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  • La última función del Circo de Colombia: la pandemia los ancló en General Lagos

    » La Capital

    Fecha: 08/12/2025 11:13

    Sus integrantes llegaron como parte de una gira, los sorprendió el aislamiento y suspendieron todo. Hoy el pueblo los adoptó Patricia Quiroga: "El circo es un estilo de vida, yo lo elegí. Yo me enamoré de mi marido y lo seguí, y ahí aprendí cómo se vivía esa vida" Cuando los integrantes del Circo Las Estrellas de Colombia llegaron a General Lagos el lunes 2 de marzo de 2020 nadie sabía que allí harían su última función. “Hicimos la primera función, pero nos fue mal, así que probamos hacer otra con los chicos de las escuelas y nos fue muy bien, entonces decidimos quedarnos otro fin de semana” recuerda ahora Patricia Quiroga , una bonaerense de 61 años, en su casa rodante del circo, durante las casi dos horas de diálogo con La Capital , junto a sus hijos Daiana , de 41, y Axel -“el Payaso Cachirulo ”- de 25. Flaca, musculosa negra, cabello largo platinado y un gran rosario al cuello, Patricia se subió al tren de la vida del circo desde que conoció a su esposo Roberto Salvador , un correntino de Goya, descendiente de una familia de gitanos húngaros oriundos de Budapest, que huyeron de la guerra y a quienes en nuestro país les cambiaron el apellido Yovanovich por el más seguro Salvador. “Ese día estaba en su Suzuky 1.000 celeste y blanca, con la que hacía willy dos cuadras por la avenida Gaona”, recuerda. Nacida el 21 de abril de 1964 en La Matanza, a los 16 años Patricia se enamoró de Roberto la tarde en que él acompañó a su hermano a su casa. “Yo trabajaba en un taller de costura a los 16 años y lo conocí a mi marido cuando apareció el circo en Buenos Aires. El circo estaba en un barrio, mi hermanito Osvaldo le vendía caramelos. Un día le dije a mi hermanito que lo iba a matar porque le dijo a mi marido: “Acompañame a mi casa a buscar un pullover”. Y ahí lo vi a mi marido con una moto y él le dijo: «¿Esa es tu hermana? Presentamelá». Empezamos a andar de novios un año, iba al circo y volvía a mi casa. Hasta que un día me dijo: “El circo se va lejos. Hay dos opciones, o nos dejamos de ver o nos juntamos”. Yo estaba enamorada, él también, pero cuando fui a hablar con mamá, una señora gallega y conservadora de antes, me dijo que no, nada de juntarme: “Usted de acá va a salir casada o no va a salir”. "Nos casamos y comenzó para mí la vida del circo" -¿Ahí comenzó tu vida en el circo? -Nos casamos y comenzó para mí la vida del circo, no me importaba. En los circos los chicos nacen donde les toca, y él nació en Goya. Era siete años más grande y llegamos a casi 36 años de casados. -¿Cómo fue la historia de su familia vinculada al circo? -Su familia vino de Budapest, eran gitanos húngaros. El abuelo se llamaba Radoica y el papá se llamaba José Salvador Radoica. En realidad eran Yovanovic. Mi abuela paterna a los 14 años conoció a mi abuelo y se fue al circo. Y ella conoció a los suegros, a los abuelos de papá, que se escaparon en barco de la Segunda Guerra Mundial y cuando llegaban a la Argentina o no sé en qué parte de América se tuvieron que cambiar el apellido. Y se pusieron Salvador. Yo no conocí a ninguno de ellos. Conocí a dos tías solteras, que se vestían de gitanas estando acá en Argentina, con un carácter bastante fuerte, que gritaban y mandaban. Pude recuperar una foto que tiene más de 80 años de mi abuela con su familia en el circo,, con un mono de cara pintada y un oso. Ellos hacían circo en todos los pueblos, iban con los carromatos de ruedas de carro, llegaban a la plaza, hacían el espectáculo y pasaban la gorra. Y tenían carpas de lienzo, que no tenían nada que ver con las estructurales de lona de ahora, pero tampoco el tiempo era como ahora: no había estos