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  • La almeja

    » Diario Cordoba

    Fecha: 19/12/2025 09:23

    Uno, que ya es mayor, recuerda a aquel alto cargo del PSOE que tuvo que dimitir de su despachera cuando se descubrió que se había echado novia a costa del erario. Lo supimos porque ella, temerosa de perder el empleo público, lo grababa en cinta casette cuando se acababa el tema y luego nos la ponía (la cinta, digo) a los periodistas. Aquel Ábalos radiado acabó en sentencia absolutoria. El caballero volvió a presentarse a las elecciones y ganó, lo prometo. O a aquel al que detuvieron, ciego como un piojo, en la puerta de un puticlub al volante de su auto. Alto a la Guardia Civil, documentación y tal. El asunto no computó como machista, parece ser, porque el acosado era el portero del meublé. Lo largaron, se presentó otra vez y volvió a ganar en las urnas. Con el mismo partido. Las cosas han cambiado tanto, dicen, que al poeta de Belalcázar lo han dimitido por los mensajes no solicitados a una subordinada sobre comerle la almeja. Dios lo llamó por muchos caminos, pero no por el de la poesía a este gozoso encalabrinado. Un letraherido al que los socialistas han apeado del cargo en su combate despiadado contra los guarros, contra los escribas sátiros y los papeos de bivalvo, suponemos. Hasta donde he mirado, el asunto tiene pinta de contradecir el 184 del Código Penal, que es lo que pasa cuando uno recibe propuestas no solicitadas y humillantes de encalabrinamiento en el ámbito laboral cuando existe relación de subordinación. Lo que se ha contado, si se confirmare en todos sus extremos, no es simplemente cuestión de babas sino un tipo delictivo concreto. Procede la dimisión, qué duda cabe, pero lo suyo es ser sometido al imperio de la ley con garantías. Los de comunicación política llaman «sacar la basura» a hacer públicos de forma controlada los asuntos menos favorecedores siempre en viernes por la tarde, que es cuando la gente está de compras. Tras lo de Salazar, peluquín monclovita, alguien con buen tino determinó que había que orear la casa de babosos. Y en unas horas se cepillaron a tres. Que os han purgado los vuestros, merluzos. Tanto punto violeta, tanta sororidad, y resulta que, en la mecánica cuántica del poder, están más pendientes del interés estratégico que de las víctimas. De verdad que no nos lo podíamos imaginar. Pero tiene uno la edad precisa para saber, ay, que estas cosas dependen. Que rara vez suceden sin que se tengan noticias previas porque al personal marrano se le conoce por los bofetones en grado de tentativa. Y que a lo que te descuidas, te los vuelven a colocar encabezando oficinas y cosas. La memoria es corta. Dura lo que una almeja. Si se me permite la metáfora. Esto va a ser estructural. Fijo que sí. *Periodista

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