene margen de discusión». Bajo esta lógica, el Ejecutivo justificó la suspensión de leyes de financiamiento educativo y científico como un «blanqueo de la realidad», argumentando que nunca se cumplieron y que hoy la prioridad es la solvencia técnica. El agro: el garante del déficit cero Este ajuste fiscal encuentra su contraparte en los datos revelados recientemente por la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR). El informe subraya que las cadenas agroindustriales explican 1 de cada 5 pesos de la recaudación nacional ($26,2 billones en 2024). Sin este aporte, que representa el 19% de los ingresos del Tesoro, el plan de déficit cero sería matemáticamente imposible. La dependencia cambiaria es aún más profunda. En las últimas dos décadas, el agro generó un aporte neto de US$ 644.400 millones, equivalente al 92,5% de las divisas netas que ingresaron al país. Mientras el resto de los sectores (excluyendo minería) acumulan un déficit cambiario de US$ 400.000 millones, el campo se consolida como el único proveedor genuino de los dólares que el Banco Central necesita para estabilizar la macroeconomía en 2026. El federalismo de la «Responsabilidad Fiscal» El debate legislativo también envió un mensaje fuerte a los gobernadores. El Gobierno ratificó que el acceso a los mercados de deuda estará supeditado al cumplimiento estricto de la Ley de Responsabilidad Fiscal. Esto plantea un desafío para las 11 provincias donde el agro representa más del 70% de sus exportaciones. Estas jurisdicciones, que son el motor productivo del país, deberán gestionar sus recursos bajo un «corset» nacional, mientras sus complejos (soja, maíz, trigo, girasol y cebada) siguen tributando el grueso de los Derechos de Exportación que sostienen las cuentas de la Casa Rosada. Empleo y estabilidad social Más allá de lo tributario, la agroindustria funciona como un amortiguador social. Con casi 4 millones de puestos de trabajo (el 21,2% del empleo privado), la vitalidad del sector —que hoy opera un 8,9% por debajo de su pico histórico de 2015— es la que permite sostener la actividad en el interior del país frente al recorte del gasto público nacional. La clave del 26 de diciembre: Cuando el Senado debata el Presupuesto el próximo jueves, no solo se estará votando una planilla de gastos. Se estará ratificando un modelo donde el Estado se achica y la «maquinaria de dólares» del campo queda, una vez más, como el principal sostén de la estantería económica argentina.
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