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» Clarin
Fecha: 19/12/2025 08:38
La juventud no es un divino tesoro: según un reciente estudio científico publicado en la prestigiosa revista del National Bureau of Economic Research (NBER), “el malestar disminuye con la edad” y las personas alcanzan la cumbre de la felicidad a los 60 años. Para llegar a esa conclusión, los científicos midieron, durante décadas, parámetros relacionados al bienestar en más de cien países desarrollados y en desarrollo, entre ellos Argentina. “ Ya son diversas las investigaciones globales que venían demostrando que al llegar a los 60 años las personas equilibran sus prioridades, saben qué hacer y qué no hacer y se estresan menos porque tienen cierta sabiduría que les da la experiencia de vida”, explica Fabricio Ballarini, neurocientífico, autor de los libros REC, por qué recordamos (Sudamericana, 2015) y No sos vos, soy yo: Qué nos enseña la ciencia sobre el amor y el desamor (Ediciones B, 2025). Suscribite a Buena Vida Cada quince días, Florencia Cunzolo te cuenta lo último para cuidar tu salud y sentirte bien. Registrate acá. “Lo que vienen a confirmar los nuevos estudios es que el dogma popular que dice que cuanto más viejo sos más infeliz, es completamente falso”, añade Ballarini, que dirige el Departamento de Ciencias de la Vida del Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA) y del Laboratorio de Neurociencia Traslacional de la Facultad de Medicina de la UBA. La curva de la felicidad Los estudios sobre la felicidad comenzaron a publicarse a partir de 2008, liderados por Andrew Oswald, un especialista en comportamiento de la Universidad de Warwik, Inglaterra, y David Blanchflower, un académico de la Oficina Nacional de Investigación Económica de Estados Unidos especializado en el estudio de la “economía de la felicidad”. Esas investigaciones, que medían la felicidad a través de parámetros como el empleo, las relaciones, la salud física y mental, la situación financiera, el cumplimiento de metas y deseos, revelaron que el nivel de satisfacción a lo largo de la vida puede graficarse como una “U”. Esa curva comienza en un pico de felicidad en la infancia y adolescencia, cuando las personas tienen libertad, autonomía, amistades; decrece a partir de los 18 años, con la incorporación al mundo laboral o del estudio, las responsabilidades, y una menor sensación de libertad y placer; alcanza su punto más bajo alrededor de los 40 años; y, una vez pasada la crisis de la mediana edad, a partir de los 50, vuelve a ascender hasta alcanzar el cénit a los 60. "Los altos índices de felicidad de los adultos mayores están íntimamente ligados al bagaje que te da la pura experiencia". Foto ilustrativa Shutterstock. “Esos primeros estudios detectaron que la edad de los 40 años es el momento de mayor depresión, porque es un momento de mucha actividad laboral y de muchas más presiones. Además, a esa edad las personas comienzan a ser padres o madres y atraviesan una crisis que los lleva a hacerse un montón de preguntas. Pero después todo mejora”, resume Ballarini, que como investigador del CONICET se especializa en estudiar lo que ocurre a nivel cerebral durante los procesos de aprendizaje y memoria. “Esas primeras evidencias ya demostraban que la vida en el futuro siempre se pone mejor”. El reciente estudio publicado en la NBER ratifica esa tendencia ascendente, pero dibuja a la felicidad no ya como una curva en “U” sino como una línea recta que comienza desde abajo y va siempre hacia arriba. “Los mismos científicos que descubrieron la U ahora empiezan a ver que cuanto más grande sos, más feliz. Pero eso no significa que los jóvenes adultos tengan una infelicidad menos marcada, sino que los jóvenes actuales la están pasando peor que antes, están teniendo grados de infelicidad mucho más altos que en décadas anteriores y su salud mental se está deteriorando”, analiza Ballarini. —¿Qué es lo que está provocando que los jóvenes “la pasen peor que antes” y los adultos mayores sigan siendo “los más felices”? —Está vinculado a las redes sociales y el uso de la tecnología, que a los jóvenes los hace dormir peor, tener más ansiedad. Sumado a la incertidumbre laboral y la ausencia de vinculación en la “vida real”, todo eso está haciendo que los parámetros de salud mental en jóvenes estén muy mal. Estamos viendo niveles de depresión, falta de motivación y adicción a la tecnología nunca antes vistos en adolescentes. Y la edad del adulto mayor sigue siendo la etapa de mayor felicidad, también en estos estudios más recientes. —¿La tecnología