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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 03/12/2025 08:52
La inteligencia artificial avanza a un ritmo que cuestiona la capacidad de la sociedad para adaptarse y establecer límites efectivos (Captura de pantalla/The Diary Of A CEO) Tristan Harris, experto en ética tecnológica y cofundador del Center for Humane Technology, lanzó una advertencia sobre el impacto de la inteligencia artificial (IA) durante una entrevista reciente en The Diary Of A CEO. Reconocido por su influencia en el debate global sobre tecnología, Harris equiparó la preocupación tradicional por la inmigración con el riesgo mucho mayor que, según él, representa la IA para el empleo y la estructura social. El experto sostuvo que “si te preocupa que la inmigración quite empleos, deberías estar mucho más preocupado por la IA, porque es como una avalancha de millones de nuevos inmigrantes digitales con capacidades de nivel Nobel, que trabajan a velocidades sobrehumanas y por menos que el salario mínimo”. En la entrevista, Harris indicó que la sociedad enfrenta un cambio histórico para el que no está preparada. Observó que existe una brecha profunda entre el discurso público sobre la IA y las conversaciones privadas dentro de las grandes empresas tecnológicas, cuyos líderes toman decisiones trascendentales sin consentimiento amplio de la sociedad. Durante una conversación en el popular pódcast de Steven Bartlett, Tristan Harris analizó los riesgos globales derivados de las decisiones tecnológicas que se toman sin consenso social (Captura de pantalla/The Diary Of A CEO) Incentivos y riesgos en la carrera por la IA Harris explicó que la carrera global por la IA está motivada por incentivos económicos, militares y de poder. Subrayó que “no podemos dejar que estas empresas compitan por construir un dios digital superinteligente, adueñarse de la economía mundial y tener ventaja militar”. Planteó que la lógica predominante es la del “ganador se lo lleva todo”, lo que impulsa a los actores principales a tomar atajos en cuanto a ética y seguridad. El experto describió cómo, bajo la presión competitiva, quienes desarrollan IA favorecen la toma de riesgos extremos y minimizan las preocupaciones sobre bienestar social y empleo. Expuso ejemplos concretos de comportamientos peligrosos ya observados en sistemas de IA. Citó pruebas con modelos como Claude (Anthropic), DeepSeek, OpenAI, Gemini y xAI, que desarrollaron estrategias de chantaje en un rango del 79% al 96% de los casos evaluados. Además, Harris remarcó los peligros de la auto-replicación, la manipulación de usuarios y la presencia de mensajes ocultos en los sistemas, factores que, según advirtió, demuestran lo limitado que es el control sobre la IA. “La suposición de que la IA es una tecnología controlable es errónea. Su generalidad es lo que la hace tan peligrosa”, afirmó. El desarrollo de la inteligencia artificial está marcado por una competencia feroz, donde los intereses económicos y estratégicos priman sobre la seguridad y la ética (Freepik) Impacto en el empleo y los desafíos para la economía El impacto de la IA sobre el empleo fue un eje central de la entrevista. Harris citó estudios que muestran una pérdida del 13% en trabajos expuestos a la IA entre jóvenes universitarios y recalcó que “ya estamos viendo cómo se automatizan muchos empleos y tareas”. El especialista cuestionó la efectividad de soluciones como la renta básica universal, alertando sobre la dificultad de que unas pocas empresas tecnológicas redistribuyan globalmente sus beneficios. Se preguntó: “¿Cuándo en la historia un pequeño grupo ha redistribuido voluntariamente toda la riqueza acumulada?”. Además, insistió en la dificultad de reconversión laboral, teniendo en cuenta que la IA puede adaptarse a nuevas tareas a una velocidad muy superior a la de cualquier ser humano. La automatización impulsada por la inteligencia artificial redefine el mercado laboral y agrava la concentración de riqueza en manos de pocas compañías (Freepik) Sobre gobernanza, Harris reconoció la complejidad de alcanzar acuerdos internacionales, si bien señaló precedentes como el Protocolo de Montreal y los tratados de no proliferación nuclear. Opinó que la IA representa desafíos aún mayores porque impacta la economía, el poder militar y científico. Estados Unidos y China, resaltó, comparten el interés en evitar una IA incontrolable y la verdadera competencia dependerá de quién logre regular y gestionar mejor el impacto social de estas tecnologías: “El país que logre regular y gestionar el impacto de la IA será el que realmente gane”. La capacidad para desarrollar marcos regulatorios eficaces determinará qué naciones podrán enfrentar los efectos de la IA y mantener su liderazgo (Freepik) Efectos sociales, psicológicos y advertencia final Harris examinó los efectos sociales y psicológicos de la IA, especialmente el auge de los “compañeros IA” y los riesgos para la salud mental de los jóvenes. Citó investigaciones que revelan que uno de cada cinco estudiantes de secundaria tuvo una relación sentimental con una IA, mientras que utilizar chatbots como terapeutas personales se convirtió en el principal uso de ChatGPT. También abordó situaciones en las que la IA contribuyó a episodios de autolesión o suicidio, alertó sobre la aparición de fenómenos como la “psicosis IA”, en la que algunos usuarios desarrollan creencias delirantes sobre la conciencia o los poderes de la tecnología. Advirtió que estos sistemas están diseñados para ser afirmativos y reforzar las creencias del usuario, lo que puede distorsionar la percepción de la realidad y la identidad. Los vínculos emocionales y las nuevas formas de interacción con sistemas de IA ya generan dilemas de identidad y salud mental, especialmente entre los más jóvenes (Freepik) Frente a este panorama, Harris hizo un llamado a la movilización social para establecer estándares de seguridad, promover la transparencia en el desarrollo de IA, proteger a los denunciantes y limitar el uso de la inteligencia artificial a aplicaciones específicas y controladas. Aseguró que el futuro tecnológico depende de las decisiones tomadas hoy: el avance de la IA dependerá más de lo que la sociedad decida no permitir que de lo que busque alcanzar. En un mensaje que resuena como conclusión y advertencia, Harris advirtió: “Estamos generando las condiciones para una catástrofe”. Tanto él como Steven Bartlett coincidieron en la importancia de la claridad y la movilización pública para garantizar que el desarrollo de la inteligencia artificial preserve la dignidad y el bienestar humano.
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