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  • Trabajadores pobres, gremios entregados y un Estado que administra abundancia para unos pocos y miseria para la mayoría

    » Diariopinion

    Fecha: 18/12/2025 16:12

    En el feudo que conduce Gildo Insfrán desde hace décadas, el ajuste no se disimula ni se explica: se aplica sin pudor. Docentes, personal de salud, empleados administrativos y fuerzas de seguridad continúan percibiendo salarios paupérrimos, cada vez más lejos de cubrir la canasta básica y de garantizar una vida mínimamente digna. El sueldo y el aguinaldo llegan como si fueran concesiones graciosas del poder, cuando en realidad se trata de derechos laborales que hoy resultan claramente insuficientes. El cuadro se vuelve todavía más grave por la actitud de los gremios alineados al oficialismo. Dirigentes sindicales que deberían encabezar la defensa del salario optan por el silencio, la obediencia y el acomodo político. No hay asambleas, no hay planes de lucha, no hay paros ni reclamos firmes. Apenas comunicados tibios y una pasividad que ya no admite excusas y que los ubica como socios necesarios del ajuste. Mientras tanto, la austeridad nunca alcanza a la clase política. Para el poder siempre hay recursos: sueldos asegurados, cargos, privilegios, estructuras partidarias intactas y beneficios que no se discuten. Tampoco se revisan los acuerdos con sindicalistas funcionales al régimen, que priorizan conservar sillones y prebendas antes que enfrentar al gobierno en defensa del salario de sus representados. Los aplaudidores del denominado "modelo formoseño" también guardan silencio. El relato oficial se desmorona frente a una realidad inocultable: trabajadores pobres, gremios entregados y un Estado que administra abundancia para unos pocos y miseria para la mayoría. En Formosa, el cronograma de pagos está publicado. Pero junto a esas fechas queda expuesta una verdad incómoda: cuando se trata de cuidar al poder y a sus aliados, la plata sobra; cuando se trata de dignidad salarial, solo hay ajuste, silencio y complicidad.

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