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» Sin Mordaza
Fecha: 30/11/2025 11:41
Macín explicó que la diócesis se encuentra abocada a acompañar a personas en situación de vulnerabilidad, trabajando junto a centros de atención a las adicciones, brindando contención en lo inmediato y ofreciendo cercanía a quienes experimentan soledad, desorientación o pérdida de rumbo. Entre los elementos que considera influyentes mencionó el impacto de las adicciones, el uso excesivo de la tecnología, la fragilidad de los vínculos interpersonales y una cultura que —dijo— ha debilitado valores como el esfuerzo, la espera y el sacrificio. Frente a este escenario, subrayó que la Iglesia posee, “con humildad pero con convicción”, en el Evangelio y en su enseñanza, un camino capaz de sostener situaciones límite y devolverle a la vida un sentido más amplio y trascendente. “Las decisiones que tomamos hoy tienen consecuencias no sólo aquí, sino también en el más allá”, expresó, destacando la necesidad de recuperar una mirada espiritual que ayude a orientar la existencia. El obispo recordó que durante mucho tiempo la tradición cristiana ofreció una estructura que contenía y daba sentido a la vida de las personas, y que es necesario repensar cómo anunciar el mensaje evangélico en un contexto marcado por la confusión y la fragilidad afectiva. En este marco, valoró la multiplicación de grupos de oración, nuevas expresiones de espiritualidad y, de modo especial, la adoración al Santísimo, un espacio donde muchas personas “encuentran paz, resuelven sus problemas y ordenan su interior en silencio”. Consultado sobre la antigua percepción de que quien se quitaba la vida quedaba privado del gozo eterno, Macín aclaró que se trató de “una interpretación de época”, que quizá buscó generar cuidado de la vida mediante el temor, pero que no es apropiada para afirmar hoy. Remarcó que la reflexión actual debe centrarse en la esperanza, el encuentro definitivo con Dios y el acompañamiento cercano a quienes atraviesan sufrimiento profundo. “Se puede y se debe hablar de la vida eterna —afirmó—, pero de una manera positiva, que anime a encontrar razones para seguir viviendo”. Y concluyó que, ante la crisis que atraviesa la región, la respuesta inmediata es la caridad activa, mientras que la respuesta de fondo implica reconstruir el sentido trascendente de la vida, allí donde la cultura contemporánea ha dejado vacíos.
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