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  • José Antonio Kast, nuevo presidente de Chile: el duro que promete terminar con el crimen y la inmigración irregular

    » Clarin

    Fecha: 15/12/2025 00:31

    “Soy José Antonio Kast, quiero ser presidente de la República para que ese cambio real que usted necesita en su familia, ese cambio real que necesita nuestra patria, se haga realidad”. Con estas palabras, el líder ultraconservador cerró su participación en el último debate por televisón frente a la oficialista Jeannette Jara, el martes pasado. Dos días después, en un acto masivo en Temuco, en el sur del país, donde puso fin a una campaña vertiginosa y ríspida por la presidencia, reiteró la idea que sostuvo como un mantra en estos meses: que si llegaba al poder daría un fuerte giro en el país, para terminar con la delincuencia y volver a impulsar el crecimiento económico, dos de los principales reclamos aquí. Este abogado y ex diputado ultracatólico, de 59 años, se suma a la ola de líderes de extrema derecha que gobierna en parte del mundo y se convierte en el primer pinochetista desde el retorno a la democracia en llegar al poder en Chile. Casado con la abogada Pía Adriasola, de 59 años, con quien tiene nueve hijos, es el fundador del Partido Republicano, cercano al movimiento de ultraderecha español VOX, y comparte visiones similares a las de los presidentes de Estados Unidos, Donald Trump, de Argentina, Javier Milei, o el ex mandatarios de Brasil Jair Bolsonaro. Con sus propuestas de tolerancia cero contra la migración ilegal y la delincuencia se ganó el apoyo de más de la mitad de los chilenos, que manifiestan temor ante una criminalidad creciente en el país, de la mano de grupos del narcotráfico que se filtraron en los últimos años por la frontera. José Antonio Kast, este domingo, cuando fue a votar en Paine, en las afueras de Santiago. Foto: EFE También ha elogiado el modelo de mano dura de Nayib Bukele en El Salvador, donde ha visitado la mega cárcel de máxima seguridad que alberga a líderes de las temibles pandillas pero donde se denunciaron graves violaciones de derechos humanos. "Todos los chilenos, si debieran votar hoy y tuvieran a Bukele en la papeleta, elegirían a Bukele”, dijo la semana pasada durante un debate televisivo. Nuevo discurso En su tercer intento de llegar a la presidencia -fue candidato en 2017 en 2021-, Kast se mostró pragmático, evitó hablar de valores y centró su discurso en los dos o tres temas cruciales, como seguridad, inmigración y economía. Si hace cuatro años Kast fue duramente cuestionado por sus posiciones extremas, como el rechazo a la ley de aborto, al matrimonio igualitario o su postura complaciente con la dictadura militar -votó Sí a la continuidad de Augusto Pinochet en el plebiscito de 1988-, esta vez moderó su discurso y en la campaña evitó referirse a estos temas sensibles. Optó por no dar entrevistas y rechazó participar en dos de los cuatro debates previstos entre la primera y la segunda vuelta electoral. Se centró en cambio en el combate a la delincuencia y la migración irregular, las dos principales preocupaciones ciudadanas en un país que se vio golpeado por un aumento de la violencia urbana y donde se calcula haya unos 330.000 inmigrantes sin papeles, que muchos vinculan con el incremento de la delincuencia. Kast promete un “gobierno de emergencia”, con medidas que incluyen la ampliación de la legítima defensa, la “presunción legal de defensa” en casos críticos e incursiones policiales y militares para recuperar zonas “bajo el dominio del narco”. También propone convertir a la migración irregular en un delito, impulsar las expulsiones masivas y reforzar las fronteras con la construcción de “vallas, muros y zanjas”. En 2021 Kast fue el candidato más votado de la primera vuelta pero fue derrotado por Gabriel Boric en el balotaje, en un clima de insatisfacción popular tras las masivas protestas de 2019 que reclamaban reformas estructurales y la redacción de una nueva Constitución, en los disturbios más violentos desde el regreso de la democracia en 1990. Jose Antonio Kast y su esposa María Pía Adriasola, al ir a votar este domingo. Foto: REUTERS En la campaña que acaba de concluir casi no se habló esta vez de su simpatía con el legado del régimen de Pinochet ni de las denuncias de que su padre había sido nazi. Pese a su intento por desmentir esas afirmaciones, argumentando que su padre fue “enrolado obligatoriamente” una investigación de The Associated Press mostró que su padre, Michael Kast, se había afiliado a los 18 años al partido de Adolf Hitler en una Alemania donde, aunque el servicio militar era obligatorio, la afiliación al partido nazi era voluntaria. Nacido y criado en Paine, en las afueras de Santiago, es hijo de una pareja de alemanes que llegó a Chile en la década de 1950 tras la derrota de Alemania en la Segunda Guerra Mundial. Kast explicó que sus padres eran agricultores sin estudios universitarios que vinieron “con mucho esfuerzo”. Tras reunir capital con un emprendimiento de pollos, Michael Kast abrió en 1964 una importante fábrica de embutidos, con la que lograron convertirse en una familia próspera e influyente en la zona. Legado político José Antonio es el menor de diez hermanos, y confía en seguir con el legado de su influyente clan político. Es hermano del economista Miguel Kast Rist, ya fallecido y quien fue, entre otros cargos, ministro del Trabajo (1980-1982) y presidente del Banco Central (1982) de Pinochet. También es tío de un senador, de un diputado de una ex concejal. Su trayectoria política comenzó en 1996 cuando ingresó a la Unión Demócrata Independiente (UDI), un partido de derecha fundado por el abogado Jaime Guzmán, que había sido aliado del gobierno militar. Ese mismo año fue elegido concejal y luego fue diputado por la UDI por tres mandatos consecutivos entre 2002 y 2014. En 2016 renunció al partido, pues consideraba que la derecha tradicional era “demasiado blanda”, y un año después se lanzó por primera vez a la carrera presidencial. Cosechó menos de 8% de los votos como candidato independiente, pero desde entonces fue ganando terreno y desde 2019 se consolidó como una figura política influyentes tras fundar el Partido Republicano, que agrupa a veteranos militantes de derecha e independientes.

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