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» Elterritorio
Fecha: 17/12/2025 12:23
Pablo Schoenfisch recibió ayer prisión perpetua. Además, se resolvió remitir parte del expediente al fiscal de turno para investigar a su padre por falso testimonio miércoles 17 de diciembre de 2025 | 7:09hs. Foto: Cintia López - Corresponsalía Eldorado. Con traspiés, suspensiones y pedidos de nulidad de por medio, ayer terminó el juicio contra Pablo Schoenfisch (24) quien fue condenado a prisión perpetua, con los votos de la presidenta del Tribunal Penal Uno de Eldorado, Adriana Andino, y del magistrado Eduardo Jordán. Lo encontraron culpable del homicidio de su mamá, Faustina Antúnez, agravado por el vínculo y por ser cometido con alevosía en la madrugada del 14 de mayo del 2020. También se lo condenó por intentar matar a su padre, el exintendente de Santiago de Liniers Arnoldo Schoenfisch, todo ello en concurso real y agravado por el uso de arma de fuego. Al terminar la audiencia, el joven fue trasladado a la Unidad Penal III de Eldorado, donde se prevé termine su condena. La sentencia contó con el voto disidente del juez Atilio León, quien el jueves pasado había solicitado a la jueza Andino que se suspenda el juicio oral y se declaren nulas las dos testimoniales de Schoenfisch padre, quien en la sala se autoincriminó de matar de un disparo a su esposa. Aunque no tuvo lugar su pedido, al momento de la condena sí se tuvieron en cuenta los confusos episodios que se dieron en el debate. Por ello, el TP-1 resolvió remitir parte del expediente y las testimoniales del exfuncionario a la Fiscalía Penal de turno, para que defina si se debe abrir una investigación en su contra por el delito de falso testimonio. Los fundamentos se conocerán el 6 de febrero próximo, fecha a partir de la cual la defensa podrá elevar la apelación que crea pertinente. Como ya viene informando El Territorio, los abogados particulares de Schoenfisch, Fabián De Sá y María Laura Alvarenga solicitaron su absolución por el beneficio de la duda, al argumentar que “ningún testigo pudo ubicar a Pablito en el lugar del hecho”. “Pablito hizo cagada” El fallo conocido ayer fue coincidente con lo que solicitó el fiscal Federico Rodríguez, quien en sus alegatos reconstruyó la escena del crimen y cuestionó la hipótesis defensiva que, desde un inicio del debate, intentó ubicar a Arnoldo Schoenfisch como el responsable. Para el fiscal, lo ocurrido “está patentado en las dos almohadas”, con rastros de sangre que se expusieron en fotografías del expediente. La alevosía se justificó, señaló, porque “las víctimas estaban durmiendo, no pudieron defenderse”. Al repasar la carga probatoria, remarcó que no existe ningún elemento que avale la versión del padre: “No hay ninguna prueba que convalide la versión del señor Arnoldo y en definitiva no queda descargo por hacer”. Sobre el arma utilizada, subrayó que “no hay ningún testigo que haya visto al señor Arnoldo con esa arma. Sin embargo hay numerosas personas que vieron al imputado Pablo Schoenfisch con ella”. También cuestionó la interpretación de la ausencia de sangre en la ropa secuestrada a Pablo: “Se constatan gotas de sangre que se condicen con el recorrido que realizó el joven”. Y que, de haber sido Arnoldo quien disparó, “semejante cantidad de sangre tuviera que haberse trasladado al arma de manera notoria”: de acuerdo a las pruebas tomadas, se encontró sangre en la empuñadura. “Había sangre en la cama, en el piso y en la ventana de la habitación”. En otro tramo del alegato, Rodríguez resaltó que Arnoldo Schoenfisch pidió auxilio apenas herido: “Eso no es signo de alguien que intentó suicidarse. Al contrario, pidió ayuda y quedó consternado incluso después de su internación, cuando pidió no volver a vivir a esa casa”. También evocó a los testigos que escucharon a Arnoldo repetir: “Pablito hizo cagada”. Para el fiscal, el vínculo familiar marcado por la violencia también quedó acreditado. “El destrato a los padres está probado”, dijo, y se preguntó “qué sentido tiene hacer decirle a su tío Rubén (Schoenfisch) que declaren contra él”. Recordó además la reacción del acusado al recibir la noticia: “Cuando se le dio la noticia a Pablo, él no derramó una lágrima, sólo dijo que ‘ojalá que el gordo se salve’, sin ningún remordimiento”. Rodríguez también mencionó un episodio previo que, según él, daba cuenta de una intención anticipada. “El 13 de mayo Pablito dijo ‘¿qué pasa si mato a mamá y a papá y me sale bien? Cualquiera de estos días los mato’. La crónica de un fin anunciado”. Lo que dejó la defensa “Ningún testigo pudo ubicar a Pablito en el lugar del hecho”, afirmó Fabián De Sá en su alegato y recordó que la abuela del acusado declaró que “su casa sonaba mucho, los pisos de madera, o sea que hubiera escuchado si él salía”. Para el letrado, “no hay ni una sola prueba que ponga a Pablito en el lugar del hecho”. Cuestionó además el hallazgo de un guante considerado prueba clave, al señalar inconsistencias en su procedencia: “La misma testigo que habló de un empujón a la madre, que nadie corroboró, del maltrato… Ella encuentra esos guantes, y Elvira (la abuela del acusado) dice cómo los encuentran. Si podíamos decir que se trata de un implante, tranquilamente se podría decir que se trata de un implante”. En esa línea, apuntó a la falta de garantías sobre su valor pericial: “Ese guante de lana, con algo de cuerina también, ¿puede asegurar que no traspase el resto de pólvora?”, discutió. En cuanto a la mecánica del crimen y la forma en la que murió Antúnez, la abogada María Laura Alvarenga argumentó ausencia de pruebas genéticas en el revólver usado, así como en guantes y en el suelo de la casa de los Schoenfisch de donde se tomaron muestras de sangre: “En Pablo no hay rastros de sangre de Faustina, ni de Arnoldo, ni restos de pólvora”. Familiar detenido Una de las voces más polémicas del debate fue la de Rubén Schoenfisch, tío del acusado que habría “confesado” que declaró falsamente contra de su sobrino. Sobre la madrugada del crimen, contó que “cerca de las 3.30 o 4 sonó mi celular y era mi sobrino Cristian, diciéndome que pasó algo grave, que entre Faustina y Arnoldo se armó un desastre”. Al llegar, señaló que estaban su hermano Alberto y su sobrino, y que lo primero que escuchó fue que “‘el gordo (Arnoldo) hizo cagada’ y que fue a pedir auxilio en la ventana”. También dijo haber visto a Pablo cuando se dirigía a la casa de su madre. Más tarde, afirmó: “Me puse a cocinar y a las 11.30 me dijo mi señora que lo llevaban a Pablo para hacerle los estudios de parafina. Desde ese momento no lo vi más”. Fue entonces que admitió que acudió a una comisaría local “para denunciar que Pablito tenía sangre en el pantalón, aunque yo no lo vi pero René Laimer nos dijo que declaremos todos lo mismo”. Por último, remarcó que al enterarse del ataque con arma de fuego en la casa de su hermano, “pensé que fue Arnoldo, por las discusiones que tenían”. Acusación contra el ex intendente “Yo no fui el que le disparé a mi madre y tampoco atenté contra la vida de mi padre. Esa madrugada, en ningún momento fui a la casa, siempre estuve con mi abuelita y con mi tía en silla de ruedas: nunca salí ese día”, defendió Pablo Schoenfisch antes de conocerse la sentencia. “¿Cómo yo haría un delito de esos siendo que mis padres son todo para mí, que me dieron todo? No hay motivo que yo haga eso”, argumentó. También dedicó unos minutos para hablar sobre su padre Arnoldo y al que acusó de reiterados hechos de violencia. “Nunca contaron el comportamiento de mi papá. Él era bastante agresivo, yo tenía 7 años y cuando fui a la pieza de mi padre, él tenía un revólver en la cabeza. Mi hermano Lucas le dijo algo, él se enojó y le apuntó en la cabeza”, relató. “Quiero que cuenten eso: la agresividad de mi viejo hacia nosotros y hacia mi mamá. Mi papá una vez le tiró un piedrazo que, por suerte, nunca le agarró”. Por último, pidió “justicia por mi causa” y “que sean correctos y no se guíen por el ‘dice qué...’, averigüen. Que no dejen pasar a personas a decir estupideces”.
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