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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 04/12/2025 10:53
Uno de cada tres jóvenes en Argentina señaló que utiliza plataformas digitales para informarse sobre finanzas ante la falta de enseñanza formal (Adobe Stock) El auge de las redes sociales como fuente de aprendizaje sobre gestión de dinero marcó un cambio significativo, especialmente en la franja de 16 a 24 años. El informe “El valor de aprender”, realizado por Santander en conjunto con IPSOS, surgió de la consulta a casi 20.000 personas en diez países de Europa y América, incluyendo Argentina, y expuso que uno de cada tres jóvenes recurre a plataformas digitales e influencers para adquirir conocimientos financieros en lugar de a la escuela. El relevamiento, dado a conocer el 4 de diciembre de 2025, incluyó a adultos y jóvenes de países como Brasil, Chile, México, Uruguay, España, Portugal, Reino Unido, Estados Unidos y Polonia. Los datos recabados permitieron identificar una diferencia marcada en las fuentes de educación financiera utilizadas por los distintos grupos de edad y las brechas en la adquisición de habilidades. La encuesta de Santander y IPSOS mostró que un 61 % de los participantes consideró que posee conocimientos financieros suficientes, pero sólo un 11 % afirmó sentirse informado sobre cómo administrar dinero. En el caso específico de Argentina, la brecha entre percepción y realidad resultó aún más notoria: solo 27 % de los encuestados respondió correctamente una pregunta sobre inflación, aun cuando el 61 % aseguró dominar conceptos económicos básicos. Entre los adultos, apenas un 20 % participó alguna vez en cursos formales sobre finanzas personales, a pesar de que el 95 % reconoció que recibir formación en esta materia aporta ventajas concretas en la vida cotidiana. Entre quienes sí logran capacitarse, el 64 % opina que sirve para mejorar la toma de decisiones, el 59 % resalta su impacto positivo para administrar gastos y deudas, y el 40 % la vincula con un alivio al estrés financiero. Dentro del universo de los jóvenes argentinos, el 33 % indicó que aprendió sobre dinero a través de redes sociales o creadores de contenido digital. Este fenómeno duplicó la proporción registrada entre los adultos del país. Aunque las redes y los influencers ofrecen acceso rápido a información, la falta de controles y la escasa presencia de contenidos curriculares incrementó la exposición a riesgos. Según el informe, siete de cada diez jóvenes en Argentina recibieron al menos un intento de estafa digital y casi uno de cada cuatro cayó efectivamente ante un fraude online. La digitalización acelerada abrió perspectivas y desafíos para la educación financiera. El informe subraya que si bien las herramientas tecnológicas facilitaron tareas de administración personal del dinero, también multiplicaron la necesidad de nuevas competencias y aumentaron vulnerabilidades. En las conclusiones, los investigadores advierten contra la desinformación propagada por los llamados “finfluencers”, ya que el acceso masivo a tutoriales y consejos no siempre va acompañado de una formación crítica para diferenciar fuentes confiables. Al consultar sobre el rol de las instituciones, la encuesta de IPSOS reveló que para el 91 % de los argentinos tanto los padres como las escuelas deberían garantizar la formación financiera de las nuevas generaciones. A nivel global, nueve de cada diez personas opinaron en la misma línea, aunque subrayaron que los bancos y los gobiernos también están llamados a aportar. A pesar de la demanda social, solo el 14 % de los argentinos encuestados asistió a clases de finanzas durante su etapa escolar. Respecto al contenido considerado prioritario, las tres áreas más demandadas resultaron la elaboración de presupuestos, la gestión de gastos y la toma de decisiones informadas. En todos los países evaluados, los participantes coincidieron en la necesidad de ampliar los temas de ahorro, inversión e impuestos en la enseñanza regular. El informe destacó que la educación financiera se ubicó en el segundo lugar de prioridades para ser integrada en el currículo escolar, solo por debajo de las matemáticas. El acceso desigual a la capacitación representa uno de los mayores obstáculos para el desarrollo de habilidades financieras desde la infancia. En Argentina, el 86 % de los consultados señaló no haber tenido formación financiera en el colegio y el 84 % de quienes no tuvieron acceso dijo que le habría resultado útil recibirla. Entre las razones más frecuentes para no tomar cursos en la adultez, sobresalen el costo elevado (44 %) y la dificultad para destinar tiempo (31 %). El documento elaborado por Santander y IPSOS identificó, además, una clara falta de consenso respecto de la responsabilidad de instruir a los adultos. Para el público, la tarea se reparte entre la educación formal, la familia, los bancos y el Estado. A la vez, la mayoría se inclinó a favor de integrar contenidos de finanzas a otras asignaturas en vez de crear materias independientes, una tendencia compartida tanto en América como en Europa. La fragmentación de fuentes y la circulación de consejos en plataformas digitales generó una problemática emergente: la proliferación de datos inexactos o engañosos, fenómenos amplificados por el auge de los “finfluencers”. El informe advierte que la ausencia de pensamiento crítico y análisis riguroso puede transformar estos espacios en canales de desinformación, dificultando la identificación de estafas y la protección frente a fraudes. Ante este escenario, los bancos y otras entidades financieras desplegaron nuevos programas de capacitación. Alejandro Butti, CEO de Santander Argentina, expresó: “El desafío no es solo enseñar a manejar el dinero, sino acompañar a las personas para que puedan tomar decisiones informadas y responsables en un entorno digital cada vez más dinámico”. El ejecutivo también remarcó: “Estamos convencidos de que la educación financiera es una herramienta clave para el desarrollo personal, la inclusión social y la sostenibilidad económica del país”. Para dar respuesta al fenómeno y atender variados públicos, Santander implementó talleres presenciales, materiales educativos digitales y actividades de prevención del fraude. Durante el último año, más de 20.000 personas participaron de estas actividades impulsadas por la entidad junto a escuelas y otras organizaciones. Los principales esfuerzos tuvieron eje en estudiantes, mayores y grupos familiares, con el foco puesto en la prevención de delitos virtuales y la promoción del uso responsable del dinero. El informe “El valor de aprender”, según sus autores, buscó profundizar en las necesidades, percepciones y vacíos que atraviesan a toda la población. “Las personas tienden a sobrestimar sus capacidades, la confianza disminuye en los entornos digitales y el acceso a la información es cada vez más variado y fragmentado”, advirtió el estudio. Los investigadores indicaron también que la vulnerabilidad frente a la manipulación, las estafas y la desinformación es un rasgo común a todos los países donde se realizó la encuesta. La metodología incluyó la consulta a muestras representativas de adultos en diez mercados. Se entrevistó a más de 2.000 personas por país, con cuotas por edad, género, región y situación laboral. El trabajo de campo se realizó entre abril y mayo de 2025. Los resultados fueron ajustados para reflejar la estructura demográfica de cada nación incluida en el sondeo, según comunicó Santander. Como enfatizó Ana Botín, presidenta ejecutiva del grupo: “La educación financiera no es un tema técnico ni accesorio: es una herramienta esencial de progreso”. Según Botín, adquirir nociones sobre dinero, cómo se crea y se transforma, constituye una parte fundamental de la vida social y económica de cualquier sociedad.
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