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  • Ostras

    » Diario Cordoba

    Fecha: 08/12/2025 13:58

    Ya hemos hablado aquí de la lotería y del aguinaldo, dos clásicos, entre otros muchos, de la Navidad. Hoy, día de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, es el marcado por el protocolo navideño para la colocación de los nacimientos, de manera que si todavía no están colocando el suyo, ya van tarde. También es momento de coger el teléfono y felicitar a todas las Inmaculadas, Inmas, Concepciones, Conchas, Conchitas y Conces. Desde aquí las felicitamos también. Y siguiendo con nuestros clásicos de la Navidad, hoy le toca al marisco, cuyo campo es tan amplio que no podemos abarcarlo de una sola vez. Hablemos pues, de las ostras, quizá el menos popular porque con ellas no hay medias tintas: o gustan o no gustan; o te mueres por ellas o te repugnan hasta el extremo. Mi amiga Eva y yo fuimos capaces de zamparnos seis docenas -tres cada una- de una sentada. Fue en Arcade (Pontevedra), localidad conocida como la capital de las ostras y puedo asegurarles que, lejos de manifestar cualquier malestar digestivo, nos sentaron estupendamente. En cambio, a otros comensales que, animados por nuestro entusiasmo, sólo comieron una -por probarlas- les sentaron como un tiro. La mejor manera de comerse unas buenas ostras es al natural, en crudo, rociadas con unas gotas de zumo de limón, con cuidado de no derramar el líquido que contienen -puro sabor a mar, como los percebes-; pero muchas personas no soportan en el paladar esa textura ligeramente resbalosa (también están muy buenas gratinadas con bechamel, queso y pan rallado).Y ¿saben lo que les digo?, que mejor para su bolsillo, porque las ostras no son precisamente baratas. Y otro inconveniente: son difíciles de abrir. Los profesionales con práctica abren las ostras sin problemas; por lo pronto, hace falta un cuchillito especial y seguir los siguientes pasos: sujetar la ostra firmemente e insertar el cuchillo entre las dos valvas, lo más cerca posible de la articulación y moverlo hasta conseguir que ésta se rompa. Una vez abierta, se separa la parte del molusco que queda adherida a la valva redonda y a continuación se pasa el cuchillo por debajo para separarlo de la valva plana. Se le da la vuelta a la ostra para que se vea su lado más bonito y se sirve sobre la valva redonda, que ofrece mejor receptáculo para contener los jugos. Ésta es la teoría. Tradicionalmente, su vino acompañante es el champán, pero esto forma parte de las leyendas decadentes, que atribuyen a la combinación de ambos elementos propiedades afrodisíacas, aunque lo verdaderamente afrodisíaco es el momento festivo. Con un buen cava brut o brut nature o un albariño están fantásticas. *Académica

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