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Parana » Analisis Litoral
Fecha: 20/12/2025 10:00
WhatsApp Facebook Twitter Messenger Copy Copied 0 Shares La exfuncionaria cuestionó en redes sociales la política habitacional del Gobierno nacional y provincial. Sin embargo, persisten interrogantes sobre proyectos anunciados durante su gestión que nunca fueron explicados públicamente. Hay silencios que pesan más que los discursos grandilocuentes. Y hay voces que, cuando reaparecen, no lo hacen para hacerse cargo de su pasado, sino para señalar desde una supuesta superioridad moral que ya no les pertenece. Blanca Osuna volvió a hablar. Esta vez desde Facebook. Acusó al gobierno nacional y provincial de “bastardear el derecho a la vivienda”, de rematar tierras públicas y de entregarlas a la especulación inmobiliaria. Palabras fuertes. Denuncias graves. Conceptos constitucionales bien declamados. Pero una pregunta se impone antes de cualquier debate ideológico: ¿con qué cara, con qué derecho y con qué representación se anima Blanca Osuna a señalar a otros? Porque cuando la ciudadanía le pregunta —con razón— por qué no hicieron ustedes las viviendas cuando gobernaron, la respuesta nunca llega. Cuando se le recuerda el Estadio Único de Paraná, presentado con bombos y platillos en el Teatro 3 de Febrero junto al gobernador de turno, el silencio es absoluto. ¿Dónde está ese estadio? ¿Dónde está la plata? ¿Dónde está la explicación? Blanca Osuna habla de derecho a la vivienda, pero nunca explica qué pasó con las promesas incumplidas, con los anuncios que quedaron en renders, con los actos oficiales que hoy sólo sobreviven en archivos y recuerdos incómodos. Habla de tierras públicas, pero no explica qué ocurrió en barrios como Amarras del Paraná, donde los vecinos no tienen acceso público al río. ¿Eso también es justicia social? ¿O ahí la Constitución no aplica? Más grave aún: cuando una dirigente política acusa delitos, negociados y maniobras ilegales, no alcanza con hacerlo en redes sociales. En un Estado de Derecho, quien acusa tiene la obligación de denunciar ante la Justicia. Lo contrario no es valentía política: es irresponsabilidad institucional. Y peor todavía, puede ser complicidad. No queremos pensar que Blanca Osuna sea cómplice de los delitos que insinúa. Pero entonces, señora, ¿ya presentó la denuncia donde corresponde? Resulta llamativo —por no decir indignante— que quien jamás rindió cuentas por el Estadio Único, quien nunca explicó el destino de fondos públicos ni asumió responsabilidades políticas por promesas fallidas, hoy pretenda erigirse en fiscal moral del presente. En un país normal, ese historial impediría ocupar cargos públicos, cobrar sueldos del Estado o pontificar sobre derechos vulnerados. Antes de acusar a Milei, a Frigerio o a cualquier otro, Blanca Osuna debería hacer algo mucho más simple y mucho más honesto: devolver la plata del Estadio Único, explicar su gestión y llamarse a silencio. Después, recién después, podrá hablar de derechos, de Constitución y de vivienda digna. La política no necesita más discursos altisonantes sin memoria. Necesita respuestas. Y Blanca Osuna todavía debe muchas.
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