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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 12/12/2025 02:37
La osteointegración ancla un implante de titanio en el hueso, facilita el uso de piernas ortopédicas y mejora la movilidad (Dr. Erik Pebe Pueyrredón/Instituto Alexander Fleming) La osteointegración consiste en anclar un implante metálico de titanio poroso directamente en el hueso. Así, se facilita el uso de las piernas ortopédicas y se mejora el equilibrio y la movilidad. Un especialista pionero en la Argentina explica cómo es la operación, cuánto lleva la recuperación y para qué pacientes se recomienda. Millones de personas viven en el mundo con una amputación y, aunque no hay estadísticas precisas, se estima que la afectación en las piernas es tres veces más frecuente que en los brazos. Una nueva técnica quirúrgica, que ya se practica en la Argentina, plantea un gran avance para estos pacientes, ya que reduce las dificultades habituales en el uso de las prótesis de miembros inferiores y facilita su movilidad hasta llegar a recuperar la sensación de pisada. “Muchas personas amputadas tienen dificultades para caminar con su equipo protésico convencional y en su gran mayoría es porque no toleran el cono o encaje de su pierna ortopédica, el cual puede generar irritación del muñón, lesiones en la piel, transpiración excesiva y dolor en cada paso. La técnica de osteointegración elimina este cono definitivamente y le brinda al paciente la posibilidad de retomar la marcha sin todos estos inconvenientes”, explica el doctor Erik Pebe Pueyrredón, que es especialista en Ortopedia Oncológica y jefe del servicio de Ortopedia y Traumatología del Instituto Alexander Fleming (IAF). “El procedimiento consiste en anclar un implante metálico de titanio directamente al hueso residual, que luego se une a una pierna ortopédica con un conector transcutáneo a través de una pequeña abertura en la piel”, detalla el experto, que es uno de los pioneros en el uso de esta técnica en la Argentina. Junto a su equipo, hizo en abril de 2024 la primera osteointegración bilateral transfemoral, que ancló las prótesis directamente a los huesos de ambos muslos, en un solo tiempo a nivel local y la primera en Latinoamérica. El Dr. Erik Pebe Pueyrredón estuvo a cargo de 13 de las 17 operaciones de este tipo que se hicieron hasta hoy en el país. El método elimina el encaje tradicional, reduce irritaciones en el muñón y alivia el dolor que suelen sufrir los amputados al caminar (Freepik) La prótesis se implanta dentro del fémur o la tibia (según si la amputación se hizo sobre o bajo la rodilla) y de allí se conecta directamente la pierna ortopédica con unos acoples externos. La primera cirugía de osteointegración se realizó en Suecia en 1990 y con los años fue ganando aceptación a medida que la técnica evolucionó. A nivel mundial se practicaron entre 2.500 y 3.000 cirugías, muchas de ellas en Australia, donde la experiencia lleva tres décadas. También se implementó en Holanda (desde 2009), Estados Unidos (2015), Alemania (2016), Inglaterra (2017), Canadá (2018), Chile (2018-2022) y Brasil (2022). “Los resultados son muy buenos y están siendo prometedores. Los pacientes van mejorando en scores funcionales a medida que van realizando la rehabilitación postquirúrgica”, destaca el doctor Pebe Pueyrredón, que es miembro titular de la Asociación Argentina de Ortopedia Oncológica y de la Sociedad Latinoamericana de Tumores Musculoesqueléticos. Para quiénes se recomienda y qué ventajas tiene Gracias a los avances en la técnica y en el material protésico, actualmente esta cirugía se realiza en Argentina de forma segura. Como todo procedimiento de avanzada, requiere una evaluación cuidadosa del paciente para determinar si es un candidato adecuado. En general, se aconseja para personas de entre 18 y 70 años, con amputaciones causadas por lesiones o debido a tumores, también en aquellos que tienen muñones cortos, difíciles de equipar o que sufren cambios frecuentes de tamaño del muñón. Una prótesis se fija dentro del fémur o la tibia, se conecta externamente y permite dejar de lado problemas frecuentes del encaje (Freepik) Por otra parte, está especialmente recomendada cuando pacientes padecen irritaciones en la piel del muñón provocadas por el roce y la frotación; aumento del sudor y erupciones producto del calor; inflamaciones, sangrados y puntos de presión que generan lesiones profundas de la piel, infección recurrente a causa del encaje, dolor en el apoyo isquiático de la prótesis e incomodidad incluso estando sentado. Dentro de las ventajas de la osteointegración, las más destacadas son: La prótesis se quita y se coloca con gran facilidad. No necesita ajustarse o reacomodarse durante las actividades del día. El hueso del muñón se evidencia fortalecido y engrosado, evitando la osteoporosis por desuso. Pueden sentarse cómodamente y andar mejor en bicicleta. Presentan movilidad articular completa, sin restricciones por el cono o encaje. Las personas se sienten más seguras por la gran fijación al hueso. Necesita un menor esfuerzo para caminar. En el verano no experimentan transpiración. Pueden percibir el suelo. Las vibraciones que se producen al caminar se sienten a través del implante en el hueso. Este fenómeno se denomina osteopercepción o “sentir con el hueso”. La intervención se recomienda en personas entre 18 y 70 años, especialmente cuando hay lesiones, tumores o muñones cortos complejos (REUTERS/Suzanne Plunkett/Pool) “Se requiere un gran compromiso por