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  • “Titanic”, un rodaje a todo o nada: el minuto en el que Di Caprio y Winslet sellaron su química y la perla oculta a James Cameron

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 19/12/2025 10:53

    Di Caprio y Winslet llegaron al casting con diferentes posturas y ánimos, pero se convirtieron en una pareja inquebrantable “Para no dejar que sea yo quien decida van a tener que echarme, y para echarme van a tener que matarme”. James Cameron estaba aferrado a la convicción de que su película sería un éxito. Los productores de 20th Century Fox querían que el cineasta achicara un presupuesto que no paraba de crecer -en millones de dólares- y que acortara una película que cada vez medía más minutos. Creían, los productores, que una inversión tan millonaria sería difícil o directamente imposible de recuperar. Y que una película de más de tres horas ahuyentaría al público. Pero Cameron estaba seguro de que ese cruce entre el drama, el romance y efectos especiales de un impacto inédito en la pantalla grande iba a rendir sus frutos. La criatura que nació de esa convicción, de unos 200 millones de dólares de presupuesto y del talento de dos jovencísimos actores fue Titanic. El film se estrenó el 19 de diciembre de 1997, hace exactamente 28 años, y todo lo que pasó a partir de la llegada de la película a los cines superó las expectativas de Cameron, de los productores, y de Leonardo Di Caprio y Kate Winslet. Y eso fue porque la película superó enormemente las expectativas del público, que se agolpaba en salas de todo el mundo para ver esa historia de amor en medio de la tragedia. La idea de la película nació de la obsesión de Cameron por los naufragios. Según el cineasta canadiense, el hundimiento del Titanic en 1912 era “el Everest de los naufragios”, así que él quería llevarlo a la pantalla grande. Para mostrar esa catástrofe del enorme crucero de lujo que viajaba desde Europa hasta Estados Unidos y cuyo sueño de majestuosidad se estrelló contra un iceberg, Cameron decidió acompañar esa tragedia con una historia romántica que empezara en el barco y terminara allí mismo. "Titanic" implicó la construcción de un barco a escala real del que se hundió en 1912. La producción de la película costó más que la construcción del transatlántico Para eso, necesitaba una pareja que hipnotizara a los espectadores. Buscó rostros bellos y jóvenes, dos caras todavía no tan conocidas que pudieran encarnar a Jack y Rose y hacer que esa historia de un romance repentino, prohibido, brevísimo y eterno, traspasara la pantalla. Para su protagonista masculino consideró a Christian Bale, a Tom Cruise y a Matthew McConaughey. McConaughey, incluso, creyó haber logrado el papel en las audiciones. Di Caprio, al contrario, no se tenía tanta confianza y, según contarían después quienes participaron de los castings, hasta se lo vio disgustado o desganado en algunas de las reuniones previas a la confirmación del papel. Kate Winslet estaba absolutamente decidida a conseguir el rol protagónico femenino de la película. Confiaba en que ese sería un enorme salto a otra liga actoral, un viaje sin escalas al reconocimiento de la crítica y popular, y otro escenario para sus contratos venideros. Durante todos los días que duraron los castings le hizo llegar a Cameron un mensaje manuscrito que siempre firmaba igual: “De tu Rose”. Di Caprio, en cambio, parecía alejarse cada vez más de conseguir el papel. Su mayor disgusto en medio de la selección fue cuando creyó que estaba asistiendo a una reunión con Cameron y en realidad estaba yendo a una “prueba de química” con Winslet. “Leo se puso de muy mal humor cuando tuvo que leer una parte del guion en un encuentro que pensó que sólo sería una reunión sin ningún tipo de prueba. Pero apenas empezó la instancia para probar la química entre él y Kate, todo cambió en un minuto. De un instante al otro se convirtieron en la única pareja que podía protagonizar Titanic”, recordaría Cameron varios años después del estreno. La inundación de la Gran Escalera del barco fue la escena más desafiante desde lo técnico: no había