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» Misionesopina
Fecha: 04/12/2025 10:23
La reciente captura y relocalización de Pará, la hembra de yaguareté que apareció comiendo perros en la zona de las 2.000 hectáreas de Puerto Iguazú, se convirtió en uno de los episodios más opacos y polémicos en materia de conservación de fauna en Misiones. A una semana del operativo, el Ministerio de Ecología aún no brindó información oficial sobre el destino de sus crías recién nacidas, lo que encendió una alarma nacional entre especialistas, organizaciones ambientales y la ciudadanía. En diálogo con Radio Up, Nicolás Lodeiro Ocampo —director ejecutivo de la Red Yaguareté, una de las ONG con mayor trayectoria en la protección del jaguar en el país— fue categórico: “Mover a una hembra con cachorros que dependen totalmente de ella es condenarlos a morir. Si para salvar un yaguareté matamos a dos, estamos frente a un error que requiere frenar todo y revisar responsabilidades”. Un traslado que contradijo toda recomendación técnica Lodeiro Ocampo explicó que la decisión de capturar a Pará ocurrió tras viralizarse el video en el que se la veía caminar por la galería de una casa, en un área sin barreras físicas entre viviendas, la Reserva Militar y el Parque Península. La captura podía justificarse para evitar conflictos con la población. Pero el problema surgió al momento en que los técnicos detectaron que la hembra estaba amamantando: había cachorros de muy pocas semanas. La biología del yaguareté es contundente: las crías no caminan, no buscan alimento ni siguen a la madre hasta los dos o tres meses. Son completamente dependientes. Aun así, según la información que maneja la Red Yaguareté, Ecología trasladó solo a la hembra, sin sus cachorros. “Es lo más contraindicado que existe para un felino grande”, remarcó. “Mover a una hembra con crías que no pueden seguirla es dejarlos abandonados a su suerte”. Silencio oficial y pedido de explicaciones La falta de datos concretos motivó a la Red Yaguareté a presentar un pedido de acceso a la información pública dirigido al Ministerio de Ecología, Parques Nacionales y el CONICET. El traslado se realizó dentro de una Reserva Natural de la Defensa, lo que involucra también al Estado nacional. El especialista reveló otro dato inquietante: la organización fue excluida sin explicación de la Comisión Selva Paranaense, espacio del que es miembro fundador. Esa exclusión, sostiene, fue clave para impedir el acceso a información sobre el operativo. “Ni la ubicación GPS de Pará, ni el estado de los cachorros, ni un informe técnico del procedimiento fueron publicados. El comunicado oficial fue meramente retórico”, afirmó. En el ambiente conservacionista circulan versiones que agravan la inquietud: que durante la liberación solo se abrió la puerta de la jaula de Pará, pero que las crías no estaban allí. Si eso ocurrió, fue una separación irreversible. “Es inentendible”, dijo Lodeiro Ocampo. “Salvo que lo que hayan documentado no sea lo que están dispuestos a admitir. Y el propio comunicado oficial, al decir que no pueden monitorear a los cachorros, confirma que no fueron trasladados”. Un destino sin posibilidades de apareamiento y con caza furtiva activa La hembra fue liberada en la Reserva de Biósfera Yabotí, una región donde el yaguareté está prácticamente extinto. En los últimos cinco años solo se registró la presencia de un macho en 300.000 hectáreas. Ese dato da cuenta del impacto de la caza furtiva en la zona. Enviar allí a una hembra reproductiva, sola y sin potencial de apareamiento, es para el especialista “un error técnico y biológico grave”. Según explicó, la decisión implica un retroceso de dos décadas en los esfuerzos de conservación del jaguar en Argentina. 20 años sin aprender Lodeiro Ocampo recordó un caso de comienzos de los 2000: la hembra conocida como “La Sureña”, también trasladada a Yabotí, murió poco después. “Veinte años después, con más tecnología, más experiencia y mejores planes, tomamos las mismas decisiones”, lamentó. La falta de transparencia tampoco es nueva. El especialista mencionó el caso de la cachorrita atropellada en la Ruta 12 el año pasado: la Red Yaguareté nunca pudo acceder al expediente, ni verificar la supuesta multa aplicada. “Esto muestra un deterioro institucional preocupante”, advirtió Lodeiro Ocampo. “Venimos de años de avances, de desarrollar herramientas de convivencia entre ganadería y jaguares, de monitoreo científico. Hoy vemos decisiones improvisadas y un nivel de ocultamiento que no ayuda a nadie”. El conflicto con la fauna, dijo, volverá a repetirse si no se instalan barreras físicas y políticas de prevención en la zona de las 2.000 hectáreas. “No se puede resolver a los tumbos ni con medidas que generan más daño que soluciones”. La urgencia de respuestas Mientras crecen las sospechas de un operativo mal ejecutado, ningún organismo interviniente —Ecología, Parques Nacionales, CONICET— difundió informes técnicos, protocolos, imágenes, ni datos verificables. Para Lodeiro Ocampo, la prioridad es clara: esclarecer qué ocurrió con Pará y con sus crías. “Este silencio es lo que nos obliga a pedir explicaciones formales. La sociedad merece saber qué pasó”, concluyó.
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