Contacto

×
  • +54 343 4178845

  • bcuadra@examedia.com.ar

  • Entre Ríos, Argentina

  • Soldado muerto en Olivos: las pericias clave y el recuerdo del caso Ramírez

    » LaVozdeMisiones

    Fecha: 18/12/2025 16:03

    Por Sergio Alvez Mientras se esperan los resultados de las pericias ordenadas en el marco de la investigación por la muerte del soldado misionero Rodrigo Gómez, ocurrido en la Quinta Presidencial de Olivos, la causa avanza bajo la órbita del Juzgado Federal de San Isidro, a cargo de la jueza Sandra Arroyo Salgado. En esta etapa del proceso, la Justicia Federal analiza las pericias forenses y balísticas realizadas en la escena, así como el contenido y las características de la supuesta carta que el joven habría dejado, cuyo valor probatorio aún se encuentra bajo evaluación. Según indicaron fuentes judiciales, hasta el momento no se descarta ninguna hipótesis, mientras se busca reconstruir con precisión la mecánica del disparo ocurrido en la Quinta Presidencial de Olivos. Ante este panorama, La Voz de Misiones consultó al licenciado Enrique Prueger, reconocido especialista en criminalística, con una extensa trayectoria profesional y participación como perito en investigaciones de alto impacto público -entre ellas el caso Carrasco y la causa por la muerte del fiscal Alberto Nisman-, para aportar una mirada técnica sobre los aspectos que deberían analizarse en un hecho de estas características. El fusil FAL es un arma larga de uso militar, diseñada para disparos de alto calibre. Por sus características -peso, longitud y forma de accionamiento-, su utilización exige determinadas posiciones corporales y una mecánica precisa para poder accionar el gatillo, lo que convierte a su análisis en un elemento central en investigaciones de este tipo. Desde ese punto de partida, el criminalista Enrique Prueger explicó que, cuando un fusil FAL está involucrado, el primer aspecto a evaluar es si la persona tenía la posibilidad física real de efectuar el disparo. “No solo hay que ver la distancia que existe entre la punta del dedo de la mano derecha o de la mano izquierda y el gatillo; también hay que analizar que la otra mano tiene que estar, de alguna manera, en el apagallamas del fusil” explicó. El apagallamas es una pieza ubicada en la boca del cañón cuya función es dispersar los gases producidos al momento del disparo y reducir el fogonazo. En el fusil FAL, esa pieza hace que el contacto directo con esa zona deje rastros fácilmente identificables. “El apagallamas del fusil tiene unos agujeritos romboidales, y esa mano tiene que estar sucia de pólvora. Y también debe verificarse si el dedo que acciona el disparador efectivamente llegaba al gatillo. Hay que ver si llega”, insistió. El especialista explicó que este tipo de evaluación forma parte de lo que se conoce como un análisis biomecánico, es decir, un estudio que permite determinar si el cuerpo pudo ejecutar físicamente el movimiento necesario para disparar en la posición en la que se encontraba. El criminalista se refirió a una modalidad conocida en el ámbito forense cuando la persona no logra llegar al gatillo con la mano. “Si no llegaba, generalmente se saca la bota y la media de ese lado y gatillan con el dedo gordo del pie. En esos casos, remarcó, debería existir un indicio claro: tiene que haber un pie descubierto” subrayó. El recuerdo del caso Ramírez en Misiones Uno de los casos en que el licenciado Prueger revistió como perito fue el de la muerte del soldado chaqueño Mauro Ramírez, ocurrido en el Regimiento Monte 30, de Apóstoles (Misiones) en 2003. En aquel caso, en una primera instancia el Ejército Argentino reportó lo ocurrido como un suicidio, hipótesis que las pericias correspondientes desecharon. El arma en cuestión, era similar a la que portaba el soldado hallado muerto en la Quinta de Olivos, un FAL. En marzo de 2006 se realizó la reconstrucción de la muerte del soldado Ramírez, con la participación de una persona con las mismas características corporales de la víctima, quien medía 185 centímetros de altura. Entonces, el criminólogo Enrique Prueger integraba la querella por parte de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación. “El fusil no se encontraba apoyado en la víctima, sino a una distancia no menor de 25 centímetros. El largo del brazo no permite el disparo sin contacto con el cuerpo. La imposibilidad de que se hubiera apoyado el fusil en el cuerpo previo al disparo surge de la inexistencia de pólvora en sus ropas y de quemaduras y tatuajes característicos de disparos de menos distancia. En mi opinión, la víctima estaba de rodilla o sentada cuando le dispararon; no fue un suicidio”, concluyó Prueger en aquella pericia. El caso Ramírez permanece abierto y sin esclarecerse en la Justicia Federal.

    Ver noticia original

    También te puede interesar

  • Examedia © 2024

    Desarrollado por