ninguna chance de repetirla El cineasta dio un paso más para consolidar esa química que le ayudó a decidir quiénes serían los actores protagónicos. Decidió empezar a rodar por las escenas en las que Jack dibuja a Rose, que posa desnuda para él. “Era la mejor manera de terminar de romper el hielo entre ellos dos para que después todo fuera más fácil”, explicó el canadiense. El rodaje de Titanic se extendió por 160 días de trabajo intensísimo. Por la enorme obsesión de Cameron por los naufragios, pero también por su cuidado al máximo de los detalles históricos de los hechos reales que cuenta en sus películas, se organizaron veinte inmersiones en la zona en la que aún permanecen restos reales del transatlántico que se hundió en 1912. Sólo costear esas expediciones submarinas costó unos tres millones de dólares del presupuesto para la película. Esos tres millones salían de un presupuesto original de 109 millones de dólares en total. Pero la obra de Cameron terminaría costando prácticamente el doble: llegó a superar los 200 millones. Se convirtió así en la película más cara de las que se produjeron en su época. El film de Cameron costó más caro que lo que había costado construir el enorme crucero que efectivamente se hundió cuando atravesaba el Atlántico, al sureste de Terranova. El Titanic había costado, de acuerdo a un cálculo ajustado por inflación, 150 millones de dólares. La película costó 50 millones más. Y a medida que el presupuesto se engrosaba, los ejecutivos de Fox sufrían y advertían a Cameron que no podía hacer lo que quisiera. Temían que la película no lograra las expectativas del director y que las pérdidas resultaran insostenibles. Fox le pedía a Cameron prácticamente a diario que frenara la canilla de gastos millonarios que había abierto, y para eso le sugería al director -casi como una orden- que la película fuera más corta de lo que el cineasta tenía en mente. La productora no creía en un gran éxito de taquilla que fuera tan largo. Y ante esa exigencia, Cameron pronunció su respuesta célebre: que iban a tener que echarlo, y que para echarlo tendrían que matarlo. El final de la película suscita debates hasta hoy: ¿Jack entraba en la tabla que salvó la vida de Rose? Cameron sostiene que se trató de una "decisión artística" El canadiense ofreció devolver su salario como director y productor, que rondaba los 7 millones de dólares, y renunciar a su parte de las ganancias finales, a cambio de que nadie pretendiera interferir ni en la longitud del film ni en las decisiones creativas que él tomaba. Los costos de Titanic fueron monstruosos desde el principio. Para construir el set de filmación, Fox compró casi 162.000 metros cuadrados de playa en Baja California, México. Allí se construyó una réplica del barco de tamaño real y se regulaba la temperatura del agua de acuerdo a lo que necesitaba cada escena. “Duro en el set”, fue definido Cameron por algunos de los técnicos que trabajaron con él durante esos 160 días frenéticos. Su “perfeccionismo empedernido” lo hacía repetir escenas que, para muchos otros, habían salido bien. Así, las jornadas de filmación llegaron a ser de 20 horas en los casos más extremos, sobre todo en los días que requerían rodar durante la noche, ya que el naufragio se produjo a la madrugada. El mayor estrés del rodaje fue la filmación de una escena que no podía fallar por sus características técnicas. Se trata de la escena en la que la Gran Escalera del transatlántico se inunda. La escena requirió que el equipo técnico derramara violentamente 340.000 litros de agua sobre el set, algo que destruiría de manera irreversible la escenografía. “Sudé a mares”, dijo Cameron después del rodaje de esa escena. Sabía que tenía un solo intento y que no podía fallar. Lo que sí se dañó durante la filmación de Titanic fue la salud de Kate Winslet. Por su vestuario de época, no siempre pudo usar ropa térmica debajo de la ropa que requería su personaje. Por eso, las horas que pasó en tanques de agua muy fría le valieron no sólo una neumonía sino también una infección renal. Winslet, Di Caprio y Cameron en medio del rodaje que se extendió durante 160 