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» Elterritorio
Fecha: 01/12/2025 06:52
El gobierno nacional recurrió al viejo truco de dibujar los números del Indec para ocultar la realidad. Pero en las calles la situación se torna compleja. Cierre de empresas y caída de consumo ya no son noticia, son una constante. En ese marco, las provincias pujan. domingo 30 de noviembre de 2025 | 3:30hs. Imagen ilustrativa (Latree). Pintar puede ser un trabajo, pero también un arte. Tanto para pintar una pared como para realizar un cuadro, pintar requiere de precisión para que el resultado final sea una verdadera obra de arte. En algunas ocasiones, esas obras de arte que resultan con el trabajo terminado, ya sea del pintor de brocha gorda como del artista plástico, permiten tapar las fallas que tenía un trabajo anterior. El pintor de obras puede tapar con la pintura los rastros que dejaron los albañiles en la pared, el artista puede tapar una obra anterior que dibujó en el mismo paño pero que no lo satisfizo. Algo de esto es lo que hicieron esta semana “los pintores” del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), que comandados por el gran artista de los números Marco Lavagna dieron a conocer el índice del Estimador Mensual de Actividad Económica (Emae), que mide la actividad económica. Según “el artista”, bajo el auspicio del gobierno libertario, ese índice marcó un crecimiento de la economía en el tercer trimestre, evitando así que Argentina cayera técnicamente en recesión, tras dos trimestres con el estimador en negativo. Según el informe del equipo de “dibujantes” del Indec en septiembre de 2025, el estimador registró una suba de 5% en la comparación interanual (ia) y de 0,5% respecto a agosto en la medición desestacionalizada. Estos números sorprendieron a propios y extraños, porque ni los analistas más optimistas y alineados, pero no dependientes, de la Casa Rosada esperaban que el valor estuviera por encima del cero. Para todos ellos la recesión era un hecho, ya que basta con ver lo que sucede en las calles donde el consumo está desplomado y el cierre de locales comerciales es una constante. O con revisar los datos de empleo que empiezan a reflejar cómo las empresas pequeñas, medianas y grandes empiezan a despedir personal. Esta semana se conocieron despidos en empresas como Essen, Whirlpool y se espera algo similar en Renault, que ya anunció que dejará de fabricar tres modelos de autos en la Argentina. Si nos ponemos a analizar los últimos dos años, podemos ver que entre noviembre de 2023 y agosto de 2025 cerraron casi 30 empresas por día y se multiplicaron los despidos en sectores metalúrgicos, textiles y de electrodomésticos, mientras el empleo formal retrocede y crece la inserción laboral precaria. En la Unión Industrial Argentina hablan de un retroceso del sector del 10%. Por lo que todo indica que la sangría de despidos continuará, por una combinación entre la apertura de importaciones y el estancamiento del consumo. Que en ese contexto la economía marque un crecimiento debe ser obra de un artista que pinta números, otra explicación no se encuentra. Un pintor experimentado Si en este país hay alguien que sabe de dibujar con números ese es Guillermo Moreno, el dirigente peronista tuvo a su cargo la intervención del Indec durante los gobiernos de Cristina Fernández. Su trabajo era “dibujar los números” para esconder los datos de pobreza e inflación. Así que de esto sabe. Esta semana Moreno se puso en modo “crítico del arte de dibujar números” y desglosó el movimiento a través del cual los libertarios lograron que la economía de la argentina crezca, estadísticamente hablando. Según Moreno, al ver los datos lo que se percibe es que lo que más creció fue Impuestos netos de subsidios, 1,87%. Es decir, un aumento de la participación del Estado en la economía. Bajaron los subsidios, entonces el Estado se está quedando con más plata. Y es que casi el 40% del crecimiento de ese total de 5% lo está explicando que recaudaste más impuestos. La segunda categoría con mayor crecimiento es la Intermediación financiera, con