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» Diario Cordoba
Fecha: 09/12/2025 19:06
Acaba de publicar ‘Los pianistas que dejaron huella’ con Almuzara. ¿Cuál fue el impulso inicial para escribir este libro? El germen nació de varios artículos que escribí sobre grandes pianistas del siglo XX. Empecé a pensar que podía convertir ese trabajo disperso en una aportación más completa a la historia del piano. Quería contar ese siglo a través de quienes lo hicieron brillar: los intérpretes más carismáticos, los que realmente marcaron una época. Al final, reuní 42 pianistas. No están todos los que podrían estar, eso sería imposible, pero los que, a mi juicio, reflejan de manera potente el pianismo del siglo pasado. Aún así, la selección es amplísima. ¿Cómo se llega a ese listado final? ¿Cuáles fueron los criterios a seguir? Es fruto de toda una vida dedicada al piano: como concertista, profesor, músico de cámara, investigador… Llevo décadas escuchando y estudiando a estos intérpretes. El problema es que en el siglo XX hubo una cantidad enorme de grandes pianistas. Así que busqué un equilibrio generacional: figuras que marcaron su tiempo y que, directa o indirectamente, han influido en quienes vinieron después. Algunos nombres son inevitables, como Cortot, Rubinstein, Horowitz. Otros hoy están injustamente olvidados. Y los pianistas cuya carrera es sobre todo del siglo XXI los dejo para un segundo volumen: esta entrega es, de verdad, la historia del piano del siglo XX. Pero el libro no es una simple biografía, son retratos artísticos. ¿Cómo se construye ese equilibrio? Preguntándose cosas como qué nos queda de un pianista al que nunca escuchamos en vivo. Básicamente, sus grabaciones. Tenemos libros, críticas, testimonios…, pero la esencia de un pianista está en su sonido. Así que escuché muchísimo, comparé versiones, rastreé grabaciones poco conocidas. Quería ir más allá del tópico. Por ejemplo, sobre la figura de Glenn Gould no basta con hablar del excéntrico ni del gran intérprete de Bach, hay que retratar su complejidad. Y en Rubinstein, no sirve quedarse en el encanto del personaje; hay que explicar por qué su Chopin o su Schumann conmueven tanto. Incluye también una serie de grabaciones recomendadas. ¿Qué añaden esas piezas «imprescindibles»? Bueno, dejar claro que no son simples recomendaciones al final de cada retrato y ya. Son grabaciones elegidas con muchísimo cuidado. Mi intención es que el lector no solo conozca a un pianista, sino que lo escuche. Si no, el libro se quedaría cojo. Señalo las grabaciones que creo que mejor revelan la esencia de cada intérprete. Algunas son famosas; otras, más difíciles de encontrar. Pero todas ayudan a que el lector se enamore del piano. Precisamente el tono del libro es muy accesible. ¿Quería dirigirse también al lector curioso, no solo al experto? Sin duda. Lo explico en la introducción. Este no es un libro académico. Quiero que lo disfrute cualquier persona a la que le guste la música. Hoy tenemos acceso inmediato a todo: Spotify, YouTube… Pero esa abundancia provoca que muchos jóvenes solo conozcan a los pianistas actuales más mediáticos y no a figuras históricas fundamentales. Me entristece ver cómo nombres como Cortot, Schnabel o Kempff van quedando en la sombra. Por eso, sentí la necesidad de reivindicarlos. La historia del piano no puede empezar en 2005. ¿Y qué le gustaría que sintiera ese lector al cerrar el libro? Fascinación. Si ya amaba el piano, que lo ame más; y si no lo amaba, que empiece a hacerlo. Me encantaría que después de leer un capítulo, el lector fuera a escuchar al pianista del que hablo y pensara: «Me alegro de haber llegado hasta aquí». Y que al final obtenga la visión de conjunto: cómo ha evolucionado el arte de tocar el piano a lo largo del siglo XX. ¿Qué aprendió al recopilar y analizar a todos estos pianistas? Escuchar tanto y estudiar tanto me ha permitido revisitar mi propia experiencia como pianista y docente. Ha sido una forma de conectar toda la música que he escuchado desde niño con mi vida profesional. La preparación de este libro me ha recordado que la pasión por el piano no es solo técnica o interpretación: es también emoción y un vínculo profundo con quienes hicieron historia antes que nosotros. Escribirlo ha sido un acto de amor hacia la música que siempre me ha acompañado. ¿Habrá continuación? Sí, este libro la pide casi a gritos. Hubo pianistas que tuve que dejar fuera porque no cabían más páginas. Para mí, escribir sobre pianistas es un acto de amor, el piano ha sido mi vida desde la infancia. He convivido con esta música desde que tengo memoria. Seguir escribiendo sobre ella es casi natural. Mientras tenga pasión, seguiré compartiéndola.
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