parte del paciente, ya que la higiene del muñón es de vital importancia para evitar infecciones del canal por donde se exterioriza la endoprótesis”, remarca el doctor Pebe Pueyrredón. No es recomendado en embarazadas, pacientes con diabetes o enfermedad vascular periférica severa, con infecciones óseas o de las partes blandas activas, ni en personas con enfermedad mental o que estén atravesando un tratamiento de quimioterapia que pueda bajarle las defensas. La recuperación y la sensación de pisada La osteointegración plantea un escenario auspicioso para muchos pacientes que hasta ahora solo tenían como alternativa tratar de mejorar el encaje del equipamiento protésico para que no lastime el muñón y que en muchos casos terminaban optando por no utilizar su pierna ortopédica y desplazarse en muletas o silla de ruedas. En algunos casos de muñones cortos, la opción quirúrgica podría ser el alargamiento protésico si las partes blandas lo permiten y volver al cono o encaje de la pierna ortopédica. Ahora esta nueva técnica ofrece la posibilidad de dejar de lado el cono y las complicaciones que habitualmente genera. La intervención en sí tiene una duración promedio de entre tres y cuatro horas y la recuperación comienza a las tres semanas con carga parcial en forma gradual hasta llegar a una carga completa en un plazo de entre seis y ocho semanas. Una vez cumplidos estos dos meses, el paciente ya puede manejarse con tranquilidad por sí solo. “Una de las ventajas de este procedimiento es la osteopercepción, que es sentir la pisada transmitida desde el piso hasta el hueso osteointegrado. Esto permite la fluidez del movimiento para caminar y además estimula el hueso, recalcificando las paredes del mismo”, destaca el doctor Pebe Pueyrredón. Además, brinda una mayor movilidad, rango de movimiento y estabilidad en comparación con las prótesis tradicionales con encaje. Entre las ventajas, la prótesis se coloca y retira con facilidad, no requiere frecuentes ajustes y multiplica la seguridad en el movimiento (REUTERS/Luisa Gonzalez) Cada etapa del proceso se basa en un trabajo multidisciplinario en el que contribuyen distintos especialistas. La licenciada Damiana Pacho, a cargo de la rehabilitación, explica que esta etapa es clave para garantizar el éxito del tratamiento. “Los pacientes necesitan un plan especializado que les permita desarrollar la osteopercepción”, detalla. En tanto, el trabajo del técnico en órtesis y prótesis -a cargo de Marianela Martínez en el equipo de Pebe Pueyrredón-, permite evaluar el estado del implante externo, seleccionar y ajustar los componentes protésicos adecuados y realizar una alineación precisa para asegurar una correcta transmisión de cargas y una marcha estable. “Puedo hacer todo más cómoda” En mayo de 2022, Morena Villalba debió someterse a la amputación de una pierna a causa de una fibromatosis agresiva recurrente en el pie izquierdo, un tumor benigno que vuelve a crecer. Durante los primeros años usó una prótesis convencional, pero le generaba ampollas, quemaduras e incomodidad. Por eso, cuando en abril de 2025 tuvo la posibilidad de acceder a una osteointegración, no lo dudó. “Al principio tenía miedo, pero a la vez estaba feliz de poder mejorar mi calidad de vida”, recuerda. “Fue mucho menos dolorosa que la primera amputación y las tres primeras semanas posquirúrgicas pasaron muy rápido. Empecé a caminar con bastones canadienses a los 40 días y a los 3 meses ya podía correr, saltar y manejarme totalmente independiente”, plantea Morena y destaca que la facilidad con la que ahora se coloca la prótesis. “Ya no tengo las molestias ni tampoco la preocupación de cambiar el cono porque suba o baje de peso, ya que la pierna cambia. Tampoco necesito estar comprando más liners y rodilleras, ya que se solían romper”, dice. Uno de los cambios que mejoraron su día a día fue haber recuperado la sensación de pisada. “Camino mucho mejor ahora, ya que puedo sentir lo que piso porque el vástago dentro de mi tibia está conectado con los nervios de mi pierna. Además, puedo lograr manejar un auto de caja normal con embrague, ya que antes, debido al cono, no podía flexionar tanto la rodilla para poder presionar los pedales. Puedo hacer todas las actividades que antes realizaba, pero más cómoda, sin sufrir la sudoración y lastimaduras que el cono de la prótesis me provocaban”, celebra. Quienes reciben el implante logran movilidad articular completa, ya que no hay restricciones impuestas por el cono o la funda del encaje (FRANCESCO M. PETRINI) Tal como sucedió con el caso de Morena, la rehabilitación es un componente crucial y requiere un seguimiento cercano por parte de un equipo multidisciplinario. “Les explicamos a los pacientes que tienen que cuidar el estoma (la abertura) del muñón osteointegrado como si fuese un implante dental. Así como uno se cepilla los dientes todos los días, lo mismo sugerimos con el estoma. La supervisión médica es muy importante, sobre todo durante los primeros meses”, detalla el doctor Pebe Pueyrredón. “De nada serviría la cirugía sin una buena rehabilitación, un correcto armado y alineación de los componentes externos y el seguimiento médico. Es una cirugía para recuperar calidad de vida, y la única manera es con un correcto trabajo y seguimiento multi e interdisciplinario”, concluye el experto. *El Instituto Alexander Fleming se especializa en la prevención, diagnóstico, tratamiento y seguimiento de enfermedades oncológicas e innovación médica.
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