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Concordia » Saltograndeextra
Fecha: 19/12/2025 17:14
La relación entre Estados Unidos y Colombia atraviesa uno de sus momentos más tensos. Donald Trump lanzó amenazas directas contra Gustavo Petro, mientras el mandatario colombiano responde con cifras y defensa de la soberanía. Analistas advierten sobre el regreso de la lógica intervencionista de la Doctrina Monroe. Una frase fue suficiente para encender la tensión diplomática: “él será el siguiente”. Con estas palabras, Donald Trump elevó el conflicto político con Colombia y apuntó directamente al presidente Gustavo Petro, acusando al país sudamericano de operar como una “fábrica de cocaína” y advirtiendo que enfrentará “grandes problemas” si no modifica su política antidrogas. Las declaraciones no quedaron solo en gestos simbólicos. Según las fuentes consultadas en informes periodísticos internacionales, Washington avanza con hechos concretos: Acciones militares selectivas en el Caribe y Pacífico contra embarcaciones señaladas como “narcoterroristas”. Incremento exponencial de designaciones de grupos latinoamericanos como organizaciones terroristas, que crecieron 175% en un año. Sanciones económicas y descertificación en materia de lucha contra drogas, afectando figuras clave. Este entramado legal y militar configura, según especialistas citados, una arquitectura destinada a legitimar una posible intervención futura. La respuesta de Petro: datos, soberanía y desafío político Gustavo Petro optó por responder con información oficial, estadísticas y un fuerte contenido político. Ante la Policía Nacional, aseguró que Colombia batió récords históricos de incautación de cocaína, defendiendo el trabajo de las fuerzas de seguridad: – 900 toneladas proyectadas para 2025. – Más de 7.200 toneladas incautadas en su gobierno. – 18.000 laboratorios destruidos, uno cada 40 minutos. El mandatario colombiano también rechazó la narrativa estadounidense que describe al país como plataforma industrial del narcotráfico. Al contrario, señaló que la mayoría de las estructuras destruidas son precarias y cuestionó la criminalización unilateral. Petro invitó públicamente a Trump a visitar Colombia para “conocer la realidad”, y exigió respeto para su fuerza pública, a la que definió como digna de “medalla” antes que de acusaciones. Reacciones internas y una vieja sombra: la Doctrina Monroe La tensión también repercute dentro de Colombia. Mientras sectores progresistas y aliados del Pacto Histórico cerraron filas en defensa de la soberanía, sectores ultraconservadores y algunos medios fueron criticados por reproducir el discurso de Washington. En paralelo, analistas regionales advierten que la estrategia estadounidense refleja la reactivación de la Doctrina Monroe, una visión histórica que subordina la soberanía latinoamericana a los intereses geopolíticos del norte. El bloqueo naval en Venezuela, señalado como antecedente directo, refuerza la alarma. Un tablero geopolítico en movimiento La disputa entre Trump y Petro trasciende la retórica. Representa un choque de modelos políticos, de visiones de seguridad y de relaciones hemisféricas. Mientras Washington endurece su línea, Colombia intenta blindar su autonomía política y su imagen internacional mediante datos, diplomacia y narrativa soberana. En términos regionales, lo que hoy ocurre con Bogotá será observado con lupa por los gobiernos latinoamericanos. Porque cuando la Doctrina Monroe vuelve a escena, toda América Latina queda en el tablero.
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