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Rio Negro » Adn Rio Negro
Fecha: 19/12/2025 16:10
(ADN).- Tras largas horas de debate y una sesión que duró más de 8 horas, los 46 legisladores votaron igual por el presupuesto en general pero en rechazo algunos puntos en particular. La aprobación unánime del Presupuesto del año siguiente y del paquete fiscal en la Legislatura de Río Negro fue, antes que nada, una foto política buscada para el gobernador Alberto Weretilneck, pero con fuertes críticas de todo arco opositor. En un escenario nacional de extrema fragilidad institucional y con provincias navegando entre el ajuste y la supervivencia, el oficialismo rionegrino logró lo que parecía improbable, decir que fue contundente en la última sesión del año con dos proyectos de cara al 2026. El dato no es menor. El respaldo transversal no expresa adhesión ideológica ni confianza plena en el rumbo económico provincial, sino una decisión política de no quedar del lado del bloqueo. Ningún bloque quiso cargar con el costo de aparecer como responsable de una crisis de gobernabilidad, especialmente en un año donde la caída de recursos nacionales obliga a los ejecutivos provinciales a administrar escasez. En ese marco, Juntos Somos Río Negro intentó mostrar fortaleza con el control del tablero legislativo. El oficialismo negoció obra por obra, artículo por artículo, atendiendo demandas territoriales de intendentes y legisladores que responden más a la lógica local que a una estrategia opositora coordinada. El consenso fue posible no por convicción, sino por fragmentación. Sin embargo, el acompañamiento en la votación general convivió con objeciones políticas de fondo. Hubo críticas al crecimiento del Estado, a la asignación de partidas sensibles como Salud y a la falta de definiciones estructurales sobre el rumbo económico tanto de parte del PRO encabezado por Juan Martín y el bloque peronista por parte de José Luis Berros, Ayelén Esposito y Luciano Delgado Sempe. La unanimidad, en ese sentido, fue más procedural que programática. El cierre de la sesión dejó al descubierto esa tensión. El retiro de legisladores tras la sanción del presupuesto expuso los límites del acuerdo: el consenso alcanzó solo hasta donde fue funcional. Lo que vino después ya no formó parte del pacto. Ese gesto, más simbólico que reglamentario, marca una Legislatura que acompaña lo indispensable, pero no se siente parte de un proyecto común. Weretilneck consiguió oxígeno político para 2026 y blindó la herramienta básica de gobierno. Pero el respaldo legislativo no despeja los conflictos que vendrán. El presupuesto aprobado es, en los hechos, un presupuesto de administración, no de expansión, en una provincia donde las demandas sociales y gremiales siguen creciendo y la calle ya mostró señales de tensión durante la sesión. El oficialismo ganó la votación, pero no consolidó un liderazgo hegemónico. La oposición, por su parte, eligió no confrontar ahora, pero dejó claro que el acompañamiento no es un cheque en blanco. El consenso fue real, pero también frágil y circunstancial. El desafío para Weretilneck será sostener esa gobernabilidad cuando el ajuste se traduzca en decisiones concretas. Porque si algo dejó claro el debate del Presupuesto 2026 es que, en Río Negro, la paz legislativa no garantiza estabilidad política.
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