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» La voz
Fecha: 15/12/2025 01:14
La obesidad es una de las enfermedades crónicas más frecuentes en la actualidad y su impacto en los pacientes continúa en aumento. Lejos de ser un problema estético, se trata de una condición multicausal, inflamatoria y de evolución prolongada, que influye en la calidad de vida y se asocia a numerosas patologías metabólicas, cardiovasculares y emocionales. Por eso, comprenderla y tratarla desde una perspectiva médica resulta fundamental. En el Sanatorio Allende, el Servicio de Obesología y Trastornos Alimenticios, realiza un abordaje integral de la obesidad combinando evaluación clínica, acompañamiento nutricional y psicológico, actividad física adaptada y seguimiento sostenido, colocando al paciente en el centro del proceso terapéutico. ¿Qué significa que la obesidad sea una enfermedad crónica y multicausal? Comprender la obesidad como una enfermedad crónica implica reconocer que no se trata de un cuadro pasajero ni de un problema que pueda resolverse únicamente con dietas estrictas o fuerza de voluntad. Es una condición de larga evolución, con un comportamiento inflamatorio y con tendencia a la recurrencia si no se aborda de manera adecuada. La Doctora Gaido destaca la importancia de acompañar los aspectos emocionales y conductuales que influyen en la relación con la comida. Además, es multicausal, porque intervienen múltiples factores que se combinan de forma única en cada paciente: Factores biológicos y genéticos , que influyen en el metabolismo, la regulación del apetito y la respuesta del organismo frente al almacenamiento de energía. , que influyen en el metabolismo, la regulación del apetito y la respuesta del organismo frente al almacenamiento de energía. Aspectos psicológicos y emocionales , que pueden afectar la relación con la comida, favorecer conductas impulsivas, atracones o alimentación emocional. , que pueden afectar la relación con la comida, favorecer conductas impulsivas, atracones o alimentación emocional. Hábitos y conducta alimentaria , vinculados a patrones adquiridos, estilos de vida, horarios irregulares o picos de ansiedad. , vinculados a patrones adquiridos, estilos de vida, horarios irregulares o picos de ansiedad. Condiciones sociales y ambientales , que incluyen el acceso a alimentos saludables, la disponibilidad de tiempo y la influencia del entorno familiar o laboral. , que incluyen el acceso a alimentos saludables, la disponibilidad de tiempo y la influencia del entorno familiar o laboral. Factores conductuales, como el sedentarismo o la falta de actividad física adaptada. En este marco, la doctora María Fernanda Gaido, referente del staff del Servicio de Obesologia y Trastornos Alimentarios del Sanatorio Allende subraya la importancia de dejar atrás los estigmas y abordar la obesidad desde una mirada clínica: “La obesidad no es una cuestión de voluntad ni de disciplina. Es una enfermedad crónica, compleja y multicausal. Cuando entendemos esto, podemos diagnosticar mejor, acompañar mejor y diseñar tratamientos que realmente sean sostenibles para cada persona.”, afirma. Por este motivo, no existe un único tratamiento válido para todas las personas, sino que cada abordaje debe adaptarse a las necesidades, historia clínica, emociones y hábitos de cada paciente. Según la especialista, esta mirada amplia es la que permite intervenciones más efectivas y un acompañamiento que prioriza el bienestar integral del paciente. El vínculo entre alimentación y emociones La relación con la comida no depende solo del apetito o de la necesidad energética: está profundamente ligada a las emociones. Muchas personas comen para aliviar ansiedad, estrés, tristeza o cansancio, y este patrón puede instalarse de manera automática sin que el paciente lo registre conscientemente. Por eso, comprender la conducta alimentaria —los picoteos, las ingestas impulsivas, las restricciones extremas o la alimentación emocional— es un paso clave para definir cualquier estrategia terapéutica. La doctora Gaido explica que este componente emocional es uno de los pilares del tratamiento: “No comemos únicamente por una necesidad fisiológica. También comemos por placer, por hábito, por nuestra historia de vínculos con la comida y como parte de comportamientos que aprendimos a lo largo de la vida. Comprender estos patrones es muy importante para acompañar un plan nutricional . El paciente necesita herramientas para reconocer qué la motiva a comer *y en consecuencia poder elegir de manera más consciente, sin culpas ni automatismos. En este sentido, el acompañamiento psicológico y la educación emocional permiten: Identificar detonantes de la ingesta impulsiva. Comprender y regular estados de ansiedad o estrés. Reformular patrones de restricción y compensación. Reconstruir un vínculo saludable y sostenible con la comida. Este enfoque interdisciplinario no solo mejora los resultados del tratamiento, sino que también reduce el sentimiento de culpa o frustración que suelen acompañar los intentos fallidos por bajar de peso. Al comprender la obesidad como una enfermedad crónica, cada paciente puede transitar un proceso más realista y acompañado. Cuando la atención integra nutrición, endocrinología, salud mental, actividad física y control clínico, los cambios se vuelven más sostenidos en el tiempo. En el Sanatorio Allende, el objetivo es brindar un camino personalizado que combine ciencia, contención y seguimiento profesional para mejorar la salud a largo plazo.
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