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  • Ucrania se adjudica el ataque a un submarino ruso clase Kilo con drones submarinos

    » Nova Entre Rios

    Fecha: 16/12/2025 16:31

    El Servicio de Seguridad de Ucrania, conocido como SBU, ha informado el lunes 15 de diciembre haber atacado con éxito un submarino ruso de clase Kilo Mejorada en el puerto de Novorossiysk utilizando un sistema submarino no tripulado, una plataforma a la que la agencia denomina Sub Sea Baby. Según el SBU, la operación se llevó a cabo conjuntamente con las Fuerzas Navales de Ucrania a través de canales de contrainteligencia militar y causó daños críticos que dejaron al submarino fuera de servicio, una afirmación que aún no se puede verificar de forma independiente mediante imágenes ni declaraciones oficiales rusas. Si se confirma la afirmación, su significado táctico es difícil de sobreestimar, ya que los submarinos se encuentran entre los activos navales más difíciles de atacar, especialmente dentro de un puerto defendido. Una embarcación diésel-eléctrica puede desaparecer en el mar durante semanas, e incluso en puerto, suele estar protegida por un sistema de seguridad estratificado que puede incluir zonas de acceso controlado, patrulleras, vigilancia y barreras físicas diseñadas para detener a las embarcaciones de superficie no tripuladas y a los buzos antes de que lleguen al casco. Informes satelitales anteriores han mostrado que Rusia experimenta con defensas basadas en barreras en Novorossiysk a medida que se intensificaba la campaña de drones marítimos de Ucrania, lo que supone un reconocimiento de que la base no es un refugio ni siquiera en suelo ruso. El comunicado del SBU añade un detalle que merece especial atención: diferencia entre los buques de superficie no tripulados “Sea Baby”, conocidos desde 2023, y el submarino “Sub Sea Baby” utilizado para este ataque. El SBU ha demostrado públicamente que la familia Sea Baby ha evolucionado de una nave con explosivos a un sistema modular con mayor alcance y mayor carga útil. Se informa que las variantes mejoradas del Sea Baby tienen un alcance superior a los 1500 kilómetros y una capacidad de carga útil de hasta 2000 kilogramos, y algunas versiones están diseñadas para transportar armas controladas a distancia en lugar de actuar únicamente como naves kamikaze. Otras mejoras reportadas incluyen la orientación asistida por IA, estaciones de armas estabilizadas, lanzacohetes y medidas de autodestrucción por capas diseñadas para prevenir la captura y la explotación. Lo que la SBU no ha publicado, al menos en su anuncio inicial, es un perfil técnico detallado del “Sub Sea Baby”. Esta ausencia es importante, ya que la distinción entre un dron de superficie y un sistema submarino es decisiva para determinar la eficacia de las barreras portuarias y las patrullas de superficie. Una aproximación submarina puede aprovechar las zonas ciegas de la seguridad portuaria, reducir la exposición al fuego defensivo y alcanzar a un submarino en su zona más vulnerable bajo la línea de flotación. En términos operativos, un ataque submarino exitoso implica una navegación y un control fiables en un entorno portuario congestionado, así como un concepto de ojiva y espoleta capaz de dañar la propulsión, los sistemas adyacentes al casco presurizado u otros componentes críticos para la misión mientras el barco se encuentra atracado. El objetivo descrito por el SBU, el Proyecto 636.3, es la clase Kilo Mejorada de Rusia, diseñada para operaciones silenciosas en aguas litorales disputadas. Los datos técnicos públicos sitúan al 636.3 en aproximadamente 74 metros de eslora, con un desplazamiento sumergido cercano a las 4.000 toneladas, propulsión diésel-eléctrica y una tripulación de unas 50 personas. Un submarino clase kilo navegando en superficie. Su armamento principal consiste en seis tubos lanzatorpedos de 533 milímetros capaces de disparar torpedos pesados, sembrar minas navales y lanzar misiles de crucero Kalibr desde posiciones sumergidas. En configuraciones con capacidad para misiles, la clase puede lanzar salvas de corto alcance, lo que le confiere una función fiable de ataque terrestre y ataque antibuque, además de las misiones tradicionales de negación de paso en el mar. El SBU afirma que el submarino en Novorossiysk transportaba cuatro lanzadores Kalibr, lo que vincula directamente el ataque con la campaña de misiles de largo alcance de Rusia contra territorio ucraniano. Se estima que los misiles Kalibr tienen un alcance de aproximadamente 1500 a 2500 kilómetros, según la variante, por lo que cada submarino con capacidad para misiles se considera un activo estratégico y no una plataforma puramente táctica. Incluso sin hundir el submarino, daños lo suficientemente graves como para requerir reparaciones importantes pueden dejarlo fuera de servicio durante meses o más. Las sanciones internacionales dificultan aún más el acceso a repuestos, la capacidad de los astilleros y los componentes especializados, lo que aumenta el impacto operativo. Para Ucrania, este logro, de verificarse, pondría de manifiesto una dura realidad para la Marina rusa: el sigilo acústico no garantiza la seguridad cuando un adversario puede lanzar explosivos de precisión mediante sistemas no tripulados de bajo coste. Las unidades navales rusas ya se han visto obligadas a dispersarse desde Sebastopol bajo la presión de los ataques marítimos ucranianos, y Novorossiysk se perfila como un centro alternativo clave. Un ataque submarino en ese puerto indicaría que el desafío defensivo de Rusia se está expandiendo del control marítimo a la seguridad de las bases, lo que obliga a realizar costosas inversiones en sensores, patrullas, barreras y medidas antisabotaje que exigen personal y vigilancia constante. Para Rusia, un Kilo Mejorado inutilizado representa tanto una reducción inmediata de la capacidad de lanzamiento de Kalibr como un golpe psicológico a la confianza en la seguridad portuaria. Rusia no ha confirmado públicamente el incidente ni se ha pronunciado sobre el estado del submarino. En ocasiones anteriores, Moscú ha retrasado el reconocimiento de las pérdidas en el Mar Negro o ha negado rotundamente las afirmaciones ucranianas, incluso cuando imágenes satelitales o pruebas posteriores han respaldado la versión de Kiev.

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