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CABA » Plazademayo
Fecha: 15/12/2025 12:24
El abogado ultraconservador logró una victoria contundente en su tercer intento electoral y encabezará el Gobierno chileno hasta 2030, consolidando el avance de la ultraderecha en la región. José Antonio Kast, abogado ultraconservador de 59 años, ganó las elecciones presidenciales de Chile en su tercera campaña consecutiva. De este modo, se convertirá en el próximo presidente del país y se sumará a la ola de dirigentes de ultraderecha que gobiernan en América Latina. El 11 de marzo recibirá el traspaso de mando del actual presidente, Gabriel Boric. A partir de entonces, iniciará un mandato que se extenderá hasta 2030. Kast mantiene una relación política cercana con el presidente argentino Javier Milei y con el exmandatario brasileño Jair Bolsonaro. Una carrera política construida a largo plazo La victoria de Kast, que fue anticipada por la mayoría de las encuestas, representa la culminación de una extensa trayectoria política. Su carrera comenzó en 1996, cuando fue electo concejal de la comuna de Buin. Más tarde, en 2002, llegó a la Cámara de Diputados. Allí permaneció durante 16 años consecutivos gracias a sucesivas reelecciones. Durante ese período, desarrolló gran parte de su actividad política dentro de la conservadora Unión Demócrata Independiente (UDI). Sin embargo, en 2016 renunció al partido tras fuertes disputas internas. Un año después, se postuló por primera vez a la Presidencia, aunque quedó en cuarto lugar con el 7,9 % de los votos, en una elección que ganó Sebastián Piñera. De la derrota al triunfo electoral A pesar de aquella derrota inicial, Kast logró posicionar su figura en el escenario nacional. En las elecciones de 2021, marcadas por el estallido social previo, ganó la primera vuelta con el 27 % de los votos. No obstante, en el balotaje fue derrotado por Gabriel Boric. Para entonces, ya había fundado el Partido Republicano, desde donde comenzó a reunir a los sectores más radicalizados de la derecha chilena. Su discurso se centró en el rechazo al aborto, a la educación sexual integral y a las luchas feministas. Al mismo tiempo, defendió valores como la familia tradicional y la propiedad privada. Perfil personal y antecedentes familiares Kast suele presentarse como un ejemplo de los valores que promueve. Es un católico fervoroso y tiene nueve hijos junto a su esposa, María Pía Adriasola, con quien está casado desde 1991. El crecimiento de su figura pública reactivó cuestionamientos sobre su historia familiar. Su padre, Michael Kast Schindele, fue militante del partido nazi en Alemania, combatió durante la Segunda Guerra Mundial y luego emigró a Chile en 1950, donde apoyó la dictadura de Augusto Pinochet. El propio José Antonio Kast ha defendido públicamente al régimen militar. Incluso, reconoció haber votado a favor de la continuidad de Pinochet en el plebiscito de 1988. Un apellido con peso en la política chilena Con la llegada de Kast a la Presidencia, el apellido se consolida dentro de la élite política chilena. Tres de sus familiares directos han ocupado cargos relevantes en el Estado. Entre ellos se encuentran Felipe Kast, actual senador, y Pablo Kast, exdiputado. A ellos se suma Tomás Kast, recientemente electo diputado, y el hijo mayor del presidente electo, José Antonio Kast Adriasola, también diputado. Propuestas de Gobierno y giro discursivo Durante la campaña de 2021, Kast impulsó propuestas polémicas, como la eliminación del aborto por causales y el reemplazo del Ministerio de la Mujer. Sin embargo, estas iniciativas no formaron parte central de la campaña de 2025. Este cambio fue interpretado como un intento de mostrarse más moderado. Aun así, el eje de su propuesta actual se concentra en la seguridad y el orden público. Seguridad y endurecimiento penal Entre sus planes principales se encuentra el denominado “Plan implacable”, que propone un endurecimiento extremo del sistema penitenciario. El lema central es: “Ni reinserción ni privilegios. Solo cárcel”. Además, anunció el envío de líderes del narcotráfico a cárceles de máxima seguridad, con aislamiento total y control tecnológico permanente. A esto se suma el “Plan cancerbero”, que contempla la construcción de nuevas prisiones, y el “Plan barrido”, orientado a erradicar el comercio ambulante. Política migratoria sin concesiones La inmigración irregular fue uno de los ejes centrales de su campaña. A través del plan “Escudo fronterizo”, Kast prometió cerrar completamente las fronteras mediante muros, zanjas, cercos electrificados y vigilancia con drones. También anunció que las Fuerzas Armadas asumirán el control total de la frontera norte. Según explicó, podrán detener y expulsar de forma inmediata a inmigrantes irregulares, bajo el amparo de la justicia militar. El endurecimiento incluye deportaciones masivas, sanciones a ONG, multas a empleadores y la exclusión de inmigrantes indocumentados de programas sociales, educación y salud, salvo urgencias.
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