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Diamante » Neonetmusic
Fecha: 04/12/2025 11:52
En la Reserva Natural Militar La Calera, a pocos kilómetros del infame centro clandestino La Perla, la tierra comenzó a devolver fragmentos de verdad. El Equipo Argentino de Antropología Forense confirmó este martes el hallazgo de restos óseos humanos desarticulados y evidencias de antiguas fosas comunes en la zona conocida como Loma del Torito, el sitio donde, según testimonios históricos, fueron enterrados cientos de desaparecidos durante la última dictadura y luego removidos en 1979 para ocultar los crímenes ante la visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Durante la campaña 2025, que abarcó cuatro hectáreas excavadas con 470 trincheras de 20 metros cada una, los especialistas encontraron huesos revueltos, pequeños y fragmentados, exactamente como habían relatado sobrevivientes y el propio ex represor Guillermo Bruno Laborda. Las fotos aéreas de 1979 analizadas por el geólogo Guillermo Sagripanti fueron clave para delimitar las 10 hectáreas sospechosas dentro de las 14 mil que ocupa el predio militar. “Son restos que quedaron después de la remoción masiva; no hay esqueletos completos, pero cada hueso puede ser una identidad”, explicó uno de los antropólogos forenses. Familias de desaparecidos, acompañadas por jueces del Tribunal Superior de Justicia de Córdoba, autoridades universitarias y hasta representantes del Ejército, pisaron por primera vez el lugar que durante casi medio siglo fue territorio vedado. “Aquí están nuestros padres, hermanos, hijos. Los mataron, los enterraron y después los profanaron para seguir desapareciéndolos”, expresó el comunicado de los querellantes, que recorrieron conmovidos el terreno donde la tierra aún guarda pedazos de sus seres queridos. El juez federal Miguel Hugo Vaca Narvaja destacó que, como ocurrió hace una década en La Ochoa, estos fragmentos serán suficientes para devolver nombres a través del análisis genético. Los trabajos debieron suspenderse por la llegada de las lluvias, pero la exigencia ya está sobre la mesa: los familiares anunciaron que impulsarán una ley nacional que declare política de Estado la búsqueda permanente de los 30.000 desaparecidos. “El Ejército siempre supo dónde estaban y sigue callando. El Estado argentino miró para otro lado durante décadas”, denunciaron, señalando que la falta de recursos y de continuidad en las excavaciones prolongó el secuestro de los cuerpos. El Banco Nacional de Datos Genéticos, hoy intervenido por el gobierno de Milei, será clave en el próximo paso: comparar los restos con las muestras de sangre que las familias entregaron hace más de treinta años. Córdoba vuelve a ser escenario de una memoria que se niega a ser enterrada. Mientras los laboratorios comienzan la titánica tarea de clasificar e identificar cada hueso, Loma del Torito se transforma en un camposanto sagrado y en un grito colectivo: “A 49 años del terrorismo de Estado, la tierra echa luz en tiempos de oscuridad”. El pacto de silencio militar sigue intacto, pero la perseverancia de madres, hijos y nietos acaba de romper otro pedazo del muro de impunidad. Noticia vista: 412
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