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» Diariopinion
Fecha: 12/12/2025 22:55
La conexión con una fiesta organizada por el concejal Marcelo Sosa Uno de los datos más sensibles surgidos en esta nueva etapa del caso indica que Xiomara y el menor detenido se conocieron en una fiesta en la pileta de una quinta, un evento organizado por el concejal justicialista Marcelo Sosa, figura rodeada de denuncias previas por violencia de género, abuso, corrupción y sospechas sobre su entorno político. Tras el asesinato, Sosa evitó toda exposición pública, no participó del acto de entrega de diplomas de concejales reelectos y mantuvo un silencio absoluto incluso frente a la muerte de una militante de su propio espacio. Su rol en la organización de esa fiesta —ahora señalada como un punto clave en la línea de tiempo— vuelve a poner bajo la lupa sus vínculos y responsabilidades. La familia denuncia amenazas y un operativo de encubrimiento Etelvina relató que debió viajar de urgencia a Buenos Aires tras recibir amenazas para impedir la realización de una marcha en Formosa. Según denunció, esas intimidaciones provendrían de un grupo cercano a la familia de la víctima, encabezado por el narco-comisario Orlando Medina, conocido en el ámbito policial y político local. La mujer aseguró tener "miedo por la vida de sus hijos y su nieto", ambos detenidos sin que, según afirma la defensa, exista una sola prueba sólida que los vincule al homicidio. También subrayó que el Estado provincial no investiga ninguna de las pistas relevantes, como: el contenido del celular ahora aparecido, los movimientos de Mercado Pago, para lo cuál no necesitaban ni siquiera el celular la compra del ácido utilizado, la identificación de la camioneta blanca señalada por testigos. "No están investigando nada. Solo quieren encubrir a alguien muy poderoso ligado al poder político provincial", sostuvo. Una trama de crimen mafioso, explotación y fiestas de poder Tanto Etelvina como el abogado que la acompañó en el programa de televisión aseguraron que la muerte de Xiomara presenta claros indicios de un crimen mafioso, con características similares a otros casos emblemáticos del país donde se intentó proteger a figuras poderosas. Apuntaron a la existencia de redes de trata de menores, consumo de drogas y fiestas sexuales en quintas privadas vinculadas a personas influyentes, describiendo un escenario de descontrol y explotación que, según ellos, se pretende ocultar a toda costa. La familia insiste en que la detención de Joaquín y Carlos "sirve únicamente para fabricar culpables" y evitar que la Justicia avance sobre quienes realmente estarían involucrados. Un caso que se nacionaliza y expone la crisis institucional en Formosa La irrupción mediática de esta denuncia marca un antes y un después: el caso Xiomara deja de ser un expediente oscuro manejado puertas adentro y pasa al debate nacional, con nuevas pruebas, contradicciones y un entramado que apunta a sectores del poder político y policial de Formosa. Mientras tanto, la familia reclama no solo la liberación de los detenidos, sino también la aparición con vida de su mascota —un loro— que denuncian fue secuestrado durante los procedimientos policiales, lo que muestra el nivel de arbitrariedad con el que se conducen las fuerzas locales. El hallazgo del celular de Xiomara y las revelaciones que emergen desde Buenos Aires podrían convertirse en el punto de quiebre que obligue a la Justicia a revisar una investigación plagada de irregularidades, silencios y presuntas maniobras de encubrimiento.
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