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» La Capital
Fecha: 08/12/2025 10:10
Duendes fue uno de los mejores equipos del 2025 de la Asociación de Hockey sobre Césped del Litoral (AHL), el mejor de la rama femenina. No dejó dudas. Ganó el torneo Apertura, se le escapó por poco el Clausura, y se redimió en la Súper Final, para lograr el bicampeonato y así coronar un año inolvidable. No fue casualidad, lo sabían todos. Los títulos conseguidos en Reserva y Sub-14 no fueron simples logros deportivos, se puede ver que tras ellos “hay coherencia, identidad y proyección”, como bien señaló la capitana del primer equipo Bernabela Tirabassi, y en su voz resonó una convicción nacida de la experiencia de quien miró de cerca el abismo y aun así avanza. El título también confirmó por añadidura, que ya hace rato que el hockey verdinegro dejó de estar a la sombra de los éxitos del rugby. Con la misma pasión, locura, fanatismo y amor a los colores pasaron a ser las protagonistas excluyentes de esta historia. —Fue un torneo donde estuvimos a la altura y el partido decisivo puntualmente (si bien es una final y las finales se ganan) queríamos ganar mostrando un buen hockey, eso era lo que nos habíamos propuesto, pero los detalles nos costaron. Errores puntuales y pequeños momentos donde nos faltó jerarquía para cerrarlo. La lectura positiva es que esos mismos detalles los trabajamos después con mayor foco y precisión y terminaron siendo un aprendizaje clave para lo que vino. El Clausura nos mostró lo que nos faltaba para ser campeonas. Leer más: Hockey: con la Súper Final, Universitario le puso la frutilla al postre en una gran temporada Duendes3 La palabra de la capitana de Duendes —En el medio jugaron el torneo Súper 8, donde tuvieron un destacadísimo papel ¿Qué me podés decir? —El Súper 8 fue un gran empujón. Competimos contra los mejores y eso nos mostró algo clave: todavía no encontramos nuestro techo. Y para nosotras, esa sensación es lo más importante. Nos dio una lectura muy clara de dónde estábamos paradas y qué cosas necesitábamos ajustar. Fue un torneo que fortaleció muchísimo al grupo y nos preparó mentalmente para lo que vino después. No fue solo un tercer puesto, fue la confirmación de que somos uno de los mejores equipos del país y mejor equipo del interior, pero también de que tenemos margen para seguir creciendo. Ahí está la esencia de este equipo: siempre quiere más. No nos conformamos. Cada desafío, cada torneo nos deja la misma sensación: que lo que viene puede ser aún mejor si seguimos trabajando de la misma forma. —¿Qué pasó entre las dos finales? ¿Cómo trabajaron? —Fueron dos semanas intensas, propias de estar jugando instancias decisivas. La clave estuvo en combinar trabajo y recuperación. Hicimos mucho hincapié en la gestión emocional, en bajar la ansiedad y en mantener la cabeza enfocada. A nivel físico, priorizamos recuperar el cuerpo sin perder ritmo. En lo táctico, ajustamos los detalles finos: revisamos situaciones específicas tanto en defensa como en ataque, corrigiendo pequeñas cosas que podían marcar la diferencia. Nada quedó librado al azar. Buscamos entrenar con ritmo, pero sin desgastar; hablar lo necesario y sostener un clima positivo y de convencimiento. Leer más: Hockey: con un final polémico, los Leoncitos perdieron y jugarán por el bronce del Mundial Duendes2 "La final fue una novela" —La Súper Final fue para escribir una novela, por cómo se dio, por el clima que obligó a una postergación. ¿Cómo la vivieron? —La verdad es que sí, fue una final de novela y también muy desgastante. Uno piensa que el sábado ya está todo definido, pero lo que pasó con el clima nos obligó a resetear y esperar. Son situaciones externas que no podemos controlar, y ahí el desafío fue adaptarnos y tener paciencia. Intentamos sostener nuestras rutinas, la concentración y los puntos clave del plan de juego para que, al tener que jugar al día siguiente, pudiéramos entrar a la cancha con la misma claridad que habíamos preparado. En ese sentido, buscamos ver lo positivo: lo poco que se jugó y el tiempo extra hasta el domingo nos permitieron revisar detalles, reforzar conceptos y llegar incluso más finos. El partido en sí fue durísimo, con un clima que sumó dramatismo, pero el equipo estaba preparado para volver a mostrar carácter, como lo hace siempre. Nos adaptamos a las condiciones, jugamos con inteligencia y, sobre todo, nunca dejamos de creer. Leer más: Argentinos preparan la Visa: ciudades, días y estadios faraónicos para la Scaloneta en el Mundial Las claves del éxito —¿Dónde estuvieron las claves? —En el juego, pienso que estuvo en la defensa, ya que sostuvo al equipo en los momentos más críticos. Otras claves estuvieron en la disciplina táctica, porque intentamos respetar el plan incluso en el caos, y en el carácter, porque cuando hubo que jugar como juega Duendes, con el corazón en la mano y poner al equipo más allá de las individualidades, el equipo respondió. —¿Qué balance hacés del año? —Fue una temporada altamente positiva. Este fue uno de los mejores años, y no lo digo sólo por el título: es un año que sigue marcando un proceso, que mostró el trabajo y la dedicación de todos. Lo que conseguimos es la confirmación de que el club está creciendo en todas sus capas. La Primera, la Reserva y la Sub-14 demostraron que hay coherencia, identidad y proyección. Y lo de las inferiores para mí tiene un valor especial, porque veníamos de años donde nos costaba lograr resultados -hablo en números- y hoy vemos un semillero fuerte, entrenadores alineados y jugadoras que sienten la camiseta. Para nosotras, para el hockey del club, es un orgullo ver que lo que hacemos trasciende. Que lo que transmitimos en cada entrenamiento y en cada partido llega a las más chicas. Eso es lo que buscamos, competir, sí, pero también dejar un legado, formar jugadoras y personas que sigan llevando adelante esta manera de sentir al club y al equipo.
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