días. Paramount Pictures Durante el rodaje, Winslet fue instada a compartir muy poco tiempo con los niños que participaron del film: “Decía demasiadas malas palabras”, contó Cameron entre risas. Ella y Di Caprio, que eran jovencísimos, forjaron desde el principio una alianza inquebrantable para acompañarse durante un rodaje muy largo que implicaría estar lejos de sus familias durante un tiempo considerable. Esa alianza en el set sería la puerta de entrada a una amistad que los une hasta hoy. Aunque al principio se mostró como un reacio en el casting, Di Caprio se puso a disposición de que la película fuera un éxito apenas empezó el rodaje y puso todo su talento a disposición. La frase más emblemática del film, “I’m the king of the world!” (“¡Soy el rey del mundo!“) fue pura improvisación de Di Caprio y Cameron la amó, así que la dejó en la película e incluso la citaría después al convertirse en el ganador del Oscar al Mejor Director. Esa película de presupuesto millonario se convirtió en un éxito feroz de taquilla. Durante quince semanas fue la película más vista en los cines de Estados Unidos. Se trataba de un récord inaudito para lo que ocurría con otras películas de la época. Además, el 1º de marzo de 1998, Titanic logró lo que ningún otro film había conseguido: superar los 1.000 millones de dólares de ganancias. En total, la película recaudó 2.264 millones de dólares. Fue la película más taquillera de la historia del cine por más de diez años hasta que otra la destronó: Avatar, también dirigida por Cameron. Ahora mismo, Titanic ocupa el cuarto lugar entre las películas más taquilleras de la historia del cine. Ese éxito impactó también en las premiaciones. Titanic se llevó once Óscar, algo que sólo había logrado Ben-Hur en 1959. Entre esas distinciones, ni Kate Winslet ni Leonardo Di Caprio se alzaron con una de las estatuillas. La cena de gala de la que participa Jack por invitación de la familia de Rose Cuando Titanic logró todo lo que logró, Hollywood entendió que una película de más de tres horas podía ser un éxito total, y que el romance en medio de una tragedia podía resultar atractivo para el público joven. Era algo en lo que la industria no confiaba, pero Titanic destruyó varios prejuicios del mundo del cine. Lo que nunca terminó de zanjarse, y hasta se convirtió en una manera de mantener la conversación sobre la película bien activa, fue la discusión sobre si Jack entraba en la tabla en la que Rose se sube para salvarse del naufragio, y de esa manera salvarse los dos, o si eso no era una posibilidad. A lo largo de los años, los fanáticos y los medios se dedicaron a especular sobre cuánto medía la tabla y cuánto peso podía soportar, pero Cameron resolvió la discusión asegurando que la decisión de que Jack muriera de hipotermia al final de la película fue “una elección artística, no algo vinculado a razones físicas de la tabla”. Aunque Cameron creía estar en completo control de lo que ocurría en su rodaje, hubo un detalle que le ocultaron durante varias semanas. El cineasta quería que la película tuviera sólo música instrumental. Pero el compositor de esa banda sonora, James Horner, decidió que no era una buena idea. En colaboración con Will Jennings, un exitosísimo letrista, compusieron “My heart will go on” y consiguieron que Céline Dion grabara un demo. Cameron escuchó la versión e hizo saber a su equipo del área musical que incluir la canción podía valerles ser criticados por “ser demasiado comerciales”. Pero finalmente el director aprobó que la canción fuera parte de la película: se convirtió en el single más vendido de la historia hasta ese momento. La suma de la insistencia de Cameron por mantener sus decisiones creativas, la química arrasadora entre Di Caprio y Winslet, la mezcla de amor y tragedia, el despliegue de una escenografía y unos efectos especiales de enorme impacto, y también una canción que se convertiría casi en una síntesis de la historia, Titanic se volvió una pieza inolvidable de la industria del cine. Y si no, prueben cambiar de canal cuando se crucen con la historia en pleno zapping.

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