26/11/2025 18:12
26/11/2025 18:12
26/11/2025 18:11
26/11/2025 18:11
26/11/2025 18:11
26/11/2025 18:11
26/11/2025 18:10
26/11/2025 18:10
26/11/2025 18:09
26/11/2025 18:00
Buenos Aires » Infobae
Fecha: 26/11/2025 17:05
El ciclo 2025/26 reúne clima favorable, siembra récord y una red nacional de ensayos que permitirá observar a fondo el desempeño de las variedades desarrolladas por el INTA Hay años en los que el cultivo parece alinearse con el clima, y 2025/26 promete ser uno de ellos. ¿Qué ocurre cuando la humedad acompaña desde el otoño y las temperaturas sostienen el llenado de granos? Se abre una oportunidad singular para analizar cómo responde la genética nacional en cada región y bajo condiciones muy distintas. “La recarga hídrica y la ausencia de factores adversos explican el récord de siembra”, señaló Guillermo Donaire, del INTA Marcos Juárez. También destacó que “las temperaturas del llenado vienen siendo favorables”. El instituto ofrece un abanico que incluye variedades de ciclos largo, intermedio y corto; líneas panaderas de grupo uno; y un material Clearfield resistente a imidazolinonas (inta) Una trayectoria que sostiene resultados El entusiasmo de este ciclo no se entiende sin mirar la historia. Desde 1959, el INTA impulsa un programa de mejoramiento que abastece a zonas con climas y desafíos variados. ¿Cómo sostener seis décadas de trabajo continuo? Con investigación, adaptación permanente y una red técnica que conecta estaciones experimentales en todo el país. Dionisio Gómez, coordinador de la red nacional de ensayos del INASE, recordó que el programa “es un referente en la generación de genética adaptada”. Hoy, el instituto ofrece un abanico que incluye variedades de ciclos largo, intermedio y corto; líneas panaderas de grupo uno; y un material Clearfield resistente a imidazolinonas. Esa diversidad busca ofrecer estabilidad en ambientes contrastantes. El rol del manejo en el rendimiento Una pregunta atraviesa siempre al cultivo: ¿hasta dónde puede llegar la genética cuando el manejo acompaña? Aunque el clima no puede modificarse, decisiones como la nutrición, el riego o los tratamientos sanitarios sí impactan. Gómez explicó que el INTA generó información clave con curvas de respuesta a nutrientes y ensayos bajo riego en Manfredi y Marcos Juárez. Gracias a ello, se han alcanzado 7.000 u 8.000 kilos por hectárea en condiciones controladas, mientras los promedios provinciales rondan los 3.000. “La genética actual puede triplicar ese valor con buena disponibilidad de agua y nutrientes”, afirmó. La red que conecta ambientes diversos ¿Cómo evaluar decenas de materiales en escenarios tan distintos? A través de la red nacional de ensayos, que todos los años prueba entre 60 y 70 variedades en 25 a 30 localidades, con cuatro fechas de siembra por sitio. El INTA participa en cerca del 60 % de esas evaluaciones. ¿Y qué ocurre en zonas extrapampeanas, donde la información escasea? Gómez subrayó que el organismo aporta datos únicos en Córdoba, Salta, Santiago del Estero, Chaco, Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes, esenciales para comprender el comportamiento varietal fuera de Buenos Aires. Mirada hacia adelante Con un clima que acompaña, un récord de siembra y más de seis décadas de mejoramiento acumulado, la campaña 2025/26 ofrece un escenario excepcional para observar el potencial del trigo argentino. La articulación con productores, redes técnicas y entidades como CREA y Aapresid refuerza la generación de datos que permitirán afinar el manejo y aprovechar al máximo la genética disponible. Fuente: Inta
Ver noticia original