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Parana » Plazaweb
Fecha: 02/12/2025 22:22
La presentación de un nuevo proyecto de ley para regular la eutanasia en Argentina reavivó el debate en el Congreso. La iniciativa, firmada por un grupo de diputados radicales entre los que se encuentra el entrerriano Atilio Benedetti, toma como referencia la normativa recientemente aprobada en Uruguay tras un extenso proceso de consulta pública y discusión parlamentaria. El caso del país vecino generó expectativas entre quienes desde hace años impulsan el reconocimiento del derecho a una muerte asistida. Elisa Lisnofsky, técnica en psicogerontología, recordó que este nuevo texto se suma a varias propuestas anteriores. “Con ese proyecto ya van siete que ingresan a la Cámara de Diputados para ser tratados”. La historia de Claudia: un proceso que impulsó una militancia La militancia de Lisnofsky está atravesada por su experiencia personal: su hija Claudia atravesó un cáncer de ovario extremadamente agresivo y murió sin que se cumplieran sus deseos respecto al final de su vida. “Mi hija casualmente vivía en Montevideo. Tenía 47 años cuando le detectaron un cáncer de ovarios, grado 4, sumamente agresivo”, relató en Cosas que pasan en Radio Plaza. Pese a un pronóstico inicial de dos años de sobrevida, Claudia vivió cinco gracias a múltiples tratamientos y terapias. “Ella hizo todo, todo lo que había que hacer, desde lo médico tradicional hasta lo alternativo. Se sometió a cirugías, a rayos, le estirparon órganos de su cuerpo. Vivía con una ostomía y era atendida por la salud pública de Montevideo”. La familia incluso atravesó momentos de esperanza. “En un punto hubo marcadores de las células cancerígenas que daban casi como una remisión. Hicimos un festejo, pero al poquito tiempo volvió y con toda la furia”. El sufrimiento final y el pedido no respetado Con el deterioro físico y emocional profundizándose, Claudia expresó su voluntad de recibir sedación terminal. “Ella en un punto de este último proceso le pidió a su médica paliativista que la durmiera, y le preguntó a su criterio cuándo bastara. Bueno, no fue respetado”, recordó Lisnofsky. La negativa derivó en lo que define como encarnizamiento terapéutico. “Sufrió lo que sufren tantas personas, que es lo que se llama encarnizamiento u obstinación terapéutica. No hay forma de transmitir en palabras ese enorme sufrimiento físico y existencial”. Su historia marcó el inicio de una lucha que continúa hasta hoy en búsqueda de una legislación que evite situaciones similares. Eutanasia y muerte digna: diferencias claves Argentina cuenta desde 2012 con la Ley 26.742, conocida como de “muerte digna”. Sin embargo, Lisnofsky remarcó que sus alcances no deben confundirse con los de la eutanasia. “La diferencia es fundamental”, explicó. “La ley de muerte digna es la ley de nuestros derechos como pacientes. Lo que realmente trae es la autonomía de la voluntad del paciente, que decide si quiere que se le retiren todas las medidas de soporte vital”. No obstante, aclaró que esa normativa permite dejar que la naturaleza siga su curso, pero no intervenir para provocar la muerte. “En cambio, la eutanasia es el acto intencionado de provocar el fin de vida, siempre con la expresa voluntad del paciente”. Otra diferencia central es quién puede tomar decisiones. “Respecto de la ley de muerte digna, si la persona no está en condiciones, puede hacerlo un familiar. En cambio en la eutanasia no: tiene que ser por voluntad expresa del paciente”. Expectativas legislativas y apoyo social Aunque 2025 se encamina a cerrar con prioridades parlamentarias enfocadas en otros temas, Lisnofsky tiene expectativas de que el debate avance en 2026. “Es increíble que todavía no se haya debatido en cámaras”, señaló al considerar que el contexto social es favorable. Según destacó, las encuestas acompañan. “Dos consultoras importantes del país nos dan un 78% de adhesión al derecho a la eutanasia y al suicidio médicamente asistido”. Para ella, más allá de lo legislativo, el eje debe ser la dignidad. “Morir es una decisión muy difícil. Cuando una persona decide poner fin a su vida es porque tiene razones poderosas, es sobre todo una cuestión de coherencia y de dignidad y de libertad”. Una red de apoyo y trabajo pedagógico Tras la muerte de su hija, Lisnofsky creó el grupo “Eutanasia, Derechos y Final de Vida”, que hoy reúne a miles de personas. “Tiene alrededor de 4.500 integrantes de todas partes del país y de gran parte del mundo. Estamos trabajando todo el tiempo, sobre todo pedagógicamente, dando lugar a estos relatos”. Además, el colectivo organiza conversatorios abiertos al público. “Vamos a hacer uno ahora para terminar el año y vamos a seguir haciendo. El 17 de diciembre va a ser el primero”, anunció.
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