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» Elterritorio
Fecha: 12/12/2025 19:22
Según un informe de la Cruz Roja Argentina, las apuestas en jóvenes son cada vez más comunes. Exigen talleres y campañas educativas en las escuelas. jueves 11 de diciembre de 2025 | 15:00hs. Imagen referencial (Freepik). Un informe elaborado por el Observatorio Humanitario de Cruz Roja Argentina determinó que 6 de cada 10 adolescentes tienen contacto directo o indirecto con el juego digital. El relevamiento fue hecho en 231 escuelas secundarias de 16 provincias. El informe final de la Cruz Roja dio cuenta de un crecimiento sostenido en el acceso al juego, que estuvo principalmente acompañado de la expansión tecnológica y la falta de controles efectivos. El director del Observatorio, José Scioli, afirmó que "los datos muestran claramente el riesgo al que están expuestos los niños y niñas de 13 a 18 años", aseguraron en el documento, al tiempo en el que hicieron hincapié en el uso de billeteras virtuales y publicidad permanente como una de las "principales puertas de ingreso a las apuestas online, sin distinguir plataformas legales a ilegales". El informe, expuesto por BAE Negocios, muestra que la conducta de apostar está fuertemente avalada por el contexto social. Más de la mitad de los adolescentes que juegan (57%) lo hicieron por recomendación directa de amigos o compañeros, y otro 39% ingresó porque su entorno cercano lo hacía y no querían quedar excluidos. La influencia no se limita al grupo de pares: 4 de cada 10 mencionan que personas adultas próximas también apuestan, lo cual amplía la sensación de legitimidad. El dispositivo que habilita la mayor parte de las apuestas es el celular propio: 83% juega desde allí, muy por encima del uso de computadoras o teléfonos ajenos. A esto se suma el predominio de las billeteras virtuales como método de pago, lo que facilita movimientos de dinero sin supervisión adulta. El ingreso a plataformas también está mediado por terceros. El 43% recibió ayuda de alguien para registrarse, con mayor incidencia en regiones como Centro, Cuyo y NEA. Incluso sin apostar, la exposición es masiva. Entre 71% y 79% de los adolescentes vio publicidad, contenido de influencers, transmisiones deportivas o posteos en redes vinculados al juego. Plataformas como YouTube, Instagram, TikTok y los eventos deportivos, donde las casas de apuestas son sponsors frecuentes, funcionan como espacio de difusión permanente. El informe destaca que aún quienes no participan ni conocen a jugadores quedan igualmente alcanzados por ese volumen de mensajes. Entre quienes apuestan, predominan tres motores: *"Probar suerte" (89%). *"Es divertido" (84%). *"Se gana dinero fácil y rápido" (más de la mitad). Las promociones también influyen. La mitad vio a influencers recomendando plataformas y 44% recibió bonos o créditos para comenzar. El impacto ya se manifiesta en varios planos: *79% reconoce el potencial adictivo. *69% reportó ansiedad o malestar. *Casi la mitad tuvo alteraciones del sueño y afectación en el rendimiento escolar. *12% terminó endeudado. El malestar es más intenso entre mujeres y adolescentes mayores de 16 años, quienes expresan mayor percepción de riesgo. Si bien la mayoría sabe que existe una edad mínima legal para apostar, entre 32% y 39% cree que, de hecho, no hay restricciones. Además, cuando se les mostraron dominios legales e ilegales simulados, entre 51% y 66% no logró diferenciarlos. La accesibilidad es prácticamente total: 81% a 93% sostiene que es fácil o muy fácil apostar. Tres de cada cuatro adolescentes consideran necesario endurecer controles sobre plataformas, redes, influencers y sistemas de pago. Y 4 de cada 10 piden talleres y campañas educativas en escuelas, especialmente sobre: *Riesgos del juego. *Mecanismos de captación algorítmica. *Lugares donde pedir ayuda. Para el Observatorio Humanitario, el avance del juego en jóvenes no sólo se explica por la facilidad de acceso tecnológica. También se relaciona con desigualdades socioemocionales, entornos de contención insuficientes y un mercado del juego orientado a captar audiencias cada vez más jóvenes.
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