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Concepcion del Uruguay » Uruguayenses.com
Fecha: 28/11/2025 17:34
Compartir en: Una esfera metálica de unos 40 centímetros de diámetro irrumpió, silenciosa pero contundente, en la rutina rural de Quebrachito, al noreste del departamento Victoria. El hallazgo ocurrió en mayo, cuando una cosechadora avanzaba sobre un lote de soja y se topó con el objeto, marcado por signos inconfundibles de haber atravesado temperaturas extremas. El episodio, sin embargo, se mantuvo en reserva hasta ahora, mientras la comunidad intenta descifrar su procedencia. La pieza, intacta a pesar del reingreso atmosférico, presenta características que apuntan a un origen espacial. Especialistas consultados no descartan que se trate de un componente ruso: posiblemente parte de un propulsor o de una etapa de cohete utilizada en lanzamientos orbitales. Su estructura —metales livianos y aleaciones resistentes al calor— coincide con la de los tanques presurizados que transportan gases como nitrógeno o helio en distintos vehículos espaciales. Aunque estos fragmentos suelen desintegrarse antes de tocar tierra, algunos sobreviven. Por eso, los investigadores creen que se trataría de uno de esos tanques esféricos diseñados para soportar presiones elevadas y grandes variaciones térmicas. Su integridad, incluso tras la caída, refuerza esa hipótesis. El episodio no sorprende del todo a los habitantes de Victoria. En el Museo del OVNI de la ciudad se conservan al menos dos esferas similares recogidas en campos de la zona en años anteriores. Entre Ríos parece haberse convertido, por ubicación y azar orbital, en un punto recurrente de caída de fragmentos espaciales. Casos parecidos se registraron en México, Perú y otras regiones del continente, aunque, en la mayoría de ellos, las agencias y empresas aeroespaciales evitan reconocer su procedencia. El hallazgo de Quebrachito vuelve a poner sobre la mesa una pregunta que crece en todo el mundo: ¿qué hacemos con los restos de tecnología que orbitan sobre nuestras cabezas? Mientras avanza la investigación para determinar su origen, los productores locales miran al cielo con una mezcla de curiosidad y preocupación, conscientes de que, cada tanto, la basura espacial recuerda su presencia de la forma más terrenal posible.
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