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» El vigia
Fecha: 12/12/2025 20:33
El entramado productivo argentino vive uno de los retrocesos más profundos de los últimos años. En los últimos 22 meses, cerca de 20.000 empresas dejaron de operar y más de 260.000 trabajadores perdieron su empleo registrado, de acuerdo con datos oficiales de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo (SRT). Los números muestran una caída sostenida: entre diciembre de 2023 y septiembre de 2025, el total de unidades productivas con al menos un empleado pasó de más de 499.000 a alrededor de 492.000. Solo en el último año cerraron 7.459 firmas, lo que equivale a un promedio de casi 30 empresas por día, un ritmo que especialistas califican como alarmante. El retroceso en la cantidad de empleadores tiene un correlato directo en el mercado laboral. En el mismo período, el empleo formal también se retrajo de manera significativa: entre diciembre de 2024 y septiembre de 2025 se perdieron más de 71.000 puestos registrados, superando los 260.000 si se contabiliza todo el ciclo de 22 meses. La caída impacta de lleno en la estabilidad económica de miles de familias y agrava la situación social. Los sectores más afectados son los mismos que históricamente funcionan como motores del empleo: la construcción, la industria manufacturera y el comercio. La contracción del consumo, la inflación persistente, el aumento de los costos operativos y los problemas para acceder al crédito golpean especialmente a pequeñas y medianas empresas, que representan la mayor parte del tejido productivo del país. Un informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) también da cuenta de esa tendencia y señala que, desde fines de 2023, el cierre de empresas y la destrucción de empleo formal se aceleraron con fuerza. Según el organismo, el acumulado de puestos laborales perdidos supera los 270.000 en este período. Economistas y consultoras coinciden en que el combo de costos crecientes, demanda deprimida y volatilidad macroeconómica dificulta la supervivencia de empresas que ya venían operando al límite. La presión importadora y la falta de previsibilidad también aparecen entre los factores que profundizan la crisis productiva. El cierre de miles de firmas y la fuerte caída del empleo registrado exponen los desafíos estructurales que enfrenta el mercado laboral argentino. Con indicadores de actividad que continúan en baja, la recuperación del aparato productivo y la recomposición del empleo formal se posicionan como objetivos urgentes tanto para el sector público como para el privado.
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