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Parana » Radio La Voz
Fecha: 04/12/2025 03:46
Esta mañana, los pasillos se despertaron con olor a café recién hecho y la clásica humedad del Café Quintela, ese templo donde Grillos y Perros destripan la República como si fuera una medialuna de ayer. Don Grillo llegó con un mamotreto de papeles bajo el brazo —papeles, siempre papeles— y anunció: —Traigo filosofía pasillera. Grillo Intelectual se despachó con un texto sobre el derecho de acceso a la información pública… pero traducido al idioma “lo que realmente pasa”. Los Perros hicieron silencio. Cuando Grillo Intelectual aparece, hasta los azucareros lo escuchan. Don Grillo abrió el escrito: —Mirá, la transparencia nació en Roma para evitar que algún César se haga el vivo… —leyó— pero lo que estamos viendo acá es transparencia con linterna apuntada a la cara de un solo magistrado. No al Poder Judicial. No a la institución. A una persona. Como si fuera un show de talentos. Perro Peluche intervino, acomodándose el cuello de la camisa: —O sea, que usan el derecho a la información pública como una 9 milímetros institucional. —Exacto —respondió Don Grillo—. Pedidos quirúrgicos, recortados con bisturí. No preguntan por gestión, carga de trabajo, auditorías o procesos institucionales. Preguntan por la vida administrativa de una persona, por si respira, si camina, si toma colectivo, si compra galletitas de limón o frutilla. Todo armado para generar clima. Una especie de “Netflix del escrache”. Perro Verde, siempre más psicoanalítico que perruno, agregó: —Eso no es control republicano; eso es edición maliciosa. Framing puro. Te cuento solo lo que sirve para que vos ya pienses lo que yo quiero. Don Grillo asintió: —Grillo Intelectual dice que esto no es transparencia, es disciplinamiento. Y cuando la transparencia se usa para eso… se pudre el reservorio de la legalidad. Porque se reemplaza el debido proceso por la lapidación emocional. Perro Porteño, que vive rodeado de medios y conoce la fauna: —El periodismo ahora no investiga. Curiosamente… narra. Y narra como quiere, no como un cronista, sino con falacias ad hominem, moral tagging, aroma a denuncia y cero datos duros. Y se creen Cicerón, pero son operadores con Iphone. Don Grillo siguió leyendo: —Y ojo a esto: el ataque es doble. Con una mano te pegan con argumentos liberales—gastos, privilegios, eficiencia, uso de recursos públicos— y con la otra, te acusan desde la moral progresista —dictadura, vínculos familiares, religión, ideología—. Un Frankenstein moral. Te pegan con la derecha y se defienden con la izquierda, típico del periodismo progre moralizante. Perro Choco, que siempre se pierde un poco, preguntó: —¿Y qué dice la Ley Provincial? Porque todos hablan, pero nadie la leyó. Don Grillo respondió: —Dice clarito que hay excepciones para evitar estas cosas. Que la información no puede usarse para escarnio. El Poder Judicial tiene mecanismos propios para investigar: auditorías, jury, responsabilidades administrativas y penales. Todos con garantías. No con un poste de luz y una cámara de LN+. Pero bueno, vaya a saber uno cuál es el Espíritu de la Ley. Habrá que exorcizarlo. Los Perros rieron. Y Don Grillo remató: —La República romana sabía una cosa: transparencia sin criterio, sin estar guiada por parámetros objetivos que protejan la seguridad del Estado y la privacidad de las personas, es tan peligrosa como el secreto absoluto. Y hoy estamos viendo transparencia convertida en reality. No quieren saber cómo funciona el Poder Judicial; quieren convertir a una vocal en villana de temporada. Eso no fortalece la democracia. La debilita. Y además… —miró alrededor, bajando la voz— …hoy el periodismo es más moralista que institucional. Y mientras la conversación se diluía lentamente como el aroma del café recién hecho, quedó flotando la máxima pasillera del día: La transparencia no es un arma. Pero hay quienes la empuñan como si lo fuera. Y en los pasillos se sabe: cuando la transparencia tiene dueño, deja de ser transparencia. --- Los personajes, los diálogos y las escenas son inventados. Cualquier parecido con personas reales —vivas, muertas, desaparecidas del mapa político o condenadas por la vida misma— es pura coincidencia. Las Charlas de Pasillo contienen humor negro, ironía, exageraciones y lenguaje directo. Se recomienda discreción para quienes aún creen que los pasillos no hablan... o que los grillos no opinan
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