un 1,36%. Lo que aporta el sistema financiero al crecimiento se mide por la tasa de interés que cobra, restada la tasa de interés que paga. La diferencia entre la tasa activa y la pasiva, si es mucha, hace crecer al sector. Sabemos que las tasas de interés se volaron durante septiembre para tratar de mantener a raya el dólar. Y cualquier analista junior de economía sabe que tasas altas no aportan al crecimiento de la economía, al contrario, lo retraen. Así que tenemos que del total del 5% un 3,20% se explica entre impuestos y tasa de interés que son las primeras dos categorías. El 70% del total. La tercera categoría es actividades inmobiliarias, que creció un 0,57%. Para el Indec, si pagabas un alquiler generabas una actividad económica. Pero cuando sos propietario y no pagás alquiler también, porque esa plata la gastás en otra cosa. Ahí están todas las propiedades de la Argentina como si fueran todas alquiladas. La cuarta categoría, Explotación de minas y canteras, que tiene impacto en un grupo reducido de la ciudadanía y en sectores geográficos determinados. Con eso se llega a 4,12% del total de 5%. Y la quinta categoría en crecimiento es comercio mayorista, minorista y reparaciones, que marca un 0,28%. Ahora las importaciones golpean a ese sector provocando cierres como el mencionado en Essen o Whirlpool. Así que si sumamos los cuatro primeros que dan 4,12%, y agregamos el mayoreo da 4,40%. O sea que queda sumar un 0,60% entre todas las categorías restantes, que son las de mayor consumo y generación de empleo, para llegar al 5% como crecimiento de la economía respecto de septiembre del 2024, cuando el país estaba prácticamente paralizado. Un motor desdibujado Uno de los motores de la economía argentina es la industria, otro es la construcción, dos sectores que están en crisis profunda. En el sector industrial son varias las empresas que están camino a tomar decisiones como las de Whirlpool o Essen. La Unión Industrial Argentina adelantó esta semana que el sector experimenta una caída del 10% respecto del año pasado. Vuelve a ser difícil creer en los números del Indec si uno de los motores está tan averiado. La industria opera con capacidad instalada en niveles cercanos a los de la pandemia y arrastra caídas del 17% en sectores como el textil. La construcción, otro gran generador de trabajo, se desplomó 18% interanual. Ese mismo clima macroeconómico se vive en Misiones, los datos oficiales son elocuentes. La caída del 10,2% en las ventas de combustibles —con desplomes del 7,6% en la nafta súper y del 15,4% en el gasoil— muestra que menos hogares llegan a fin de mes y menos empresas se mueven. La morosidad en la energía eléctrica se duplicó llegando a que cuatro de cada diez usuarios están retrasado en el pago de la luz, un síntoma directo de ingresos que no acompañan el ritmo de los aumentos nacionales. En los supermercados, las ventas se redujeron hasta un 30%, generando despidos y reemplazo de trabajadores por modalidades más precarias. La caída del consumo también se traduce en cierres de comercios y en despidos de empleados del sector, incluso en consumos básicos como supermercados. Esta crisis se replica también en otros sectores y se ve que el empleo forestal cayó 13%, los aserraderos del Alto Uruguay venden 40% menos, la obra privada se derrumbó 45% y la obra pública está prácticamente paralizada. En Iguazú, los hoteles registran ocupación inferior al 40%, y en los hogares, la señal más clara, el endeudamiento familiar crece, con un 18% más de atrasos en tarjetas de crédito. Dibujando como se puede Así, aunque desde la Casa Rosada se esfuercen en dibujar otra cosa, Argentina está en crisis económica. No se ven mejoras, por el contrario, hay signos de empeoramiento. Una crisis que no nace en las provincias, pero que es en donde más se siente. Una crisis, además, que es combatida casi en soledad por los gobiernos locales, provinciales y municipales. Es que la vida económica de las provincias está profundamente condicionada por la macroeconomía que define la Nación. La inflación, las tasas de interés, el tipo de