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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 27/11/2025 16:38
La Enmienda 22 de la Constitución de Estados Unidos limita a dos los mandatos presidenciales, pero un legislador republicano propone permitir tres Hasta el día de hoy el presidente Donald Trump no ha fijado una posición definitiva con relación a la posibilidad de presentarse para un tercer mandato presidencial en las elecciones de noviembre de 2028 cuando tenga 82 años, la misma edad de Joe Biden cuando terminó su gestión de gobierno que lo convirtió en el presidente más longevo en la historia del país. El mes pasado Trump expresó: “Me encantaría hacerlo. Tengo mis mejores números en las encuestas hasta la fecha. Es tremendo”. En otra oportunidad había señalado que “hay toda una historia sobre postularme para un tercer mandato. Dicen que hay una manera de hacerlo; pero no lo sé, no lo he investigado”. Quien sí ha sostenido con mayor énfasis la posibilidad de que Trump se presente para otro mandato fue su exasesor Steve Bannon. En declaraciones recientes al semanario británico The Economist el consultor afirmó que, “en el momento apropiado, explicaremos cuál es el plan, pero hay un plan y el presidente Trump será el presidente en 2028”. En una comunicación dirigida a la legislatura de Vermont en 1807, Thomas Jefferson, redactor de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos, primer secretario de Estado (1789-1794), segundo vicepresidente (1797-1801) y tercer presidente (1801-1809), afirmó que “George Washington estableció el ejemplo de retiro voluntario después de ocho años. Yo debo seguirlo, y unos pocos precedentes más opondrán el obstáculo del hábito a que alguien después de un tiempo procurará extender su mandato. Tal vez puede engendrar una disposición a establecerse mediante una enmienda a la Constitución”. Washington presentó su discurso de despedida del Poder Ejecutivo en un artículo periodístico publicado en un diario de Pensilvania el 17 de septiembre de 1796. La redacción del documento histórico de seis mil palabras, en el que expresamente renunciaba a la posibilidad de presentarse para un tercer mandato, fue escrito por el primer presidente de los Estados Unidos con la colaboración de James Madison y Alexander Hamilton. El exmandatario demócrata Franklin D. Roosevelt fue el único político en la historia norteamericana en ser elegido para desempeñarse durante cuatro mandatos presidenciales sucesivos. Inició el primero en 1933, en simultáneo con el ascenso de Adolf Hitler al poder en Alemania, y ejerció la primera magistratura durante tres administraciones, hasta su muerte en abril de 1945 a los 63 años. Franklin D. Roosevelt fue el único presidente estadounidense elegido para cuatro mandatos consecutivos antes de la Enmienda 22. REUTERS/Nathan Howard Poco antes de finalizar su primera gestión, durante las negociaciones políticas para aumentar el número de miembros de la Corte Suprema de Justicia, Roosevelt afirmó que “el gobierno de Estados Unidos se niega a olvidar que la Declaración de Derechos se incluyó en la Constitución no solo para proteger a las minorías contra la intolerancia de las mayorías, sino para proteger a las mayorías contra la entronización de las minorías”. El presidente que logró la reelección con el mayor número de votos fue el demócrata Joe Biden en los comicios de 2020 cuando obtuvo poco más de 81 millones de sufragios. Trump, por su parte, consiguió alrededor de 77 millones de votos en las elecciones presidenciales del año pasado. El récord numérico en el Colegio Electoral le corresponde a Ronald Reagan cuando en los comicios de 1984 logró un triunfo de 525 votos electorales, ganando en 49 de los 50 estados. El primer parlamentario en lanzar el misil político para permitir un tercer mandato presidencial de Donald Trump fue el legislador republicano por Tennessee, Andy Ogles. En enero de este año presentó una resolución conjunta en la Cámara de Representantes para enmendar la Constitución de los Estados Unidos y permitir que un presidente sea elegido para un máximo de tres mandatos. El legislador tomó en consideración especial que los mandatos de Trump, que comenzaron en 2017 y 2025, no fueron consecutivos, por lo que su propuesta de reforma le permitiría al jefe de Estado republicano ejercer un tercer mandato a partir de enero de 2029. El texto de la enmienda propuesta por Ogles es el siguiente: “Ninguna persona podrá ser elegida para el cargo de presidente más de tres veces, ni podrá ser elegida para un mandato adicional después de haber sido elegida para dos mandatos consecutivos, y ninguna persona que haya ocupado el cargo de presidente, o haya actuado como presidente, durante más de dos años de un mandato para el cual otra persona fue elegida presidente, podrá ser elegida para el cargo de presidente más de dos veces”. La Corte Suprema de Justicia podría tener que interpretar la Enmienda 22 si Trump intenta un tercer mandato presidencial. REUTERS/Aaron Schwartz Dos años después de la muerte de Franklin D. Roosevelt, durante la administración del demócrata Harry S. Truman, la Cámara de Representantes propuso en 1947 la Resolución Conjunta N° 