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» Sin Mordaza
Fecha: 10/12/2025 05:21
El nuevo pliego de la Vía Navegable Troncal definió que el tramo comprendido entre Santa Fe y Timbúes operará con un calado de diseño de 15 pies durante los próximos 25 años. Esta determinación implica el final del esquema de dragado oceánico al norte del sistema y reinstala cuestionamientos sobre los recursos invertidos históricamente para sostener una profundidad que nunca generó un flujo real de ultramarinos. En Up River, Luis Zubizarreta había sido contundente al afirmar que “se destinaron millones de dólares para que apenas un buque de ultramar navegue ese tramo por año”. El Anexo IV del pliego establece que el valor contractual aplicable en ese corredor queda fijado en 15 pies, mientras que desde Timbúes hacia el océano se mantendrán los 34 pies que permiten la operatividad del comercio exterior. La diferencia consolida dos escenarios logísticos distintos dentro de la misma hidrovía: uno plenamente oceánico y otro limitado al tráfico fluvial. En términos tarifarios, el tramo Santa Fe–Timbúes queda directamente fuera de cualquier aspiración de recibir embarcaciones de mayor porte. La estructura de la concesión también refuerza este marco operativo. Con un calado de referencia tan reducido, las barcazas —que requieren menos profundidad— no tributarán componentes ajustados por calado, mientras que los buques oceánicos simplemente no podrán ingresar. Esto contrasta con documentos previos del proceso licitatorio, donde un mapa del Informe de Gestión Ambiental mostraba el corredor entre Santa Fe y San Martín con una referencia visual de 25 pies, aunque ese valor jamás tuvo validez normativa ni técnica. Las subsecciones de la hidrovía sellan esta definición al dividir claramente los tramos: Timbúes abarca del Km 276 al 470 y Santa Fe del Km 533 al 587,7, sin continuidad de profundidades comerciales entre ambos sectores. Con este marco regulatorio, el nuevo pliego cristaliza la imposibilidad de atraer tráfico oceánico al puerto de Santa Fe y reabre el debate político y técnico sobre la sostenibilidad del modelo. Según Zubizarreta, “no tenía sentido sostener un dragado carísimo para un tráfico inexistente”, una frase que hoy encuentra respaldo directo en la normativa oficial.
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