vientos ni estas tormentas, el mundo está muy revuelto. -¿Cuántos años estuviste en el circo? -Casi 39 años. Tuve una vida en el circo. circo 3 Sebastián Suárez Meccia / La Capital -¿Por qué se llamaba Estrellas de Colombia? -Cuando llegaron acá era el Circo Estrellas de Colombia. Se separaron, hicieron la repartija y el de nosotros fue el Circo Estrellas de Colombia. -¿Y por qué Estrellas de Colombia? -Porque en aquel momento después del circo que tenían cuando estaban todos juntos, le mandaron Circo de las Estrellas. Y después ya estaba registrado ese nombre entonces le pusieron Circo Estrellas de Colores, y cuando nos quedamos con nuestra parte para ahorrar plata en pintura, en vez de Estrellas de Colores le pusimos Estrellas de Colombia. Y terminó así. Y la mentira era cuando íbamos a un pueblo a hacer la promoción decíamos que mi abuelo era colombiano, como para decir algo porque no podíamos contar toda la historia. >>> Leer más: Un artista de Funes: "De pibe me trepaba al tocadiscos para ver si estaban los músicos adentro" -¿Cómo te adaptaste a la vida del circo? -Me tuve que acostumbrar a la vida del circo. Yo venía de una casa con una vida ordenada. Y en el circo había muchas cosas a las que una no está acostumbrada: la manguera del agua se la tenés que ir a pedir al vecino, estar todo un día sin luz, con los chicos era difícil la vida del circo. En invierno el traslado era bravo. Había que bajar los vasos, bajar la tele, todo lo que se pueda romper, volver al lugar, volver a poner todo en su lugar. Yo no estaba acostumbrada. Mi papá era empleado municipal y descendiente de Juan Facundo Quiroga, el Tigre de los llanos. circo 6 -¿Cómo era tu esposo? -Era un loco lindo al que le encantaba pescar. Cuando me incorporé al circo estaban mi suegro, mi suegra, las tías, los hermanos -un varón y dos mujeres-. El circo era un barrio chiquitito. Con empleados y artistas eran como 20 fácil, si no más. El hacía los trapecios y estaba encargado del momento de armar y desarmar el circo. En el circo no hay un encargado de algo. A menos que te contraten los dueños, hacemos todos de todo: si hay que limpiar las sillas y no hay nadie vamos a limpiar. Es una vida sacrificada, pero linda a la vez. -¿Qué hacías en el circo? -Acrobacia aérea en la cuerda indiana, que es una soga derecha colgada a 12 metros de altura, parecida a las telas de ahora. Yo subía hasta arriba, me ponía la estafa (una especie de esposa), ponía el seguro y daba vueltas. Mi marido me manejaba de abajo y yo hacía poses con los pies, con las manos. Después me agarró el vértigo, me agarraron ataques de pánico porque mi hija tuvo un accidente de auto y no pude subir más. Después dije: “Tengo que hacer algo en el circo: payasita”. Y fue la Payasita Perlita. La última función -¿Cómo fueron las últimas funciones del circo en General Lagos? -El viernes 6 de marzo fue el debut, me acuerdo, y nos fue remal, no vino nadie. Yo estaba con Tito y Pelusa. Son Rosarinos, la verdad son un amor. Empezaron con nosotros una gira. Arrancaron una gira con nosotros y teníamos unos proyectos hermosos, que después ellos terminaron haciendo con otro circo, pero no importa. Acá debutamos un viernes y vino repoca gente. Habíamos trabajado mal y zafamos con las escuelas, vino gente, el sábado vino un poquito más y el domingo ¡se llenó el circo! Hicimos dos funciones y se llenó. Por eso decidimos quedarnos otro finde porque si el domingo hubiésemos laburado mal, ya teníamos decidido irnos a otro pueblo y no nos habría agarrado acá la pandemia, pero el domingo se llenó y decidimos quedarnos otro finde más. >> Leer más: Jorge Cánepa: "Yo era pianista 20 años antes de tener el piano" -¿Cómo los trató la pandemia en las últimas funciones? -En Buenos Aires no nos dejaban entrar porque estaba todo cerrado. La expectativa