27, que establecía un límite de dos mandatos, de cuatro años cada uno, para todos los futuros presidentes. Después de ser revisada por el Senado la enmienda fue aprobada y enviada a los estados para su aprobación. Tras casi cuatro años de deliberaciones la Enmienda 22a fue ratificada en 1951. Cinco años después de esta trascendente modificación constitucional, el presidente republicano Dwight Eisenhower se declaró a favor de la reelección presidencial indefinida. El mandatario afirmó que “el pueblo debería estar apto para elegir como su presidente a cualquier persona que quisiera, sin preocuparse por el número de años que él hubiera ocupado el cargo de presidente”. Años después el republicano Ronald Reagan también apoyaría la derogación, en tanto que el demócrata Bill Clinton, que finalizó su segundo mandato a los 54 años, mantuvo una posición ambigua; no la apoyó, pero se mostró a favor de permitir que los expresidentes volvieran a presentarse a la presidencia tras un período de inactividad. A lo largo de la historia constitucional nueve personas ejercieron la presidencia de los Estados Unidos sin haber sido elegidas previamente para ese cargo. John Tyler, Millard Fillmore, Andrew Johnson, Chester Arthur, Theodore Roosevelt, Calvin Coolidge, Harry Truman, Lyndon Johnson y Gerald Ford fueron los vicepresidentes que asumieron la primera magistratura tras el fallecimiento o la renuncia de sus predecesores. En este sentido, la Enmienda 12a establece que “ninguna persona constitucionalmente inelegible para el cargo de presidente podrá ser elegible para el de vicepresidente de los Estados Unidos”. No está claro si esta restricción se aplica a un presidente con dos mandatos que no puede optar a un tercer mandato debido a la Enmienda 22a, o si simplemente impone al vicepresidente los demás criterios constitucionales de elegibilidad presidencial, ser ciudadano estadounidense por nacimiento, tener al menos 35 años de edad y haber vivido en Estados Unidos durante al menos 14 años. En el supuesto de presentarse un conflicto constitucional sobre la interpretación de las enmiendas referidas a los mandatos presidenciales la cuestión tendría que ser resuelta por la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos, actualmente compuesta por nueve miembros (seis designados por los republicanos y tres por los demócratas). Durante su primera gestión al frente de la Casa Blanca Trump designó a tres miembros para el máximo tribunal de justicia: Neil Gorsuch en 2017 para reemplazar al fallecido Antonin Scalia, Brett Kavanaugh en 2018 para reemplazar al juez retirado Anthony Kennedy y Amy Coney Barrett en 2020 para reemplazar a la fallecida Ruth Bader Ginsburg). El presidente actual del organismo colegiado, John Roberts, fue designado en 2005 por el exmandatario republicano George W. Bush. En 1965, durante la administración del demócrata Lyndon Johnson, el Congreso Federal aprobó la Enmienda 25a, la que fue ratificada dos años después. La norma establece que si un presidente declara que “no puede ejercer las facultades y obligaciones del cargo dichas facultades y obligaciones serán ejercidas por el vicepresidente como presidente en funciones”. A su vez la Enmienda 12a expresa que “ninguna persona constitucionalmente inelegible para el cargo de presidente será elegible para el de vicepresidente de los Estados Unidos”. En el supuesto caso de que el presidente Trump decidiera presentarse para un nuevo mandato podría apelar a la fórmula invertida acompañando en la boleta a JD Vance como vicepresidente. El actual presidente del Senado después de haber asumido el mandato constitucional en enero de 1929 podría invocar la Enmienda 25a notificando al presidente de la Cámara de Representantes y al presidente pro tempore del Senado que se encuentra incapacitado para ejercer las funciones presidenciales. El “vicepresidente Trump” se convertiría entonces en presidente interino y asumiría los poderes de la presidencia hasta que el presidente Vance emitiera una nueva notificación indicando que podría reanudar sus funciones como presidente. Alguien que fue elegido presidente en dos ocasiones podría ser posteriormente elegido vicepresidente. En la práctica, mediante un acuerdo político previo, el presidente electo podría renunciar al cargo. Esto permitiría que el vicepresidente asumiera la presidencia dado que no habría sido elegido presidente por tercera vez. Las próximas elecciones presidenciales se realizarán dentro de dos años. Es muy probable que la Corte Suprema de Justicia resuelva antes de las elecciones de noviembre de 2028 la interpretación de la Enmienda 22ª. En este último caso, si el presidente Trump decidiera presentarse a los 82 años para un tercer mandato, volverán a resonar entonces las palabras del teórico del absolutismo monárquico francés, Jacques-Bénigne Bossuet (1627-1704): “La política es un acto de equilibrio entre la gente que quiere entrar y aquellos que no quieren salir”. Una sentencia excelente con una excepción inapelable: la biología, como lo demostrara el caso de Joe Biden cuando renunció a su reelección, es el principal factor humano que puede romper ese equilibrio.
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