cambio, el ajuste del gasto nacional, las retenciones, las importaciones, la política salarial y la recesión industrial son todas estas variables cruciales que definen en Buenos Aires y moldean, directamente, el consumo, el empleo, el comercio y la inversión en cada rincón del país. Un dato de las provincias en el que se puede apreciar con claridad cómo la economía está estancada, o en caída libre, es en la recaudación nacional, provincial y municipal. Los gobiernos provinciales están preocupados por juntar los fondos necesarios para pagar los salarios de diciembre y el aguinaldo. No hay provincia, al día de hoy, que tenga confirmada la fecha, o forma de pago en cuotas del Salario Anual Complementario. Y muy pocas, entre ellas Misiones, lograron pagar los salarios de noviembre en una cuota en tiempo y forma. Los estatales misioneros cobraron este fin de semana, pero como en las demás provincias, en la tierra colorada aún no hay fecha confirmada para el pago y modalidad del aguinaldo. En los municipios la situación es similar. En ambos casos, la caída de la coparticipación, producto de la baja en la recaudación, es lo que complica las arcas para llegar al pago. La compleja situación puede traer tensiones en varios distritos, en las próximas semanas. Una Chiqui Bomba de Humo Pero la Casa Rosada prefiere no entrar en el debate económico y deja que el agua corra bajo el puente. Prefirió meterse en otros líos, más en línea con el relato de la épica libertaria. Esta semana el gobierno nacional eligió pelearse con el Chiqui Tapia, para defender al presidente de Estudiantes, Juan Sebastián Verón. Verón y Tapia escalaron sus diferencias entre la semana pasada y esta luego de que por una actitud de los jugadores de Estudiantes, ordenada por Verón, fuera sancionada por la AFA. La Casa Rosada, desde el presidente Javier Milei hasta el último de los funcionarios, se encolumnó detrás de Verón para atacar al Chiqui Tapia, quien contestó desde un acto oficial de la AFA recordando que desde que él preside la máxima entidad del fútbol argentino, por Balcarce 50 pasaron tres presidentes. Más allá de los tires y aflojes en los medios o las amenazas de una intervención a la AFA -lo que sería un enorme error político de la Casa Rosada porque las consecuencias ante la Fifa golpearían tanto a la selección como a los clubes argentinos- nos queda la sospecha a muchos de que esta pelea fue usada por el gobierno como una bomba de humo para tapar un escándalo mayor. Veamos. El presidente Javier Milei tenía pensado viajar a los Estados Unidos esta semana para participar del sorteo de la Copa del Mundo de la Fifa. Allí se podría encontrar con Lionel Messi, muy amigo del Chiqui Tapia. Pero también en ese viaje, según venían anunciado desde hace semanas los voceros del aparato comunicacional del gobierno, Milei se reuniría con Trump para anunciar públicamente juntos el acuerdo comercial entre Argentina y Estados Unidos. Pero para no cruzarse con el Chiqui Tapia Milei decidió no viajar a Miami. Por lo que tampoco se producirá el encuentro con Trump para el anuncio de lo que la Casa Rosada presentó semanas atrás como el acuerdo más importante en la historia de la humanidad libertaria. Raro. ¿En serio una pelea con el Chiqui Tapia es tan importante como para suspender un encuentro con Trump o es que en realidad el encuentro con el presidente de los Estados Unidos se cayó y se necesitaba una excusa para no viajar a los Estados Unidos? La Casa Rosada le puso mucha épica al acuerdo comercial, aún inexistente, con los Estados Unidos. Resulta raro entonces que por una pelea con el titular de la AFA se decida suspender un viaje en el que se le pondría el broche de oro a esa medida tan anunciada, esperada y celebrada. Quizás los pintores de la comunicación libertaria encontraron en la pelea con Tapia un buen motivo para desviar la atención, tanto del paso en falso respecto del acuerdo comercial como de una crisis económica que intentan esconder dando pinceladas en los números malos, para mostrarlos como buenos.
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