era ver qué pasaba acá, pero nos clausuraron el circo. El viernes hicimos una función al 50%. Tuvimos que sacar hileras de sillas, dejar un metro y medio, vinieron desde inspección de la Comuna y me acuerdo que vino poca gente. El sábado vino una tormenta y se bajó la carpa. El domingo la volvimos a levantar, venía la gente al circo, venían todos caminando, pero cayó la Guardia Urbana. No se podía hacer la función, y acá enfrente también prohibieron la reunión de los evangélicos. Y esa fue la última función. circo 4 Sebastián Suárez Meccia / La Capital -¿Este terreno es de la comuna? -No, esto es privado. Le agradecemos acá públicamente a la familia de Alberto Giovaccini. Se portaron de 10. Hasta el último día de mi vida voy a estar agradecida con ellos. Nunca nos dijeron nada, lo único que nos pidió por favor es que le paguemos el agua, que es lo que corresponde. Jamás nos dijo: “Váyanse, no quiero que estén acá”. -¿Se lo alquilaron dos semanas y se quedaron cinco años? -Sí. Más o menos. Ahora aquí no hay nada, lo que ves es lo que quedó. Esto estaba todo ocupado por el circo, entre empleados y artistas. Mi casa estaba por allá. Las casas rodantes, los camiones y la carpa ocupaban todo el predio. -¿Qué le pasó a tu esposo en General Lagos? -El falleció el 19 de noviembre de 2020, en la pandemia, de una insuficiencia pulmonar. Cuando se abrió la pandemia, cada uno empezó a hacer su camino, pero justo nos agarró el fallecimiento de mi esposo y no sabíamos para dónde arrancar porque si mi esposo estuviera vivo nosotros no estaríamos acá. Estaríamos de gira. Estoy en Cáritas, soy muy católica, y le pregunté a una servidora: ¿Por qué no me habrá llevado a mí y no le habría cambiado el destino a mis hijos? “Porque no era tu tiempo, era el tiempo de él y hay que respetar el tiempo de Dios”. "La gente de Lagos se portó excelente: fueron todos solidarios" -¿Cómo se portó la gente de Lagos? -Excelente. Fueron todos solidarios. Ahí en la esquina vive Marisa Vegano, que es de Arroyo Seco, que tenía la panadería en Arroyo. En la pandemia vino un día, no me voy a olvidar nunca, mi esposo estaba vivo: paró ahí con una chata llena de mercadería y empezó a bajar de todo. Ella hizo una colecta. Y un sobre con plata, y zapatos nuevos. El padre Juan nos traía cajas con mercadería. Y nos compraban los productos que haciamos: empanadas de pollo, hamburguesas, postres. circo 5 -¿Cómo siguió la vida después del circo? -Ahora estamos hace casi seis años parados, en una vida sedentaria a la que nos acostumbramos, pero cuando vamos a un circo nos agarra una cosa acá, ¿viste? Una siempre va llevando adentro esa cosita. Sobre todo mi hijo Axel, el menor, que es payaso y malabarista. -¿Volviste a la escuela en Lagos? -Ahora me anoté en la escuela gracias a mi hija que me lo pidió. No sabés cómo me gusta. Yo había hecho hasta quinto grado, un día vino mi hija y me dijo: “Tenés que estudiar. Andá y anotate que pusieron un anexo de Arroyo Seco en General Lagos”. Me encantó. Tuve una experiencia como un tipo viaje de egresados con los chicos, con la maestra, nos fuimos al Tigre, que nunca había tenido. Soy la más grande. A mi hija le dije: “Gracias porque me siento entusiasmada”. >>> Leer más: La piloto de Funes en Europa: "Mis padres siempre respetaron mis sueños y me dejaron volar" -¿Volverías a la vida del circo? -No. Estoy rebién así. No extraño. Extraño cuando voy a una función, pero estoy bien y estoy contenta. Me manejo sola ahora. Decido por mí misma. -¿La vida del circo es como aquel viejo juego que se llamaba “Elije tu propia aventura”? -Es un estilo de vida, yo lo elegí. Yo me enamoré de mi marido y lo seguí, y ahí aprendí cómo se vivía esa vida. -¿Qué te hubiera gustado ser? -Azafata. -¿Con qué soñás? -Con Dios.

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