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» Diario Cordoba
Fecha: 27/11/2025 21:18
La difusión en TikTok de un vídeo en el que la artista Paris Jackson muestra una perforación en su tabique nasal ha puesto el foco sobre un problema cada vez más frecuente entre los jóvenes y cada más visto también en las consultas de otorrinolaringología. La Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC) quiere aprovechar la visibilidad y el interés alcanzado por este video para "advertir sobre el grave impacto que el consumo intranasal de cocaína puede ocasionar en la anatomía y la salud nasal". Un impacto que acaba de ser analizado en un estudio español recientemente aceptado en European Archives of Oto-Rhino-Laryngology, la revista científica europea de referencia en otorrinolaringología, el cual concluye que las perforaciones septales causadas por cocaína son significativamente más grandes, más destructivas, más sintomáticas y con mayor repercusión emocional que las originadas por otras causas (cirugía previa, traumatismos, rinitis medicamentosa, etc.). El trabajo, desarrollado en el Hospital Clínic y el Centro Médico Teknon (Barcelona) entre 2017 y 2024, ha analizado 152 perforaciones septales, de los que 57 casos están directamente vinculados al consumo recreativo de esta droga, lo que convierte la serie en una de las más amplias publicadas sobre este tipo de lesiones, de ahí su relevancia. Y los resultados son elocuentes. En primer lugar, las perforaciones por cocaína presentan dimensiones considerablemente mayores en comparación con las causadas por otros motivos. El 82% de los consumidores presnetaban grandes perforaciones La media de la longitud alcanza 27,1 mm, frente a los 18,9 mm observados en otros pacientes, y la altura llega a 18,6 mm frente a los 14 mm de los no consumidores. El área total de la perforación prácticamente se duplica, con 444 mm² frente a 231 mm², lo que se asocia al efecto vasoconstrictor y necrosante de la cocaína, capaz de generar isquemia, necrosis progresiva y destrucción del tabique nasal. Más del 82% de los consumidores presentaban perforaciones consideradas grandes, lo que explica la mayor complejidad en su abordaje y la necesidad frecuente de técnicas reconstructivas avanzadas. Las perforaciones nasales por cocaína afectan al tabique nasal, la respiración y el descanso / Wikimedia Commons En cuanto a los síntomas, los pacientes consumidores de cocaína refieren una afectación más grave, especialmente en lo referente a rinorrea (salida continua de moco por la nariz), obstrucción nasal y formación de costras. El 57,8% de los consumidores percibe cambios estéticos en su nariz, pese a que solo un pequeño porcentaje presenta deformidad visible La rinorrea es significativamente más intensa que en otros pacientes y contribuye a un deterioro notable de la calidad de vida, ya que afecta al descanso, la respiración y la vida social. Los cuestionarios validados de calidad de vida, como el SNOT-22, muestran puntuaciones peores en el grupo de consumidores (53,9 frente a 42,8), con especial impacto en los dominios emocionales, de sueño y de síntomas nasales. Esta afectación emocional se ve reforzada por los resultados del SF-36, que reflejan un peor estado de salud mental en los pacientes con perforaciones relacionadas con la cocaína. El componente psicológico ocupa un papel destacado en este tipo de lesiones. El estudio muestra que el 57,8% de los consumidores percibe cambios estéticos en su nariz, pese a que solo un pequeño porcentaje presenta deformidad visible. Esta discrepancia apunta a un impacto emocional y de autoimagen significativo, que se suma a la elevada prevalencia de comorbilidad psiquiátrica detectada en este grupo: un 70,6% frente al 42,5% en pacientes con perforaciones de otras etiologías. Este conjunto de factores contribuye a un deterioro global mayor y a una vivencia más incapacitante del problema. Las perforaciones septales provocadas por la cocaína suelen, además, requerir procedimientos reconstructivos complejos debido a la gran extensión del daño anatómico y a la destrucción tisular. En algunos casos pueden incluso evolucionar hacia lesiones destructivas de la línea media que afectan al paladar, los cornetes o estructuras óseas profundas. Por todo ello el estudio insiste en la necesidad de un abordaje integral que incluya la valoración por otorrinolaringología, el control de la adicción y, cuando sea necesario, la atención en salud mental.
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