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» El vigia
Fecha: 10/12/2025 23:27
El trabajo alerta sobre el avance de organizaciones que impulsan la narrativa de las “falsas denuncias” en casos de violencia de género. El informe, titulado “La última frontera de la ultraderecha”, detalla cómo estos sectores operan de manera articulada en redes sociales, espacios judiciales y medios de comunicación para instalar la idea de que las mujeres denuncian en forma masiva y malintencionada a sus exparejas. Este informe fue realizado de manera colaborativa entre periodistas de Periódicas, Enfant Terrible, Feminacida y La Nota Tucumán, medios de comunicación que integran la Federación Nacional Red de Medios Digitales (RMD). Se trata de "un conjunto de proyectos periodísticos con perspectiva feminista, territorial y de derechos humanos, comprometidos con la producción de información rigurosa, el seguimiento de agendas comunitarias y la defensa de los derechos conquistados por los feminismos". "Nuestra práctica periodística se sostiene en el trabajo en red, la verificación sistemática de información y la construcción colectiva del conocimiento. Esta investigación conjunta responde a una preocupación compartida: el crecimiento coordinado de discursos que buscan reinstalar viejas estructuras de poder y desmantelar políticas públicas esenciales para la protección de mujeres, lesbianas, bisexuales, travestis, trans y no binaries", señalan los autores. El documento detecta 66 canales del lobby activos y analiza su estructura discursiva, su financiamiento, sus vínculos con actores partidarios y su expansión desde 2020. Según el relevamiento, la estrategia consiste en difundir contenidos que “promueven la idea de que la mayoría de las denuncias por violencia de género son inventadas”, pese a que todas las estadísticas oficiales indican lo contrario. Un relato construido para erosionar políticas de género El informe señala que estos espacios pretenden deslegitimar el sistema de protección estatal, las oficinas de violencia familiar, las fiscalías especializadas y las áreas de género provinciales. La narrativa se apoya en casos individuales —reales o manipulados— que son amplificados en redes y presentados como “prueba” de un fenómeno generalizado. RMD concluye que este discurso funciona como estrategia política de la ultraderecha para cuestionar la existencia misma de las políticas públicas de género y sembrar desconfianza sobre las víctimas. En paralelo, el lobby exige reformas judiciales que reduzcan medidas de protección, limiten la figura de violencia económica y restrinjan mecanismos como la prohibición de acercamiento. La desinformación como herramienta central El relevamiento describe campañas permanentes que incluyen videos, transmisiones en vivo, grupos de Telegram, publicaciones en Facebook y contenidos anónimos que circulan en X (ex Twitter). Allí, se difunden estadísticas falsas, se inventan porcentajes de denuncias “falsas”, se arman listas negras de funcionarias de género y se hostiga a colectivos feministas, periodistas y trabajadoras estatales. El objetivo, según el informe, es desacreditar las denuncias de mujeres y crear un clima social en el que cualquier acusación de violencia de género sea sospechada de ser una maniobra judicial. La investigación subraya que esta lógica “genera intimidación, desalienta a las víctimas reales y refuerza la impunidad en contextos de violencia”. Articulación con sectores políticos y mediáticos El documento identifica que varios de los principales voceros de la narrativa participan de espacios vinculados a la ultraderecha local e internacional. También señala que ciertos medios digitales funcionan como amplificadores sistemáticos del mensaje, reforzando la idea de que existe una “industria de las denuncias” o que las leyes vigentes “persiguen a los hombres”. RMD advierte que esta articulación político-comunicacional “opera como avanzada cultural” para revertir consensos logrados en los últimos años, especialmente desde la sanción de la Ley 26.485 de Protección Integral contra la Violencia de Género. Un fenómeno en expansión La organización remarca que, aunque el movimiento no es masivo, su presencia se triplicó en los últimos cuatro años y tiene una fuerte capacidad de producir contenidos virales. Esta dinámica —señala el informe— se apoya en un mecanismo típico de la ultraderecha global: “exagerar casos aislados, fabricar indignación y convertirlos en una narrativa política”. El documento concluye que enfrentar este fenómeno requiere políticas de comunicación pública, fortalecimiento de equipos especializados en violencia de género y estrategias para combatir la desinformación digital.
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