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» tn24
Fecha: 10/12/2025 03:41
El proyecto del Gobierno impulsa una reorganización de la jornada laboral que permitiría compensar tiempos de trabajo sin los recargos tradicionales. El Congreso debate alcances, límites y el rol de los acuerdos individuales y por empresa. El debate por la reforma laboral abrió una de sus discusiones más sensibles: la posible transformación del esquema de horas extra a partir de la incorporación del llamado banco de horas, un sistema utilizado en varios países para flexibilizar la organización del tiempo de trabajo. La iniciativa habilita que empleadores y trabajadores pacten, por escrito, modalidades alternativas a la jornada convencional, siempre bajo un acuerdo voluntario y con controles específicos. Según el texto preliminar distribuido por el oficialismo, el banco de horas permite acumular períodos de labor por encima del horario habitual en momentos de alta demanda y compensarlos más adelante con francos, jornadas más cortas o pagos reducidos respecto del recargo tradicional del 50% o 100% por horas extra. El proyecto exige la existencia de un sistema de registro confiable que permita verificar el tiempo trabajado y el tiempo de disponibilidad. La propuesta se fundamenta en la necesidad de adaptar la producción a la variabilidad de cada sector. En lugar de pagar horas adicionales con los recargos vigentes, el empleador podría reorganizar la carga horaria dentro de un marco flexible, siempre sin superar los topes legales de descanso diario y semanal. Este esquema ya se aplica en países como Grecia, donde la ampliación horaria fue habilitada en días específicos, aunque con límites anuales estrictos. El borrador argentino, en cambio, no fija rangos uniformes, sino que los delega a acuerdos sectoriales o empresariales. Otro punto clave es que el proyecto potencia los acuerdos por empresa, que podrán prevalecer sobre convenios colectivos de actividad. El Gobierno sostiene que esto permitirá adaptaciones más precisas a la realidad de cada establecimiento. La autoridad laboral conservará la potestad de controlar que los regímenes pactados respeten los derechos mínimos. La reforma también introduce cambios en el trabajo a tiempo parcial. Quienes estén bajo esta modalidad podrán sumar horas suplementarias mediante acuerdo individual, aunque sin exceder la jornada máxima legal. Además, cada convenio colectivo podrá fijar límites a la proporción de trabajadores contratados bajo esta modalidad y mecanismos de pase a tiempo completo. La iniciativa incluye otro giro de peso: la eliminación de la ultraactividad de los convenios colectivos. Si un acuerdo vence y no se renueva, dejará de estar vigente, lo que obliga a acelerar las negociaciones y fija como piso la nueva legislación laboral. El Gobierno considera que esto evitará períodos prolongados de negociación sin resultados. Mientras el Congreso analiza la propuesta, sindicatos y cámaras empresarias intentan decodificar su alcance real. El oficialismo insiste en que el banco de horas solo podrá aplicarse bajo acuerdos voluntarios, con garantías de descanso y supervisión estatal. Los opositores advierten que podría reducir el costo de las horas adicionales y alterar la estructura tradicional de la jornada laboral. El debate legislativo continuará en los próximos días, con la mirada puesta en cómo impactará la reforma en la vida cotidiana de los trabajadores y en la organización productiva en distintos sectores del país.
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