también puede convertirse en un problema para los adultos mayores? —El vínculo con la tecnología en esta edad tiene otro aspecto preocupante, y es que si bien el uso de la tecnología le da posibilidad de hacer muchas cosas, cuando los adultos mayores empiezan a delegar mucho en la tecnología, como por ejemplo interactuar con el chatbox, o con una inteligencia artificial que les dice cómo hacer todo, se crea una atrofia cognitiva. Porque si vos antes escribías una receta o la memorizabas, había un montón de gasto energético positivo en esa práctica. Pedirle a una inteligencia artificial una receta no implica ningún desafío. Depender de esos atajos tecnológicos va atrofiando el “músculo” de la cognición y de la creatividad. Otro problema en adultos mayores es el uso de Tik Tok, que prendió mucho no solo en jóvenes sino también en adultos mayores porque es hiperadictivo. Tiene un algoritmo muy agresivo que rápidamente capta tus gustos: qué música escuchás, qué pensás políticamente, si te gusta hacer gimnasia, recetas. Desde las neurociencias estamos viendo que hay personas que pasan mirando videos de Tiktok el 50% de su día. Son videos sin ninguna estimulación cognitiva, que se olvidan rápido, cortos, que no permiten procesar la información. Y en los adultos mayores, que tienen mucho tiempo libre y quizás pasan más horas que el resto solas, eso es un peligro. "Los adultos mayores empiezan a delegar mucho en la tecnología", advierte el neurocientífico. Foto ilustración Shutterstock. —¿Qué actividades pueden beneficiar la cognición en adultos mayores? —Hace poco fui a dar una charla a una universidad en España, a unos 50 alumnos de alrededor de 18 años. Cuando salí del aula, entraron unos 300 adultos mayores, vestidos impecables. Me pareció rarísimo, me llamó la atención ver tanta gente grande entrando a un aula de la universidad. Pregunté a qué iban y me dijeron que había un programa que funcionaba muy bien, que consiste en convocar a profesores jubilados a que enseñen a otros adultos mayores lo que hacían, cuando las aulas quedan libres. "Hoy, por ejemplo, vamos a dar física cuántica”, me dijo uno. Era un físico que iba a contar qué era la física cuántica y el auditorio estaba repleto. Un evento gratuito, un espacio para socializar y aprender, que es algo fundamental a esa edad para mantener el cerebro sano. Deberíamos promover más ese tipo de espacios, que son muy fáciles de diseñar y dan beneficios directos para la cognición, y no requieren un gran costo económico para el Estado. Otra cosa fundamental a esa edad, más allá de los consejos clásicos como hacer ejercicio físico, moverse, caminar, bicicleta, alejarse de la televisión, es la lectura. Eso lo estudiaron dos investigadores argentinos que trabajan en memoria, Iván Izquierdo y Jorge Medina. Ellos dicen que leer una novela, leerle a tus nietos, leer el manual de un auto, lo que sea, al ritmo que puedas, es fundamental para mantener el cerebro activo. Y conversar. En ese sentido, la lectura tiene algo muy positivo que es que te da motivos de charla. Lo social, encontrarse por ejemplo en clubes de lectura, es algo sumamente beneficioso. —¿El hecho de que los adultos mayores sean “más felices” ocurre de manera similar en todos los países o la realidad económica particular de cada país hace diferencias? —Los estudios sobre la felicidad se hicieron en distintas culturas y en países con distintas economías, y demostraron que hay una raíz común en los países del mundo, que tiene que ver con la etapa de los adultos mayores relacionada al bienestar. La felicidad tiene forma de U en todas partes. En líneas generales, a partir de los 60, se ve que las personas tienen las cosas más o menos resueltas, muchísimo más tiempo, y poca presión laboral. Es un momento de bastante plenitud, un momento para disfrutar de cosas distintas a la que uno se imagina cuando es joven. La felicidad pasa por otros lugares. La idea central de estas investigaciones es que la vejez no tiene que ver con acercarse a la muerte o de infelicidad, sino que tiene sus momentos alucinantes. Sobre todo, estos estudios indican que los adultos mayores saben priorizar mejor los problemas. Cuando sos más joven te cuesta administrar los problemas y casi todo lo ponés al mismo nivel, entonces es muy difícil la vida. Necesitás experiencia para definir qué es más importante y qué menos importante. Podríamos decir que los altos índices de felicidad de los adultos mayores están íntimamente ligados al bagaje que te da la pura experiencia. ***
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