15/12/2025 15:01
15/12/2025 14:58
15/12/2025 14:55
15/12/2025 14:54
15/12/2025 14:52
15/12/2025 14:52
15/12/2025 14:51
15/12/2025 14:51
15/12/2025 14:51
15/12/2025 14:50
» La Capital
Fecha: 15/12/2025 12:15
Había sido rescatada en 1992 tras un varamiento en la costa bonaerense. Su vida en el oceanario generó polémicas y debates sobre su posible liberación La orca Kshamenk, uno de los animales más emblemáticos de la fauna marina en cautiverio en la Argentina, murió este domingo por la mañana en el parque temático Mundo Marino , en San Clemente del Tuyú . Tenía más de 30 años y había sido rescatada en 1992, cuando era apenas una cría que había quedado varada en la costa bonaerense. La noticia fue confirmada por las autoridades del oceanario, que informaron que el ejemplar macho sufrió un paro cardiorrespiratorio alrededor de las 7. “ Actualmente se están analizando las circunstancias y el origen que lo provocó, pero todo indica que se trató de un cuadro asociado a su avanzada edad, del cual no pudo recuperarse a pesar de los esfuerzos del equipo profesional”, señalaron en un comunicado. Kshamenk había vivido más de tres décadas en Mundo Marino, donde se convirtió en una de las principales atracciones del parque y, al mismo tiempo, en el centro de una intensa controversia pública. A lo largo de los años, su permanencia en cautiverio motivó campañas de organizaciones ambientalistas, reclamos en redes sociales e incluso pedidos ante el Congreso de la Nación para que fuera liberada y trasladada a un santuario marino. Sin embargo, distintos informes técnicos desaconsejaron esa posibilidad. Especialistas del Conicet y de organismos internacionales concluyeron que la orca no podía ser reinsertada en su hábitat natural debido a su historia de vida, su temprana separación del grupo familiar y su prolongada adaptación al contacto humano. “Sin posibilidades de ser reinsertado y siguiendo la recomendación de expertos internacionales y autoridades nacionales, el equipo de Mundo Marino se encargó de su rehabilitación y cuidado durante más de 33 años”, indicaron desde la institución. Un rescate que marcó su destino La historia de Kshamenk comenzó en febrero de 1992, cuando vecinos alertaron sobre el varamiento de cuatro animales en la Ría de Ajó, que desemboca en la Bahía de Samborombón. Al llegar al lugar, los rescatistas encontraron solo a una pequeña orca, de entre 2 y 3 años, en estado crítico. Fue bautizada Kshamenk, un nombre de origen ona que significa “orca”. Los primeros intentos de rescate y reinserción en el mar fueron infructuosos debido a la extrema debilidad del animal. Con autorización de las autoridades nacionales, se decidió trasladarla a Mundo Marino para iniciar un largo proceso de recuperación. “No solo había que atender su frágil estado de salud, sino también su situación social y emocional, ya que había perdido a su grupo familiar”, explicaron desde el parque. Las orcas son animales altamente sociales, que viven en grupos matriarcales y dependen de su madre y del conjunto del grupo para aprender a cazar y sobrevivir. En ese contexto, la reinserción de una cría aislada se volvía inviable. Con el paso del tiempo, Kshamenk se habituó al contacto humano y tomó a sus cuidadores como parte de su nuevo grupo social, lo que terminó de sellar la imposibilidad de su regreso al océano. Una vida bajo cuidado humano En su vida adulta, Kshamenk alcanzó los 6,2 metros de longitud, una circunferencia de casi cuatro metros y un peso estimado de 3.600 kilos. Según Mundo Marino, gracias a los cuidados permanentes pudo vivir incluso por encima de la expectativa de vida promedio de una orca macho en la naturaleza, que ronda los 30 años. “Es muy difícil describir el dolor que sentimos por la partida de Kshamenk. Con él se fue una parte de cada uno de nosotros”, expresó Juan Pablo Loureiro, jefe veterinario del parque. “Somos un equipo enorme de personas que dedicamos nuestra vida a asegurarle el mayor bienestar las 24 horas, los siete días de la semana, durante 33 años. Era parte de nuestra familia”, agregó. La muerte de Kshamenk vuelve a abrir el debate sobre el cautiverio de animales marinos, la conservación y los límites de la intervención humana. Para Mundo Marino, queda “la tranquilidad de haberlo cuidado con todo nuestro amor” y el legado de una historia que marcó a generaciones de visitantes y profesionales dedicados al cuidado de la fauna marina.
Ver noticia original