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  • La competitividad petrolera, puesta a prueba

    » Clarin

    Fecha: 19/12/2025 12:33

    Los medios lo destacaron. La producción de petróleo argentino registró un récord histórico en octubre de la mano de la producción de Vaca Muerta. Con una producción total de 859.500 barriles diarios (b/d) superamos el anterior récord histórico de mayo de 1998 (853.000 b/d). Este logro fue impulsado por el crecimiento de la producción de petróleo no convencional (shale oil) que ya representa el 65% de la producción total. La producción de crudo convencional sigue declinando. La provincia de Neuquén también marcó un récord productivo provincial con 587.190 b/d. Con exportaciones crecientes que ya superan los 300 mil b/d y un mercado doméstico rumbo a la internacionalización, la Argentina es tomadora de precios del mercado internacional. Y allí las noticias no son tan alentadoras. Durante el mes de octubre, la cotización del crudo ICE Brent de primera línea a la que se referencian los crudos locales promedió los 63,95 USD/barril, mientras que en noviembre promedia los 63,90 USD/barril. La baja se explica por el incremento de los inventarios mundiales ya superada la incertidumbre sobre una nueva ronda de sanciones al petróleo ruso, el desarme de la política de recortes de oferta por parte de la OPEP, y el debilitamiento de la demanda global, en especial de China. Las expectativas que anticipan las cotizaciones en los futuros para el año próximo continúan a la baja promediando según las previsiones de la IEA de Estados Unidos a unos 55 USD/b. Estos pronósticos, que traducen expectativas de mercado, prevén en parte la continuidad del debilitamiento de la demanda mundial (ralentización económica) y el freno a la política de almacenamiento estratégico llevada a cabo por China durante este año, que contribuyó a limitar la caída de los precios apuntalando la demanda. La desaceleración en esas compras (alrededor de 1 millón b/d) pondrá presiones bajistas a los precios. Por otro lado, gran parte de esta caída se explica en la previsión de sostenido incremento de la producción de la OPEP+. El 2 de noviembre la OPEP+ ha ratificado el compromiso de aumentar la producción hacia diciembre de 2025 de acuerdo con sus objetivos, aunque va a diferir cualquier incremento hasta marzo de 2026. Se espera entonces un aumento de inventarios en el mundo de 2.2 millones diarios en 2026, frente a un promedio de 1,8 millones en 2025. Pero a estas razones basadas en los fundamentos del mercado, hay que agregar ahora, en un orden mundial con preeminencia de la geopolítica, la evolución de acontecimientos que pueden incidir en la seguridad del suministro petrolero, y, por ende, en las cotizaciones. Y hay que aceptar por el momento que la geopolítica está jugando a favor de horizontes de precios a la baja. Por un lado, el avance en la negociación de paz entre Rusia y Ucrania disipa en lo inmediato la posibilidad de extensión del conflicto y puede liberar restricciones a la comercialización de mayores volúmenes de petróleo y gas ruso. Pero hay otro dato geopolítico todavía infravalorado: la posible caída del régimen venezolano y el acceso al gobierno de fuerzas opositoras mucho más abiertas a las inversiones extranjeras y urgidas a recapitalizar el sector petrolero. Venezuela, con las principales reservas probadas de crudo convencional en el mundo, sólo produce alrededor de 1 millón de b/d, cuando en el pasado llegó a producir más de 3.5 MMb/d. Por supuesto, nada será inmediato, pero una apertura de Venezuela a la inversión extranjera puede traducirse en un salto de su oferta exportadora. Todo esto es relevante para la Argentina exportadora de hidrocarburos, porque en todas las proyecciones que asumen un desarrollo intensivo de Vaca Muerta para alcanzar a principios de la próxima década una producción de petróleo de 1.5 MMb/día, y a mediados de esa década una producción de gas natural de alrededor de 260 MMm3/día, parten de escenarios de precios de más de 70 dólares el barril en petróleo y 12 dólares el MMBTU en gas por barco (GNL). Si los precios de referencia se consolidan a la baja, para mantener el perfil exportador habrá que reducir costos para que nuestra producción de exportación sea competitiva. La estabilidad macro es clave porque baja la tasa de riesgo país, facilita el acceso al financiamiento y reduce su costo. Las reformas estructurales que se van a debatir en el Congreso (laboral, impositiva, previsional) también son fundamentales para mantener competitividad en el desarrollo intensivo de Vaca Muerta. Pero hay restricciones logísticas que encarecen los costos (transporte) y aduanas internas que encarecen los servicios. Los costos argentinos todavía duplican a los de Estados Unidos. Con precios a la baja, la competitividad de Vaca Muerta va a ser más dependiente de los costos y de la productividad doméstica. Hay algunos indicios alentadores. La caída de los precios ya ha comprometido la producción de los yacimientos convencionales que arrastran una declinación sostenida. Los crudos convencionales tienen altos costos de explotación. Con precios menores a 60 USD/barril, la actividad se resiente y la declinación se profundiza. Ante ese escenario, el gobierno nacional y el gobierno de Chubut en diálogo con la industria se comprometieron a un esquema de esfuerzos compartidos. El Gobierno nacional hizo su parte eliminando las retenciones a las exportaciones de los crudos convencionales de esa provincia, y las empresas se comprometen a mantener la producción y los planes de inversión necesarios para tal fin. A su vez, el gobierno provincial está revisando las regalías y los cánones que gravan la explotación. Se empiezan a sumar otras provincias con producción convencional. Un precedente a imitar en los desafíos porvenir.

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